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Erich von Däniken: El mensaje de los dioses
[11. Grecia: Una expedición involuntaria a la isla de Antikithera en Grecia - encuentra técnica antigua inexplicable]
Mapa de Grecia del Sur con Creta y con Antikithera [1]
El mecanismo de Antikithera [2]
Antikithera, pueblo Potamos con el puerto [3] [web01]
de: Erich von Däniken: El mensaje de los dioses; Ediciones Martínez Roca S.A. 1976; Avenida José Antonio, 774, 7.º; Barcelona - 13; ISBN: 84-270-0189-4 tela, 84-270-0193-2 rústica;
presentado por Michael Palomino (2011)
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[11. Grecia: Una expedición involuntaria a la isla de Antikithera en Grecia - encuentra técnica antigua inexplicable]
La máquina de Antikithera
Allá por Pascua de 1900 una lancha de buzos griega, dedicada a pescar esponjas, perdió su rumbo a causa de una tormenta, yendo a parar a la pequeña isla rocosa de Antikithera, al sur de la península helénica. Cuando el mar volvió a estar en calma, el capitán Kondos dio a sus hombres la orden de sumergirse en busca de esponjas. A 60 metros de profundidad topáronse éstos con los restos de un antiguo buque hundido, a bordo del cual podían aún verse estatuas de mármol y bronce, curiosas vasijas de color azulado y otros enseres de diversa índole. El rescate de todos estos tesoros resultó ser más difícil de lo que a primera vista parecía, y las inmersiones hubieron de continuar hasta septiembre de 1901. Entre tanto pudo establecerse con certeza que el naufragio había tenido lugar más o menos en el siglo I a.d.C.
Al pasar revista al material hallado, el arqueólogo Valerios Stais vino a dar con una masa informe de algo calcificado y corroído, difícil de identificar en un primer examen. Poco a poco la investigación de Stais logró descubrir en el bloque fosilizado diversas piezas que debían formar parte de un complejo mecanismo con un perfeccionado sistema de engranajes diferenciales. La maquinaría completa constaba de 40 ruedas dentadas,
El mecanismo de Antikithera
Antikithera, mecanismo 01 (p.135) [4]
Antikithera, mecanismo 02 (p.135) [5]
nueve escalas movibles y tres ejes, todo ello montado sobre un gran disco. Aun después de descifrarse el significado de las escalas, el hallazgo sigue envuelto en el más impenetrable de los misterios, ya que en ningún escrito conocido (p.134)
de la Antigüedad se menciona o describe un instrumento semejante. El aparato, que no puede remontarse a una fecha anterior al siglo I antes de nuestra era, formaba parte de un calendario astronómico donde se indicaban los ciclos y posiciones de la Luna y otros astros.
Calendario o no, ¿de dónde salió ese mecanismo? Los investigadores están de acuerdo en admitir que en la época helenística no existía tecnología alguna que hubiera podido crear dicha máquina. Derek J, de Solla Price comenta que a los griegos no les interesaba la ciencia experimental. Ahora bien, hasta un niño sabe que, antes de que una máquina llegue a funcionar, han de construirse y experimentarse muchos modelos previos. Esto se aplica aquí también. el enigma, pues, engendra nuevos enigmas (p.135).
¿Una novedad sensacional?
¿Con qué instrumentos y herramientas se fabricó la máquina? De alguna menara tenían que haber ido evolucionando y perfeccionándose. El producto final, además, debió constituir una novedad sensacional. ¿Por qué, dado que esta novedad surgió sin duda alguna en tiempo histórico, no se menciona en ninguna parte? ¿Por qué carece de antecesores y descendientes? He hablado con técnicos y matemáticos (p.136)
que investigaron la maquina de Antikithera en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Todos reconocen al aparato una precisión verdaderamente asombrosa, con márgenes de desviación de sólo 1/10 de mm, ya que de otro modo las 40 ruedecillas dentadas en combinación con una gran rueda central de 240 muescas de 1,3 mm. de profundidad cada una no tardarían en arrojar datos falsos.
¿De qué benévolos astronautas recibieron nuestros antepasados este sorprendente regalo? (p.137)
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