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Erich von Däniken: Profeta del pasado
Capítulo 1: Se busca el cuerpo del delito: un Arca de la Alianza
[¿Fue el arca un reactor?]
Reactor: Los naturalistas británicos George Sassoon y Rodney Dale reconstruyeron el "Antepasado de los Días" con arreglo a las descripciones del Zohar. Resultó una máquina capaz de producir un alimento albuminoide, el maná, por síntesis partiendo de algas irradiadas.
de: Erich von Däniken: Profeta del pasado. ¡Los extraterrestres están en todas partes! Pruebas demoledoras de las más recientes investigaciones; Ediciones Martínez Roca, S.A., Barcelona 1979, ISBN: 84-270-0535-0; In memoriam Rolf R. Bigler, crítico y amistoso compañero de viaje.
presentado por Michael Palomino (2011)
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Moisés recibe instrucciones para la construcción del Arca - Búsquese Arca en el expediente del "antepasado de los días" - Disputas de teólogos sobre masa y contenido - Lo que descubrió Lazarus Bendavid - Relevo de propietarios en cadena - El maná, producción artificial - Fábrica de víveres para la caravana del desierto - Radiaciones peligrosas del Arca de la Alianza - ¿Fue olvidada o escondida el Arca? - Cómo vino a dar de Jerusalén en Etiopía - Cómo intervino Jeremías en el caso - ¡Mane Tecel! - Reconstrucción de los hechos en la Kebra Negest - Un presente regio - Cómo fue burlado Salomón - Un carro volante más rápido que las águilas del cielo - ¿Se oculta el Arca en las inmediaciones de Jerusalén o en Etiopía? (p.10)
Un caso de novela
Agatha Christie, la inigualada autora de novelas policíacas, descubrió en cierta ocasión, y con motivo de una entrevista, la fórmula para escribir un relato policíaco: la narración sólo resulta emocionante y satisfactoria si se consigue tejer la red de pistas de manera suficientemente sólida, para que al fin el culpable no tenga ninguna escapatoria lógica. Pero, para convencer del todo, el argumento debe dejar una puerta abierta a la duda incluso después del desenlace. La escritora hablaba (p.9)
de obras de ficción. Pero yo quiero contar una novela sacada de la realidad... y que, sin embargo, cumple todas las condiciones citadas por la anciana señora como exigibles en un buen thriller.
Para mí, la intriga empezó en la escuela, durante la clase de religión. Allí nos contaban cómo Dios ordenó a Moisés que construyera un Arca. Nos hacían leer en el Éxodo, capítulo 25 versículo 10, las instrucciones que Moisés recibió, y que no debieron ser únicamente orales, por cuanto dice:
<Mira bien y hazlo fabricar según el diseño que se te ha propuesto en el monte.> (Éxodo 25,40)
Esta Arca es el cuerpo del delito de que nos ocuparemos en nuestra novela. Procuremos no perderla de vista. En cuanto a la acción, si bien se sitúa muchos siglos atrás, hoy sigue apasionando a los expertos, lo mismo que las familias discuten alrededor de la "tele" sobre quién es el malo del episodio.
Naturaleza y dimensiones del objeto buscado
Los teólogos, que en este punto del argumento desempeñan el papel de policías encargados de la parte rutinaria dela investigación, expresan opiniones muy encontradas sobre el caso. La enciclopedia Pierers Universal-Lexikon (nota 1: Pierers Konversations-Lexikon, tomo III, Berlín 1889) describe el Arca, llamada también Arca de la Alianza, como una: "Caja de madera de acacia, de 1,75 m de longitud por 1 m de ancho y alto, interior y exteriormente revestida de oro". El prestigioso teólogo profesor doctor Hugo Gressmann (nota 2: Gressmann Hugo: Die Lade Jahves und das Allerheiligste des Salomonischen Tempels, Leipzig, 1920) estima que tal caja debía ser bastante más pequeña, a saber: "Aproximadamente 1,25 m de largo por 0,75 de ancho y alto". Son datos numéricos, pero la descripción dista de ser completa. Interroguemos el libro Zohar, obra principal de la Cábala, cuyos investigadores por lo visto eran más inquisitivos. Sin embargo, y a pesar de sus detalladas averiguaciones, el libro Zohar no aparece incluido en las actas de la encuesta oficial. Tal vez ello sea debido a que se trataba de un libro secreto de los judíos, que pasó a expediente allá por los años 130 a 170 de nuestra Era. Sea como fuere, el Arca de la Alianza le merece casi cincuenta páginas, y (p.10)
ha consignado hasta los más mínimos detalles que pasaron inadvertidos a los ojos de otros criminalistas.
A primera vista podrá sorprender que el Zohar hable del Arca de la Alianza bajo el epígrafe de "El Antepasado de los Días". Pero es evidente que la descripción cuadra con el Arca que buscamos.
En el Zohar, los términos con que fue pasado el encargo del Arca coinciden con el testimonio de Moisés. Éste recibe de Yavé, el Dios de Israel, instrucciones para la construcción de una caja según especificaciones exactamente detalladas, y con (p.11)
destino al "Antepasado de los Días". El recipiente debía acompañarle con el misterioso "Antepasado" en la travesía del desierto.
Lo que sabemos de fijo, pues, se reduce a lo siguiente: que existió el Arca. Sobre su tamaño hay diferentes versiones. Y lo que más se discute en la Brigada de Asuntos Teológicos es la finalidad de tan ominoso cajón.
Reiner Schmitt (nota 3: Schmitt, Reiner: Zelt und Lade als Thema alttestamentlicher Wissenschaft; Gütersloh, 1972) dice que el Arca era un "Recipiente que contenía una piedra sagrada". A ello se opone Martin Dibelius (nota 4: Dibelius, Martin: Die Lade Jahves - eine religionsgeschichtliche Untersuchung; Gotinga, 1906) afirmando que era "El trono portátil de la Divinidad", o bien "El carro de la divinidad, sobre el cual sería transportada en actitud erguida o sedente".
¿Cómo vamos a localizar el cuerpo del delito, si ni siquiera sabemos para qué servía?
El siglo pasado, el teólogo R. Vatke (nota 5: Vatke, R.: Die biblische Theologie - wissenschaftlich dargestellt; Berlín 1835) emitió una hipótesis que, de ser aceptada, reduciría al absurdo toda investigación. En 1835 anunció que el Arca estaba vacía, por cuanto habitaba en ella Dios. Y de donde no hay nada, nada puede salir, como dijo Sherlock Holmes poniendo boca abajo la botella de whisky vacía.
¿Qué se transportaba en el Arca?
Harry Torczyner (nota 6: "Neues Theologisches Journal", Nuremberg, 1898) declaró que el Arca contenía documentos, o cuando menos dos Tablas de la Ley, de las que se atribuyen a Moisés. En lo cual Harry Torczyner no coincide con su colega Martin Dibelius (cit), quien no sólo pone en tela de juicio la denominación "dela Alianza" que consta en la ficha del objeto, sino que incluso duda de que éste hubiera contenido jamás las Tablas de la Ley de Moisés.
¿Cuánto pesaba el recipiente?
La encuesta se vuelve realmente confusa cuando pasamos a investigar el peso del misterioso mueble. El profeta Samuel, que también fue juez y que, como tal, debía ser un buen observador, ha escrito:
Ahora, pues, manos a la obra: haced un carro nuevo, y uncid al carro dos vacas recién paridas, que no hayan (p.12)
traído yugo... Tomaréis después el Arca del Señor y la pondréis en el carro; colocando a su lado en un cofrecillo las figuras de oro que le consagrasteis por el pecado. (I Samuel 6,7y8)
El juez Samuel incluso nos habla de otro carro utilizado para el transporte:
<Y pusieron el Arca de Dios en un carro nuevo, sacándola (p.13)
de la casa de Abinadab, que habitaba en una colina; siendo Oza y Ahio, hijos de Abinadab, los que iban guiando el carro nuevo.> (II Samuel 6,3)
Pese al empleo de uno o varios carros y la tracción a cargo de dos vacas fuertes, el peso muerto no debió ser superior en ningún caso a unos trescientos kilos, aproximadamente, pues a veces el Arca es transportada y trasladada por los levitas, sacerdotes a cargo de los santuarios de Yavé:
<Y a cada seis pasos que andaban los que llevaban el Arca del Señor, inmolaban un buey y un carnero.> (II Samuel 6,13)
En realidad, los criminólogos de la Biblia deberían ser sancionados y obligados a un repaso del reglamento, por no ponerse de acuerdo, lo mismo que hozo Moisés con los sacerdotes levitas cuando les dio reglamento, como narra en su libro tercero.
Pero, ¿qué era en realidad lo que transportaron a través del desierto los judíos, entre grandes trabajos y durante cuarenta años, ni más ni menos? Si tantas molestias les causaba, ¿por qué o podían desprenderse de ese objeto?
Lazarus Bendavid, un buen detective
El señor Lazarus Bendavid (1762-1832) fue un filósofo y matemático de Berlín, que dirigió la Academia libre judía y se mostró abierto a la realidad en todos los sentidos. Era también redactor del prestigioso periódico "Spenersche Zeitung" (nota 7). Los contemporáneos dicen de Bendavid que fue un "judío ilustrado y conocido filósofo", el cual consiguió demostrar que "el Arca de la Alianza de los tiempos mosaicos debió contener un grupo bastante completo de instrumentos eléctricos, cuyas influencias se hacían sentir en el exterior".
Lazarus Bendavid no sólo fue un hombre sabio, sino que además se adelantó con mucho a su época. ¿Tal vez, como judío ortodoxo, había leído el libro Zohar? ¿Quizá se encontró en él con el "Antepasado de los Días"? ¿Tal vez eso le dio que pensar? ¿Por ventura no le satisficieron los datos conocidos? (p.14)
Naturalmente, sabía que el acceso al Arca de la Alianza estaba rigurosamente limitado a un círculo muy restringido de personas, y que ni siquiera los Sumos Sacerdotes podían acercarse al Arca todos los días. ¡Pues la cosa tenía sus peligros! ¡Había truco en el Arca!
¡Peligro de muerte en la proximidad del Arca!
Dice Bendavid: "La visita al Santo de los Santos, según testimonio de los talmudistas, iba siempre unida a un peligro mortal; los Sumos Sacerdotes se le acercaban siempre con cierto temor, y se juzgaban afortunados si conseguían alejarse de nuevo sin que les hubiese acaecido nada malo."
Violentos cambios de dueño
La trama se complica. ¡El Arca de la Alianza no estuvo siempre en las mismas manos! Después de una guerra ganada, los filisteos, tribu hebrea de procedencia occidental, confiscaron el Arca del Señor. Habían observado que los israelitas concedían mucha importancia al misterioso artefacto, y esperaban sacar beneficio de su posesión. Pero como los filisteos no habían recibido el manual de manejo, no supieron qué hacer con él. En todo caso, tardaron poco en darse cuenta de que todas las personas que se acercaban al Arca enfermaban o morían. Entonces empezaron a trasladar su botín de un lugar a otro - como si les trajera gafe -, pero en todas partes ocurrió lo mismo: los curiosos que se aproximaban demasiado al dudoso tesoro enfermaban de bubones, escamas y caída del cabello, tanto los niños como los mayores. Muchos padecían grandes vómitos, y algunos murieron de una muerte horrible. Así lo observó el juez Samuel:
<Por lo cual hicieron que se juntasen todos los sátrapas de los filisteos, los cuales dijeron: Devolved el Arca del Dios de Israel, y restitúyase a su lugar; a fin de que no acabe con nosotros y con nuestro pueblo. Porque se difundía por todas las ciudades el terror de la muerte; y la mano de Dios descargaba terriblemente sobre ellas, pues aun los que no morían, estaban llagados en las partes (p.15)
más secretas de las nalgas; y los alaridos de cada ciudad subían hasta el cielo.> (I Samuel 5,11y12)
Los filisteos estuvieron en poder del maldito objeto durante siete meses, al cabo de los cuales ya no pensaban sino en desprenderse de él. Cargaron la caja sobre un carro, le uncieron dos vacas y las arrearon a latigazos, entre mugidos, hasta el límite de Betsamés.
Por la mañana, cuando los betsamitas salieron al valle para segar el trigo, repararon en el carro con el Arca. Inmediatamente sacrificaron las vacas y llamaron a los sacerdotes levitas, como únicos que sabían manejar el Arca. Lo horrible es que aún murieron setenta jóvenes, por desconocerla peligrosidad del Arca; ingenuos como niños, se habían aproximado demasiado al peligroso cargamento, y "el Señor los hirió con grande mortandad". (I Samuel 6,19).
El cuerpo del delito, devuelto a sus constructores
Hallamos, pues, el Arca de nuevo en poder de sus constructores, y nunca mejor dicho, puesto que sólo ellos podían dominarla. Nótese, sin embargo, que todavía no sabemos para qué utilizaban ese aparato.
La acción detectivesca continúa, pero ya empieza a apuntar una pista.
Pues en 1978 aparece en Londres el libro "The Manna-Machine" (nota 8: Sassoon, G. y Dale, R.: The Manna-Machine; Londres, 1978), una obra escrita en colaboración por la naturalista George Sassoon y el ingeniero Rodney Dale. Los investigadores británicos se atuvieron a la descripción, más detallada, del Zohar, interpretándola y reconstruyéndola a la luz del saber técnico y biológico de nuestros días. Demostraron así que el Arca de la Alianza era, efectivamente, un artefacto técnico - tal como sospechó Bendavid -, acarreado por los israelitas durante su viaje a través del desierto para que no les fallara la provisión de un alimento rico en proteínas: el maná.
¡La investigación progresa!
Nuestras averiguaciones han avanzado un paso gigantesco: (p.16):
Arca de la Alianza = Antepasado de los Días = Máquina del maná. Una ecuación fácil como la tabla de multiplicar, y sin error posible.
Como que la técnica no suele figurar entre las calificaciones de los teólogos, podríamos excluirlos, en adelante, de nuestro equipo de investigadores. Hasta aquí es obvio que:
-- El Arca de la Alianza no era el Santo de los Santos, sino sólo el embalaje de una máquina que producía alimento.
-- Sólo podían acercarse a la misma los "elegidos", es decir, aquellos que fuesen conocedores de su manejo.
-- Las personas no iniciadas sufrieron lesiones, enfermaron o murieron porque la máquina irradiaba fuerte radiactividad.
en base a los datos obtenidos, podemos reconstruir el "caso Arca de la Alianza" de la manera siguiente:
Por motivos desconocidos para nosotros, los extraterrestres tuvieron interés en aislar a un determinado grupo humano respecto de su ambiente habitual, y mantenerlo durante más de dos generaciones apartado de todo contacto con "el resto de la humanidad". A través de su mediador, un profeta, ordenaron la segregación del grupo elegido, alejándolo de la civilización. Moisés - aunque también pudo ser otro el elegido - condujo a los israelitas a través del desierto. Al principio los extraterrestres mantuvieron a raya a los enemigos del pueblo errante: la carga de los egipcios se hizo agua, literalmente, y no de borrajas:
<Así las aguas vueltas a su curso sumergieron los carros y la caballería de todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en seguimiento de Israel: ni uno tan siquiera pudo salvarse.> (Éxodo 14,28)
Logística celestial
El FBI y cualquier otra agencia de investigación medianamente calificada rechazaría las explicaciones teológicas, en un caso así, como "contrarias a la evidencia de los hechos". Se argumenta, por ejemplo, que los israelitas habrían aprovechado el reflujo para vadear un estrecho cubierto de plantas acuáticas, mientras que los egipcios, al seguirles, habrían sido sorprendidos por el flujo o crecida de las aguas. (p.17)
Por muchas cualidades privilegiadas que atribuyamos al pueblo elegido,no podemos negarles a los egipcios, los primeros que calcularon la duración del año en 365 días, y precisamente gracias a la observación de las crecidas del Nilo, un conocimiento sobre los períodos de la bajamar y la pleamar por lo menos tan completo como el de los israelitas.
No, los egipcios no corrieron a ciegas a su perdición. Fueron desorientados A PROPÓSITO por unos misteriosos "ángeles"... y mediante una columna de fuego:
Dirección columna de fuego, ¡marchen!
<En esto,alzándose el ángel de Dios que iba delante del ejército de los israelitas, se colocó DETRÁS DE ELLOS, y con él juntamente la columna de nube, la cual, dejada la delantera, se situó A LA ESPALDA, entre el campo de los egipcios y el de Israel; y la nube era tenebrosa (por la parte que miraba a aquéllos) al paso que (para Israel) hacía clara la noche, de tal manera que no pudieron acercarse los unos a los otros durante todo el tiempo de la noche.> (Éxodo 14,19y20)
Esa nube no sería un meteoro casual, como quizás alguien podría tratar de insinuar ahora. Moisés manifiesta expresamente que la "columna de nube y fuego" era una señal de guía para los israelitas:
<E iba el Señor delante para mostrarles el camino, de día en una columna de nube y por la noche en una columna de fuego, sirviéndoles de guía en el viaje, día y noche. Nunca faltó la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego por la noche delante del pueblo.> (Éxodo 13,21y22)
Los fenómenos meteorológicos casuales son esencialmente transitorios; podrán presentarse durante minutos, o durante horas si se quiere, pero no a lo largo de meses y años. Tal explicación no resiste el más somero examen.
Como no estamos siguiendo la pista de ningún israelita individual o aislado, nuestro problema es relativamente más fácil que el de un criminalista que sigue un rastro tenue y tortuoso. (p.18)
Ante nosotros tenemos la ancha huella de una caravana gigantesca que avanzó lentamente a través del desierto. El enemigo había perecido y tenían campo libre. NO obstante, fue una aventura tremenda la de conducir a miles de seres humanos, mujeres, niños, ancianos, hombres y jóvenes por una región donde no hay frutos silvestres ni caza de que alimentarse. ¡Los problemas de abastecimiento han hecho fracasar incluso a ejércitos modernos!
¿De qué se alimentaba el pueblo del éxodo?
En los desiertos cálidos, con su ambiente poco propicio al (p.19)
desarrollo de la vida. las temperaturas varían entre 58 grados centígrados y - 10 grados centígrados. La precipitación media anual apenas llega a los diez centímetros. Allí la naturaleza no produce nada susceptible de aliviar el hambre de un gigantesco "ejército". Y sin embargo, el caudillo Moisés no tuvo reparos en lanzar a su pueblo a través del interminable desierto abrasado bajo el sol.
¿Quién proveyó de alimentos a la nación israelita?
Los extraterrestres ayudaron, y Moisés lo sabía de antemano. Pues "el Señor" que se le había aparecido en medio de una "zarza ardiente" le facilitó un aparato que iba a librarle del problema para todos los años que durase la migración.
Era una máquina maravillosa. Durante la noche almacenaba agua por recogida del rocío y la mezclaba con algas microscópicas del tipo CHLORELLA para producir cantidades ilimitadas de alimento. Verdad es que hubo algunas quejas sobre la monotonía del menú, pero nadie padeció hambre. Tal fue el argumento de que se valió Moisés para acallar a los revoltosos.
La síntesis de materia alimenticia a partir del agua y de las algas verdes de operaba por irradiación. Pero la irradiación supone que hay una fuente de energía. ¿De dónde sacarla en medio del desierto? ¿Acaso existe una fuente de energía que no se agote en cuarenta años?
Hoy podemos tachar los interrogantes. Según nuestro dominio actual de las posibilidades técnicas, no pudo ser otra cosas sino un reactor nuclear en miniatura. Hoy sabemos que existen tales reactores: más aún, que se emplean. Lo sabemos desde el mes de febrero de 1978. Y de manera oficial.
El mini-reactor que cayó del cielo
El satélite espía ruso "Kosmos 954" cayó en el Canadá, sobre las regiones desérticas que rodean el Gran Lago de los Esclavos. El alto mando estratégico de la US-Air-Force puso en estado de alarma a sus bombarderos. Los submarinos que patrullaban todos los océanos del globo recibieron órdenes y mensajes en clave. El "Kosmos 954" llevaba a bordo más de cuarenta y cinco kilogramos del elemento radiactivo uranio 235, una fuente de energía que, en opinión de los expertos, permanecerá activa durante mil años o más, y que puede generar nubes radiactivas capaces de contaminar el terreno y hacer enfermar a los (p.20)
seres vivos. Al perder altura el "Kosmos 954), el rozamiento de la atmósfera fundió el reactor liberando el peligroso combustible.
Después de varios cordiales apretones de manos entre políticos, se retiró la alarma. Pero los apretones de manos no pudieron retirar también las radiaciones, aunque se conjurase la explosión política.
El mini-reactor establecido en el Himalaya
Poco después, el Gobierno indio anunció que algunos años atrás, expertos escaladores al servicio de la CIA habían instalado un mini-reactor en el Himalaya para alimentar los diversos aparatos de espionaje destinados a tener constantemente controlada a China.
En los mini-reactores se obtiene energía por la desintegración del plutonio. La energía radiactiva se convierte directamente en electricidad por un proceso diferente del de las grandes centrales nucleares, que utilizan agua pesada y barras de combustible nuclear. El mini-reactor emite radiación. Por tanto, es peligroso, aunque no mortífero, mientras no permanezca uno demasiado tiempo cerca del mismo. Al fin y al cabo los avezados montañeros consiguieron encaramar uno de esos artefactos al Himalaya, regresando sanos y salvos.
Los mini-reactores serán indispensables, por ejemplo, como generadores de energía para las futuras naves del espacio. Un aparato capaz de irradiar un caldo de algas verdes también será de la mayor importancia para la navegación espacial. Estoy seguro de que el descubrimiento de los británicos Sassoon y Dale estará siendo detenidamente analizado por los expertos en la tecnología aerospacial. Una máquina de maná a bordo, y hete ahí solucionado el problema de la subsistencia de las tripulaciones.
Un artefacto delicado
El aparato mostrado por "el Señor" al inteligente Moisés en la montaña sagrada, evidentemente, no podía permanecer expuesto al aire libre. Quizá le perjudicasen las tempestades de arena del desierto, o las elevadas temperaturas a mediodía. (p.21)
También es posible que no conviniera permitir que el pueblo del éxodo viese la extraña fábrica de donde salía su alimento. Sea como fuere, el caso es que construyeron para la misma un Arca, es decir un recipiente seguro, realizado sobre prototipo y con arreglo a especificaciones definidas. Por consiguiente, el Arca NO ERA la máquina del maná, sino sólo el contenedor que servía para guardarla y transportarla. Con ello se mataban dos pájaros de un tiro: el sensible aparato quedaba al abrigo de la intemperie, y al mismo tiempo de las miradas impertinentes. Durante los descansos prolongados, la "fábrica" se refugiaba bajo una tienda. Dada la peligrosidad de la radiación, la misma no se alzaba nunca en medio del campamento:
<Moisés, también recogiendo el Tabernáculo, lo puso lejos, fuera del campamento, y lo llamó Tabernáculo de la Alianza.> (Éxodo 33,7)
No perdamos de vista el cuerpo del delito. Sabemos ahora bastante más al respecto, incluso cómo funcionaba:
Según reconstruyen nuestro objeto Sassoon y Dale, siguiendo las orientaciones del Zohar, el "antepasado de los Días" funcionaba durante seis días seguidos en turno matutino, produciendo sin problemas de ninguna clase el pegajoso alimento, el producto de consumo masivo marca "maná". el séptimo día, al término de esta semana industrial de seis jornadas, se destinaba a la limpieza de la máquina. Estos trabajos de mantenimiento corrían a cargo de los levitas, instruidos por Aarón, el hermano de Moisés. Aarón había acompañado a Moisés en el Monte, y sin duda recibió un cursillo técnico intensivo. Estas fueron las instrucciones del "Señor":
<Mas el Señor le dijo: Anda, baja; después subirás tú y Aarón contigo; pero los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites ni suban hacia donde está el Señor, no sea que les quite la vida.> (Éxodo 19,27) (p.22)
Conclusiones provisionales de la investigación
¿A qué conclusiones nos lleva lo averiguado hasta ahora?
-- Los acompañantes extraterrestres del pueblo emigrante se propusieron separar de su "medio" a un grupo humano.
-- Los extraterrestres no tenían a su disposición una flotilla de naves de aterrizaje, pues de lo contrario habrían evacuado a sus protegidos por vía aérea.
-- Los extraterrestres habían aterrizado en número reducido. Cuando su vehículo espacial hubo aterrizado en la montaña (p.23)
su comandante ordenó expresamente a Moisés que construyera una cerca alrededor del punto de aterrizaje, a fin de que nadie pudiese acercarse:
<Baja e intímale al pueblo que no se arriesgue a traspasar los límites para ver al Señor, por cuyo motivo vengan a perecer muchísimos de ellos... Dijo entonces Moisés al Señor: No se atreverá el pueblo a subir al monte Sinaí, puesto que tú me has intimado y mandado expresamente: Señala límites alrededor del monte y santifícale.> (Éxodo 19,21y23)
-- El pequeño grupo de extraterrestres hizo demostración de superioridad mediante trucos técnicos: la columna dirigible de fuego, el exterminio del ejército egipcio.
-- Las toberas de la nave especial expelían gases ardientes y producían un estruendo ensordecedor:
<Todo el monte Sinaí estaba humeando, por haber descendido a él el Señor entre llamas; subía el humo de él como de un horno, y todo el monte causaba espanto.> (Éxodo 19,18)
-- De la nave espacial fue descargada una máquina productora de alimento, y entregada a Moisés y Aarón.
-- Durante los transportes, la máquina era guardada en un recipiente, el Arca del Testamento.
-- El mismo se cargaba en una carreta de bueyes, pero no debía pesar más de trescientos kilogramos, pues se citan algunos casos en que fue trasladado por hombres con ayuda de pértigas.
-- Las personas que por descuido permanecían demasiado cerca del aparato enfermaban, padecían vómitos y les salían llagas, escamas y eczemas.
-- Nadie sabía lo que se transportaba en el Arca. Al pueblo sólo se le dijo que los alimentaba "el Señor". El Tabernáculo donde estaba el Arca servía para celar un secreto.
-- Los levitas, después de recibir formación especial, atendían al servicio de la máquina revestidos con ropas apropiadas. Pero tampoco ellos conocían los principios en virtud de los cuales funcionaba. Tenían miedo de ella, y con buen motivo, pues en algunos de los accidentes también murieron sacerdotes (p.24).
Así es como pueden resumirse las conclusiones de nuestra encuesta en el caso "Arca de la Alianza".
¿Qué se hizo del "Arca de la Alianza"? ¿Existe todavía?
¿Qué pasó después?
¿Qué ocurrió con el Arca y su misterioso contenido?
¿Dónde quedó?
¿Existe todavía?
¿Podríamos localizar actualmente el cuerpo del delito?
¿Cómo?
¡Semejante monstruosidad de peso y volumen no puede haberse volatilizado en el aire!
Sigamos la pista.
De las descripciones del Éxodo se desprende que la máquina funcionó mientras estuvo correctamente atendidas. Pero una vez conquistada la Tierra Prometida ya no fue necesaria, pues allí corría "leche y miel" a raudales, permitiendo introducir un poco de variación en la monótona dieta.
Sin embargo, a lo que parece había corrido el rumor de que los emigrantes superaron la travesía gracias al artilugio extraño que los proveía de alimento. Empezó a funcionar el espionaje industrial. todos los soberanos se pirraban por poseer la infatigable máquina. Ya hemos visto la derrota de los israelitas a manos de los filisteos y cómo éstos capturaron la máquina, teniendo que devolverla luego por medio de un comando nocturno, en vista de los muchos accidentes que acarreaba.
Veinte años inmovilizada en una choza
¿Dónde quedó la máquina, después de ser depositada en Betsamés?
Durante veinte años, al menos, permaneció inmovilizada y fuera de servicio en una choza:
<Vinieron, pues, los de Cariatiarín (Kirjath-Jearim) y transportaron el Arca del Señor, y colocáronla en casa de Abinadab, que habitaba en la colina (Gabaa); consagrando a su hijo Eleazar, para que cuidase del Arca del Señor. Y sucedió que desde el día en que el Arca del Señor llegó a Cariatiarín pasó mucho tiempo (pues era ya (p.25)
el año vigésimo), y toda la casa de Israel gozó de paz siguiendo al Señor.> (I Samuel 7,1y2)
Evidente: la máquina ya no funcionaba, nadie se preocupaba por ella, y cayó en el olvido.
Una sugerencia del suegro
Fue Saúl, primer rey de Israel, que vivió hacia el año 1000 a.d.C., quien recordó a su yerno David (1013-973 a.d.C.) la existencia del Arca que tanto jaleo había traído en otro tiempo. Cuando David empezó a interesarse por el misterioso artefacto, éste se hallaba todavía en la choza de Abinadab, tal como fue entregado. David, en efecto, sintió interés, pero no tanto que se molestase en reservar al Arca un lugar digno en el palacio que precisamente estaba construyéndose. A lo mejor le hicieron temer algo las extrañas historias que aún corrían por el país, o quizá no le diese tanta importancia al monstruo como para asignarle un lugar especial. En todo caso, se lo pensó bastante antes de obedecer a la sugerencia de su suegro y ponerse en camino con treinta mil hombres hacía Gabaa de Judea "para traerse el Arca de Dios" (II Samuel 6,1).
En el Arca todavía hay gato encerrado
Pero durante el transporte se produjo ya el primer accidente espectacular:
<Y pusieron el Arca de Dios en un carro nuevo, sacándola de la casa de Abinadab, que habitaba en Gabaa; siendo Oza y Ahio, hijos de Abinadab, los que iban guiando el carro nuevo. Luego que sacaron el Arca de Dios de la casa de Abinadab, en cuya custodia estaba en Gabaa, Ahio iba delante del Arca... Mas así que llegaron a la era de Nacón, extendió Oza la mano hacia el Arca de Dios, y la sostuvo, porque los bueyes coceaban y la habían hecho inclinar. Y el Señor, indignado en gran manera contra Oza, castigóle por su temeridad, y quedó allí muerto junto al Arca de Dios.> (II Samuel 6,3-7)
Apunta aquí un nuevo indicio para la búsqueda del aparato: ¡tras veinte años de inutilización, la máquina´aún producía descargas eléctricas! Por tanto, el mini-reactor aún generaba energía. ¡Detalle de máxima importancia para la prosecución ulterior de las averiguaciones!
Superados algunos pequeños inconvenientes técnicos, el Arca y su contenido llegaron por fin a Jerusalén, lo cual causó tanto júbilo al rey David que se puso a bailar de alegría, desnudo y dando saltos. ¿Fue sólo la satisfacción de ver aumentadas sus posesiones? ¿O trataba de conciliarse a Yavé con su danza, para que le ayudase a poner de nuevo en servicio el aparato? ¿Pretendía obtener maná para el aprovisionamiento de su pueblo?
Por grande que fuese su orgullo al verse propietario del Arca, David no se decidió a guardarla en palacio, ni ordenó construir ningún templo a tal fin:
<Introdujeron, pues, el Arca del Señor, y colocáronla en su sitio, en medio del tabernáculo que le había mandado levantar David.> (II Samuel 6,17)
¡Inmovilizada trescientos años!
Una vez más se hace el silencio alrededor del misterioso objeto. Fue el sucesor de David, el rey Salomón (aproximadamente 965-926 a.d.C.), quien hizo instalar el Arca en el Santísimo, un recinto del Templo dotado de un blindaje especial. Allí permaneció sin ser tocada durante trescientos años, a través de todas las guerras y revoluciones que tuvieron lugar en el reino israelita. En ese lapso de tiempo, el Templo fue saqueado por lo menos cuatro veces; los asaltantes se llevaron tesoros de piedras preciosas y oro... pero no tocaron el Arca de la Alianza. No vuelve a ser mencionada en ninguna crónica. Y eso que los saqueadores se llevaron cosas de menos importancia, además de las joyas. ¿Acaso desconocían la existencia del Arca? ¿Temían su misterioso contenido? ¿O quizá los israelitas trasladaron a otro lugar, celosamente oculto, el preciado recuerdo de su propio éxodo a través del desierto? ¿Tal vez nadie sabía dónde estaba? ¿No será ésta la razón de que la pista se borre durante tanto tiempo? En todo caso, y según los últimos indicios (p.27)
el Arca había dejado de tener importancia para sus propietarios:
<Colocad otra vez el Arca en el santuario del templo, edificado por Salomón, hijo de David, rey de Israel; porque ya no la tendréis que llevar más.> (II Crónicas 35,3)
¿Se perdió en la destrucción de Jerusalén?
Cabe la sospecha de que el Arca se perdiese durante la destrucción de Jerusalén (586 a.d.C.). Hay que seguir esta pista, aunque se complique la investigación. Un buen detective no se deja desorientar así como así.
Segunda recapitulación de los hechos
Pero antes, para ordenar ideas, procedamos a un segundo resumen de los hechos:
-- La máquina había dejado de producir maná.
-- No había nadie que la cuidase.
-- A pesar de su prolongada inmovilización, el mini-reactor todavía funcionaba, dando una tensión eléctrica de valor suficiente para fulminar a Oza tan pronto como entró en contacto con ella.
-- Los reyes Saúl, David y Salomón tuvieron miedo del Arca y la ocultaron.
-- Al correr del tiempo, el Arca perdió la significación religiosa que había tenido durante la travesía del desierto.
-- Los extraterrestres, evidentemente, se habían marchado.
¡Sorpresa! Se reanuda el hilo de la pista
Sigamos la nueva pista.
en tiempos del profeta Jeremías (627-585 a.d.C.) y de su contemporáneo Ezequiel, los extraterrestres regresaron súbitamente. Jeremías recibió la orden de hacer desaparecer el aparato, que aún seguía emitiendo una peligrosa radiactividad.
jeremías, uno delos profetas mayores del Antiguo Testamento (p.28)
era un personaje incómodo.Nacido en la pequeña ciudad de Anatot, al norte de Jerusalén, de estirpe sacerdotal, pronto se hizo muy impopular entre sus contemporáneos por censurar su idolatría, exhortarles a la penitencia y criticar sus malas costumbres. En pocas palabras, obligaba a sus paisanos a mirarse en un espejo, en el que no se veían muy favorecidos. Como todos los profetas, Jeremías tuvo buen olfato político. Predijo la ruina de Israel y la destrucción del Templo de Jerusalén.
Joaquín se sube a la palmera
Fácilmente se comprenderá que las prédicas de Jeremías gustasen poco o nada al rey de Judá, Joaquín (608-598 a.d.C.). Ta pronto como éste subió al trono, Jeremías pronunció uno de sus más incendiarios discursos en el atrio del Templo, con frases lapidarias que causaron gran impresión al auditorio. Jeremías molestaba, y por eso se trató de suprimirle o por lo menos de silenciarle.
Profeta por aquí, profeta por allá, y con el país de mal en peor, al astuto Jeremías se le ocurrió una idea genial: en el año 605 a.d.C. imaginó que sus discursos fueran apuntados por su secretario y discípulo Baruc, al objeto de asegurar su difusión. Un año más tarde, con motivo de haberse convocado la celebración de un ayuno, Baruc leyó los discursos de Jeremías ante el pueblo reunido en asamblea en el Templo. Los funcionarios se pusieron furiosos, y corrieron a dar parte al rey de lo ocurrido. Le quitaron a Baruc su manuscrito y se lo dieron al rey Joaquín, quien, no menos furioso, desgarró las hojas del libro y las arrojó al brasero que tenía en la sala.
A partir de entonces, jeremías y Baruc se pasaron a la clandestinidad y anduvieron escondidos.
¡Y es que los profetas no hablaban sólo de temas religiosos! Eran políticos hasta la médula, y demagogos. Cuando predicaban hacían referencia a todos los temas de la política cotidiana, ¡y cómo! Sabían hablar, y sabían tocar los puntos capaces de sublevar al pueblo.
el rey Joaquín - y aquí entramos de lleno en la política - teóricamente era vasallo de los egipcios. Pero Jeremías era partidario de los caldeos (babilonios), y por consiguiente, enemigo de los egipcios. Joaquín toleraba las costumbres idólatras, que (p.29)
se propagaban cada vez más en Israel. Jeremías censuraba severamente aquellas malas costumbres. Y no le fue difícil sublevar a sus paisanos, pues los israelitas estaban sometidos al pago de fuertes tributos. El rey Joaquín advirtió la oportunidad, se alió con los egipcios y congeló el pago de las indemnizaciones de guerra.
El rey de los caldeos, Nabucodonosor II (605-562 a.d.C.) no era hombre que aguantase tal desplante, y envió desde Siria un ejército que puso sitio a Jerusalén, logrando conquistarla el año 597 a.d.C.
Última esperanza, la ayuda del enemigo
En tan apurada situación, Joaquín envió un emisario al odiado Jeremías. Pero éste no envió ninguna palabra de consuelo para el rey, sino únicamente el ingrato consejo de que se rindiera incondicionalmente a los babilonios.
De pronto, apareció en escena un ejército egipcio que intervino en la contienda. Así pues, los babilonios tenían que luchar en dos frentes, contra los israelitas y contra los egipcios. De momento pareció como si el hábil Jeremías se hubiera equivocado de medio a medio con su pronóstico. De momento nada más, pues los babilonios infligieron a los egipcios una derrota completa y regresaron a sus posiciones de asedio alrededor de Jerusalén.
En ninguna época histórica ha agradado a los que mandan el que un súbdito tenga razón y ellos no. Los métodos utilizados para castigar esa osadía difieren; lo mismo le asesinan a uno la reputación que lo asesinan en persona. Los enemigos de Jeremías en la corte convencieron a Joaquín para que hiciera asesinar a Jeremías. El profeta y político fue arrojado al fondo de una cisterna en la que bullía un fango espeso. Se trataba de hacerle perecer miserablemente de hambre. Una muerte lenta y desagradable.
¡Jeremías salvado!
Como corresponde a toda buena novela policíaca, el "héroe" es salvado en el último minuto por un socorredor que sale del rincón m´`as inesperado. ¡La misma suerte tuvo Jeremías! (p.30)
Entre los consejeros del rey Joaquín estaba un joven funcionario ETÍOPE llamado Abdemelec. Gracias a su enorme ascendiente sobre el monarca, el consejero pudo lograr que Jeremías fuera sacado de la cisterna, cuando y a estaba a punto de morirse de hambre y frío (nota 9: Realencyklopädie für protestantiesche Theologie, tomo 8, Leipzig 1900).
Pero el fin de Jerusalén ya estaba cerca: los babilonios derribaron las murallas de la ciudad; el rey Joaquín fue hecho prisionero y murió en el cautiverio. Su hijo Jeconías sólo intentó reinar tres meses antes de rendirse también a los babilonios. Diez mil hombres partieron hacia el exilio...
<...Todos los jefes militares y todos los hombres en edad de tomar las armas, así como todos los cerrajeros y herreros. Sólo dejaron atrás al pueblo bajo. Los tesoros del Templo y del palacio real también fueron llevados a Babilonia, y los utensilios de oro de Salomón fueron martillados en el Templo mismo.> (nota 10: Lande Nash, Irene: 3000 Jahre Jerusalem; Tubinga, 1964)
¡jeremías había recobrado definitivamente la libertad!
Pero, ¿qué se hizo del Arca de la Alianza, seguimos preguntando? ¡Ah, si siempre fuese tan sencillo resolver un caso! Mas no ocurre así, sino que hay que seguir muchas pistas antes de dar con la verdadera, si es que tenemos esa suerte. Sigamos el rastro de la super-máquina, por complicado que nos resulte.
Ahora nos conduce a dar un salto en el tiempo.
¡Mane Tecel!
Como decíamos antes, Nabucodonosor conquistó Jerusalén para los babilonios en 597 a.d.C. Ahora nos trasladamos al reinado de su hijo Baltasar, es decir a mediados del siglo VI a.d.C. poco más o menos. En esa época ocurrieron acontecimientos misteriosos.
El rey Baltasar daba un gran banquete a mil invitados de su corte. Animado por el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre se había llevado de Jerusalén. Entre gran jolgorio de los asistentes, hizo que los llenaran para beber en ellos. Los invitados, alborozados y llenos de vino, se apoderaron de aquellos objetos del culto. ¡Menuda broma se le había ocurrido al gran Baltasar!
En medio de la orgía sintieron un escatofrio que les corría (p.31)
por la espalda. En la penumbra de la sala llena de humo apareció una mano que escribía en la pared:
<Bebían el vino, y celebraban a sus dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. En la hora misma, aparecieron unos dedos, como de mano de hombre, que escribía enfrente del candelero, sobre la superficie de la pared de aquel regio salón; y el rey estaba observando los dedos de la mano que escribía. Mudósele al instante al rey el color del rostro, llenábanle de turbación los pensamientos que le venían, y se le desencajaban las junturas de los riñones, y batíanse una contra otra sus rodillas. Gritó, pues, en alta voz el rey que hiciesen venir a los magos, y los caldeos, y los adivinos... Esto es, pues, lo que está allí escrito: "Mane, Tecel, Fares" (numerado, pesado y hallado falto)... Aquella noche misma fue muerto Baltasar, rey de los caldeos.> (Daniel 5,4-5-6-7-25-30)
¿Qué pasa con Jeremías?
Pero fijémonos otra vez en Jeremías. Ahí hay algo que no concuerda.
Según la declaración de su secretario Baruc (nota 11: Kautzsch, E.: Die Apokryphen und Pseudoepigraphen des Alten Testaments; Tubinga, 1900) su amo recibió un aviso de no se sabe qué "Ángel del Altísimo" ANTES de que se acercara el ejército de los babilonios. Dicho ángel, evidentemente bien informado de los acontecimientos que estaban por venir, ordenó a Jeremías que ocultase los paramentos sagrados que el Señor había confiado a Moisés, para que no cayeran en manos del ejército babilonio. Por consiguiente, lo que importaba al ángel NO ERAN los objetos que luego presentó Baltasar a sus compañeros de francachela, es decir, no eran vasos, copas ni candelabros, sino precisamente los aparatos que había custodiado Moisés durante la travesía del desierto. Ahora bien, ¡entre éstos figuraba el Arca del Testamento, incluyendo la máquina productora de maná!
El gran silencio
Comprendiendo la gravedad de la situación, jeremías llamó (p.32)
en su ayuda a hombres vigorosos, entre quienes aparece de nuevo su amigo ETÍOPE Abdemelec. En una operación de comando nocturno, para que no lo supiera nadie, el grupo sacó los aparatos de la ciudad y los escondió en una cueva. El hecho es que el Arca no cayó en manos de los babilonios... pero desapareció sin dejar huellas. Escamoteada. En los textos canónicos, es decir los libros bíblicos bendecidos por la Iglesia, no vuelve a ser mencionada nunca más. (nota 12: Theologische Studien und Kritiken; cuaderno 1; Gotha, 1877)
El Arca sólo aparece ya en los libros sagrados ocultos
La cadena de indicios no continúa sino en los apócrifos, es decir, en las escrituras sagradas que se mantienen en secreto. Desde el punto de vista cristiano, los apócrifos no tienen valor de "revelación", y eso que su estilo y su contenido no los diferencia en nada de los textos "homologados". Uno de esos apócrifos es el libro segundo de los Macabeos, en el que leemos:
<Así decía también el mismo libro, que por orden del Señor les intimó el profeta a llevar el Tabernáculo del Testimonio y EL ARCA. Así pues, cuando llegaron al monte adonde había subido Moisés, y visto que hubieron la tierra de promisión, halló Jeremías una cueva; en ella guardó el Tabernáculo y EL ARCA y el altar de los holocaustos, cubriendo luego la entrada. Mas algunos de los que le acompañaban quisieron poner marcas en la entrada y dejar señas ante ella, pero ya no supieron hallarla. Súpolo Jeremías y los reprendió diciéndoles: ESTE LUGAR NO DEBE SER CONOCIDO NI HALLADO POR NINGÚN HOMBRE, HASTA QUE EL SEÑOR HAYA REUNIDO DE NUEVO A SU PUEBLO Y LE MIRE DE NUEVO CON BENEVOLENCIA.> (II Macabeos 2,4-7) (nota 13: "Die Bibel oder die Ganze Heilige Schrift des alten und des Neuen Testaments nach der deutschen Übersetzung Dr. Martin Luthers", Privilegierte Württembergische Bibelanstalt, Stuttgart, según el texto autorizado en 1912 por la Comisión Episcopal de la Iglesia Evangélica Alemana; pág. 172 de los apócrifos).
Dice también la Mishna (la Mishna es la parte del Talmud que contiene "la relación de las reyes") que cierto día un sacerdote del Templo estaba buscando el Arca en las afueras de Jerusalén, y que halló una gran piedra informe, cuya existencia puso en conocimiento de sus colegas. Pero murió misteriosamente antes de haber podido dar la localización concreta de su hallazgo: (p.33)
<Por lo que los sacerdotes vinieron a saber que ALLÍ PERMANECÍA OCULTA EL ARCA DE LA ALIANZA.> (Mishná, cap. 6,2) (nota 14: "The Mishna", traducido del hebreo por Herbert Danby, Oxford University).
¡Otro fracaso en la búsqueda del Arca! NI fue hallada entonces, cuando la pista todavía era reciente, ni cuando la "expedición Parker" de 1910, que salió con el mismo propósito y tuvo que regresar de vacío.
¿Qué había pasado con el Arca?
Tercer parte de situación
Resumiendo una vez más:
-- Según la Mishná, los sacerdotes la suponían escondida en algún lugar próximo a Jerusalén, como indicaba la misteriosa muerte de uno de los suyos, atribuida por ellos al Arca.
-- Las informaciones disponibles sugieren que en tiempos de Jeremías hubo actividad de extraterrestres en nuestro planeta:
oo Jeremías recibió un aviso anticipado del "ángel del Señor", y su escribiente Baruc consigna que hubo "resplandores en el cielo".
oo A la misma época corresponde el testimonio del profeta Ezequiel sobre su encuentro con una nave espacial (nota 15: Blumrich, Josef: Da tat sich der Himmel auf (Las naves espaciales del profeta Ezequiel y su confirmación por la técnica moderna); Düsseldorf, 1973)
oo El secretario y amigo de Jeremías, Baruc, dice en el texto apócrifo "Epílogo al libro de Baruc" que el etíope Abdemelec tuvo un encuentro con extraterrestres.
Lo cual nos conduce a las hipótesis siguientes:
-- El grupo de extraterrestres era de reducido número. No intervino en los combates para ayudar a ninguna de las tres partes en contienda. Evitaban mostrarse a grupos humanos demasiado numerosos.
-- Por razones que desconocemos, la expedición no pudo encargarse por sí misma de hacer desaparecer el Arca con la máquina del maná. ¿Quizás evitaban el mezclarse en los asuntos de los humanos? ¿O temían también las radiaciones "duras" del aparato? Lo cierto es que los extraterrestres no deseaban que el Arca fuese a parar a manos de los babilonios. Por ello rogaron a Jeremías que reuniese a los más adictos para ocultar el disputado objeto.
-- Pero la acción nocturna no pudo llevarse a cabo sin cómplices (p.34)
entre los cuales estaba el ETÍOPE Abdemelec. Entre el aviso que recibió Jeremías y la llegada del ejército babilonio medió muy poco tiempo. Jeremías no pudo habilitar un recinto a prueba de saqueos, por lo que no le quedó más solución sino esconder el Arca en una caverna natural.
-- Teniendo en cuenta el peso relativamente considerable del Arca, Jeremías y sus ayudantes tuvieron que pasar por caminos, o al menos por sendas. Seguramente, y para no llamar la atención, los expedicionarios utilizarían un carro de bueyes, como de costumbre. Teniendo presente que la operación hubo de llevarse a cabo en una noche, UNA SOLA noche, no es probable que consiguieran alejarse mucho de Jerusalén. El ejército babilonio se acercaba por el Oeste, es decir por lo que hoy es Jordania.
-- A lo que parece, Jeremías conocía las propiedades del aparato; es posible que incluso estuviera familiarizado con su manejo. ¡Pues ninguno de sus ayudantes sufrió daño! En cambio, más tarde murió otro sacerdote por haberse acercado demasiado.
-- Los extraterrestres estaban al tanto de la importancia de la máquina, sin duda, pues de lo contrario no les habría importado que cayera en manos de los babilonios. Mas no fue así, sino que dieron orden de quitarla de en medio.
¿Dónde escondió Jeremías el Arca de la Alianza?
¿Dónde, pues, pudo esconder o enterrar el objeto "candente" nuestro protagonista?
En la accidentada geografía que rodea a Jerusalén no faltan buenos "escondrijos". Al este del lado de Genezaret, el terreno es sumamente quebrado y abundan las cuevas naturales: ¡refugios perfectos para el Arca! Sin embargo, no es concebible que Jeremías y su pesado cargamento consiguieran recorrer los ciento treinta kilómetros... y lo que es más, ciento treinta kilómetros a vuelo de pájaro. Teniendo en cuenta el trazado de los caminos en aquella época y la lentitud de los bueyes, habría necesitado varios días para llegar a la región del lago Genezaret. Incluso hubiera sido un error táctico emprender esa dirección, pues se habría arrojado en los brazos de sus enemigos.
Poco importa. Aunque Jeremías hubiese buscado escondrijo en las cercanías más inmediatas de Jerusalén, hoy estaría enterrado (p.35).
No sabemos dónde está depositada la máquina, ni si hemos de buscar una cueva o una colina. y lo que es peor, no volvemos a encontrar mención alguna del Arca en los testimonios históricos.
¡Una nueva pista interesante!
¿Qué línea puede servirnos para proseguir nuestras investigaciones?
Mientras me devanaba los sesos al respecto, caí en la cuenta de que el ETÍOPE Abdemelec había sido testigo presencial del traslado nocturno del Arca. ¿Tal vez se le ocurrió comentar lo de la máquina maravillosa cuando regresó a su país?
Un criminalista no abandona jamás, por pequeñas que sean las posibilidades que ofrece una pista. Durante mucho tiempo traté de hacerme con documentos de la tradición etíope. Conocía ya la existencia de la epopeya KEBRA NEGEST, lo cual significa algo así como "Esplendor de los Reyes" o "Gloria de los Reyes". En nuestras latitudes es prácticamente desconocida, y no fue fácil conseguir una traducción del texto etíope al alemán.
A Dios gracias, existía dicha traducción. Tal circunstancia se debe a la Real Academia Bávara de Ciencias, que concedió una beca al prestigioso asiriólogo Carl C.A. Bezold (1859-1922) para que pudiese efectuar una traducción al alemán de la desconocida obra, sobre manuscritos existentes en Berlín, Londres, Oxford y París. (nota 16: Encyclopaedia Judaica: Das Judentum in Geschichte und Gegenwart, Berlín, sin fecha)
¡La Kebra Negest ES UNA MINA!
Ya no es posible averiguar con exactitud cuándo fue escrita la "Kebra Negest", pero nos acercaríamos bastante, sin duda, situando la primera versión hacia el 850 a.d.C. La traducción alemana de Bezold se basa en textos vertidos del etíope al árabe por los etíopes Isaak y Jemharana-Ab el año 409 de nuestra Era. Los dos traductores dicen en su prólogo:
<Hemos traducido esta Escritura de un libro copto al árabe... en el año de gracia de 409, en la nación de Etiopía y bajo el reinado de Su Majestad el rey Gabra-Masqal, (p.36)
llamado también Lalibala, siendo Abba-Gijorgis nuestro amado obispo... Rogad por mí, vuestro humilde siervo Isaak, y no me censuréis por la pobreza de la expresión.>
Naturalmente, vamos a perdonarle al humilde siervo Isaak el haber introducido en su digno trabajo INTERPOLACIONES de doctrina cristiana y premoniciones del advenimiento de Cristo que de ningún modo podía contener la "Kebra Negest" originaria. ¡Cómo iba a contenerlas, si fue escrita mucho antes de la Era cristiana! ¡Cómo pudo el rey Salomón, que vivió hacia 965-926 ANTES de Jesucristo, pronunciar largas parrafadas sobre Jesús, su crucifixión y su resurrección!
Conviene saltarse los añadidos cristianos para leer el contenido precristiano y no perder de vista el rastro del Arca de la Alianza. Pues, efectivamente, la documentación que ahora examinamos hace avanzar bastante nuestra búsqueda. A la vuelta de pocas páginas nos encontramos ya con el Arca:
<Fabricad un Arca de madera incorruptible; tú la revestirás de oro puro, y guardarás en ella la palabra del Testamento, escrita por mis propias manos...
Lo divino EN ELLA (en el Arca) es de un trabajo y un color prodigiosos, semejante al jaspe, al azabache, al topacio, al diamante, al cristal de roca y a la luz, pues arrebata la mirada y la deleita, perturbando los sentidos, hecho de obra del Señor Y NO DE LA MANO DE UN ARTISTA TERRENAL, pues él mismo la eligió (el Arca) para sede de su magnificencia...
Había también en ella un gomor (?) de oro (quizás Homer, antigua medida hebrea de capacidad equivalente a unos 3 litros), con una medida REBOSANTE DE MANÁ del que ha descendido del cielo; y la vara de Aarón, que verdeció cuando no era más que un bastón seco, y sin que hubiese sido humedecida siquiera; que luego se rompió por dos partes y fue tres varas cuando no había sido más que una.> (Kebra Negest, cap.17)
Plausible descripción de un aparato, de cuyo funcionamiento no tenían la menor idea los etíopes de aquellos tiempos. Por eso tomaron de su vocabulario aquellas nociones que al (p.37)
menos permitiesen describir la cosa de un modo aproximado. Lo mismo hizo Ezequiel cuando describió "la gloria del Señor" en términos de ámbar, de zafiro, de brillante y de cristal. Lo mismo intentó Enoc cuando describió al caudillo de los extraterrestres con estas imágenes, entre realistas y surrealistas: "Su cuerpo era como un zafiro y su rostro como un crisolito..., una luz poderosa, indescriptible, y en medio del resplandor aparecieron unas figuras..." Así dice en el Apocalipsis de Abrahán. ¡Cuánto llegan a parecerse las imágenes!
Y no de la mano de un artista terrenal
Lo importante de la primera mención del Arca en la KEBRA NEGEST es la afirmación de que era un trabajo extraordinario, NO debido a la mano del hombre.
El relato de la KEBRA NEGEST es rico en colorido y detalle. Así, por ejemplo, nos informa de que la reina Makeda de Etiopía se enteró, por mediación de un mercader ambulante, de que el rey Salomón de Israel era un hombre bien parecido y que regía un país floreciente. También tuvo noticias la reina Makeda sobre el Dios de los israelitas y sobre la misteriosa Arca de la Alianza entregada por él mismo al pueblo elegido,.
Con todas estas noticias, la reina se animó a girar una visita de cortesía y buena vecindad a su colega Salomón. Por lo cual preparó una espléndida expedición, sin reparar en gastos; como cuenta la KEBRA NEGEST, hizo ensillar setecientos noventa y siete camellos, cargar un incontable número de mulos y asnos, y se puso en camino con un séquito de más de trescientos acompañantes.
Makeda y Salomón: visita real
Según las noticias, Salomón no sólo fue un elefante de sabiduría, sino también un insaciable PLAYBOY, un tenorio que se saltaba a la torera la ley mosaica. No contento con el personal femenino de su país, su interés amatorio se extendía más allá de las fronteras. Así pues, no ha de extrañarnos que preparase a la reina etíope un recibimiento de los más fastuosos:
Mas también él le hizo los honores y le asignó para (p.38)
residencia un real palacio cercano al suyo. Y envió para el sustento cada día, mañana y tarde, quince kor (medida israelita de capacidad, equivalente a 364 litros) de harina de trigo molida y preparada en tortas de aceite, y treinta kor de harina en flor que servía para hacer pan para trescientas cincuenta personas, con toda la vajilla necesaria en porcelana, y diez bueyes cebados, con cinco toros y cincuenta ovejas, y además cabritos y ciervos, búfalos y gallos de corral; en cuanto al vino, hizo enviar sesenta medidas de común y treinta medidas del añejo... y le regaló cada día once vestidos que cautivaban la vista.> (Kebra Negest, cap. 25)
Este dispendio de Salomón en "chucherías" alcanzó el objetivo propuesto. La reina se vio seducida hasta las últimas consecuencias. Pero, ya que se había mostrado tan espléndido durante la estancia, Salomón no quiso quedar mal en la despedida. Veamos en la "Kebra Negest" la lista de regalos (y ya se sabe que los buenos regalos son el alimento de la amistad):
<Y la colmó de maravillas y riquezas, regalándole cuantos vestidos bellos quiso, y preseas nunca vistas en el reino de Etiopía, con seis mil camellos y carros cargados de enseres preciosos, y vehículos que marchaban sobre la tierra Y UN CARRO QUE VOLABA POR LOS AIRES, CONSTRUIDO POR ÉL SEGÚN LAS REGLAS DE LA SABIDURÍA QUE HABÍA RECIBIDO DEL SEÑOR.> (Kebra Negest, cap. 30)
Vale la pena releer este pasaje. Ahí se detallan los presentes que Makeda se llevó a Etiopía: camellos, carros, vehículos que van por la tierra... ¡y un carro que viaja por los aires! El cronista procura distinguir bien entre los diferentes tipos de vehículos: los que van por la tierra y el que va por el aire. ¡Pues sí que era curioso el rey Salomón, y qué vehículos tan notables encerraba en sus cocheras!
Y ocurrió lo que tenía que ocurrir.
Nueve meses y cinco días después de su regreso, la reina dio a luz un niño, al que puso de nombre Baina-lehkem. (Y ahora se nos ocurre una idea tal vez extravagante, pues fonéticamente el nombre de "Baina-lehkem" no deja de parecerse al (p.39)
bíblico "Abdemelec". ¿No es posible que el uso continuado alterase algunas vocales y consonantes? ¿Sería Baina-lehkem la misma persona que Abdemelec? En el plano cronológico esta posible identificación no tiene sentido, pues entre los tiempos del rey Salomón y los posteriores de Jeremías y Abdemelec median unos cuatro siglos. Pero no sería excepcional que los cronistas, al narrar los hechos, hubieran confundido los nombres, quizá con intención de confundir también las pistas. Pero, como decía al principio, esto no es más que una idea extravagante).
Baina-lehkem, hijo astuto del rey sabio
Baina-lehkem, retoño de unos amores de urgencia entre el rey y la reina, fue instruido en todas las artes y en el manejo de todas las armas, como correspondía a su estirpe. A los veintidós años de edad emprendió también él un viaje a Jerusalén, a fin de conocer a su padre:
<Y he aquí que el hijo, Baina-lehkem, era hermoso, y toda su estatura, sus miembros y la postura de su cabeza eran como las de Salomón, el rey su padre, y su mirada, su paso y todo su porte se asemejaban a los del rey Salomón.> (Kebra Negest, cap. 32)
Muy complicado con la visita, Salomón obsequió también a su hijo con magnificencia verdaderamente regia. ¡Pero Bainalehkem era muy astuto!
El hijo le pide al padre el Arca
Poco le importaban las riquezas, pues tenía otro anhelo secreto, único y urgente: ¡QUERÍA POSEER EL ARCA DE LA ALIANZA!
Así se lo manifestó a su padre Salomón, agregando que deseaba ofrecerle el Arca a su madre, por cuanto la posesión de la misma aseguraba la protección del Todopoderoso.
Por supuesto, el deseo así manifestado espantó un poco a Salomón. Pero sólo le espantó, cuando en realidad debía haberse negado en redondo. Al fin y al cabo, se trataba de una reliquia (p.40)
santa y de incalculable valor, que había pertenecido a Moisés y que ocupaba un lugar especialmente reservado en el Templo, sólo accesible a miembros de la casta sacerdotal. El hecho de que el rey se limitase a asustarse nos permite suponer que, para entonces, la reliquia ya no desempeñaba ninguna utilidad, o bien que Salomón, en recuerdo de los buenos ratos pasados, quería contribuir a la seguridad de la bella Makeda en su lejano palacio, cediéndole el uso del aparato. Si bien esto último supone que conociese los poderes del Arca.
no era posible transportar el Arca sin que surgiese algún incidente extraordinario.
Salomón accedió al deseo de su hijo, con dos condiciones:
a) que el transporte habría de efectuarse en secreto, y
b) que él, Salomón, oficialmente no se enteraría de nada.
El sentido de ambas condiciones es evidente: si los sacerdotes y la opinión pública hubieran sabido que el rey regalaba la insustituible Arca sin más ni más, se habría suscitado inevitablemente un tumulto.
El Arca, escamoteada a cambio de una maqueta
Baina-lehkem había heredado la prudencia de su padre y la astucia de su madre. Se reunió en conferencia con sus seguidores para ver la manera de cumplir los deseos de su padre. La conclusión fue que sería preciso emplear un truco: en cuanto hijo del rey, Baina-lehkem era persona de confianza y se le franquearía el acceso a todas partes, aunque fuesen cámaras prohibidas. Por tanto, entraría en el recinto donde estaba el Arca y tomaría medidas exactas de la misma. Luego enviaría a sus hombres por toda la ciudad para encargar a diferentes carpinteros las distintas partes de la caja. De este modo, los honrados artesanos no podrían conocer la naturaleza del encargo:
<Pues quiero llevar la obra en sus diferentes piezas, no juntadas, para reunir esas maderas en el recinto de Sión (el Arca) (en el texto de Carl Bezold hallamos repetida muchas veces la expresión "Sión, el Arca") y juntarlas allí, revistiéndolas con los paramentos de Sión. Tomaremos luego a Sión (el Arca), después (p.41)
de haber cavado en la tierra, y la llevaremos allí hasta que emprendamos la partida y podamos llevárnosla.> (Kebra Negest, cap.46)
Un plan tan refinado como sencillo.
Cuando los carpinteros hubieron servido las piezas, idénticas a las del Arca en materiales y acabado, Baina-lehkem bajó de noche a la cámara del Templo, dejando entreabierta la puerta para que sus amigos pudieran seguirle. Ellos se encargarían de sacar el Arca del Testimonio de Moisés, cubierta de arpillera, y llevarla al campamento de los etíopes, levantado en las afueras de Jerusalén, al objeto de enterrarla. Allí permanecería hasta que ellos levantasen el campamento para regresar a su país. Mientras tanto, las piezas prefabricadas serían montadas en la cámara para constituir una Arca falsa. Nadie notaría la diferencia:
<A lo cual se levantó y despertó a sus tres hermanos, que tomaron aquellas tablas y entraron en el Templo, encontrando abiertas todas las cancelas exteriores e interiores Abiertas todas las puertas, llegaron hasta el lugar donde se encontraba Sión, el Arca de la Ley de Dios, y ésta fue trasladada en un abrir y cerrar de ojos...
Entonces los cuatro tomaron el Arca y la llevaron a la casa de Azarías; luego regresaron al Templo y juntaron aquellas tablas en el mismo lugar donde había estado el Arca, cubriéndolo todo con los paramentos de Sión, y cerraron luego las puertas.> (Kebra Negest, cap. 48)
Los etíopes emprendieron la marcha una semana más tarde. Nadie en Jerusalén se dio cuenta de lo ocurrido en la cámara del Templo con el Arca: un indicio más, por si hiciera falta, de que los israelitas no hacían mucho caso de la máquina del maná, ya inservible para ellos.
<Despidiéronse, pues, y emprendieron la marcha. Pero antes, de noche, cargaron a Sión (el Arca) sobre un carro juntamente con otros objetos sin valor, con ropas impuras y trebejos de todas clases. Una vez cargados todos los carros, los ancianos se alzaron, sonaron los cuernos haciendo (p.42)
retumbar la ciudad, y los jóvenes elevaron su griterío.> (Kebra Negest, cap.50)
Cuando estuvieron lo bastante alejados de Jerusalén para sentirse seguros, los etíopes desembalaron el Arca de la Alianza y la trasladaron a otro carro. Una vez más se produjo un espectáculo insólito, aunque ya sabemos que no había transporte del Arca sin espectáculo.
El Arca, en volandas hacia el reino de Etiopía
<Del Arca salió una nube como un velo que les protegía de los rayos del sol. Ningún tiro de bestias hacía avanzar el carro, sino que él mismo (el arcángel Miguel) tiraba del vehículo en el que IBAN LEVANTADOS UN CODO DE LA TIERRA TANTO LOS HOMBRES COMO LOS CABALLOS, LOS MULOS Y LOS CAMELLOS; y todos los que iban montados se elevaban de los lomos de las bestias como la altura de un hombre. Y asimismo todos LOS ARTEFACTOS QUE LLEVABAN SE ELEVARON COMO LA ALTURA DE UN HOMBRE... Y EL CARRO SURCABA EL ESPACIO COMO UN BARCO POR EL MAR, CUANDO EL VIENTO HINCHA SUS VELAS, Y COMO EL ÁGUILA QUE ES SUSTENTA SIN ESFUERZO POR EL SOPLO DEL AIRE. Así avanzaban sobre el carro sin desviarse ni inclinarse hacia la derecha ni hacia la izquierda, ni hacia delante ni hacia atrás.> (Kebra Negest, cap. 52)
Ha llegado el momento de revisar nuevamente la situación.
Cuarto parte de situación
-- Entre los numerosos regalos de Salomón para la reina etíope figuraba un "carro que volaba por los aires".
-- El hijo del rey sacó el Arca en secreto de Jerusalén, con la connivencia de Salomón. Es ocultada durante una semana fuera de la ciudad. Luego, ante la partida, es cargada en un carro, oculta bajo toda clase de trastos sin valor.
-- Ya lejos de Jerusalén, el Arca es trasladada a OTRO carro. Pero ahora el viaje prosigue por los aires, a un codo de altura (p.43)
o a la altura de un hombre según se interprete. El carro debió ser de considerable tamaño, pues además de hombres "alojaba" también caballos, mulos y camellos. El relato habla expresamente de UN carro (mientras que a la ida mencionaba una caravana de muchos carros).
-- El hijo del rey había meditado a fondo su plan. Dejó el gran carro volante - sin duda el mismo que había regalado el rey a su madre - a varias jornadas de la capital, obviamente bajo guardia. Presentándose a las puertas de Jerusalén como un viajero convencional, llegó, robó el Arca, emprendió la retirada y cargó su botín en el carro volador. Ese "carro" viajaba más rápido que ninguno, y no le afectaba el mal estado de los caminos. De haber salido tras él unos perseguidores, no habrían sido capaces de alcanzar a la caravana.
Como en todo relato policíaco: ¡una persecución!
Estas hipótesis quedan confirmadas por la tradición.
Los sacerdotes del templo de Jerusalén descubrieron el robo y lo pusieron en conocimiento del rey Salomón. Le exigieron que enviase sin demora un ejército en persecución de los etíopes. Salomón no pudo negarse, pues hacerlo habría sido admitir que el robo del Arca se había llevado a término con su consentimiento.
Pero ni siquiera los jinetes más veloces del rey Salomón pudieron seguir la pista a los etíopes. Lo cual no es de extrañar, pues éstos habían llegado ya hasta Egipto por VÍA AÉREA, y su vehículo especial había causado no pocos desastres. Así se lo comunicaron los egipcios a los enviados de los israelitas:
<Y los habitantes de Egipto les relataron lo siguiente: Hace mucho tiempo pasaron por aquí las gentes de Etiopía, VOLANDO SOBRE UN CARRO COMO LOS ÁNGELES, E IBAN MÁS RÁPIDOS QUE LAS ÁGUILAS DEL CIELO.
Los habitantes de las ciudades y aldeas atestiguan que cuando aquéllos entraron en tierras de Egipto, nuestros dioses y los dioses del rey cayeron al suelo hechos añicos, y lo mismo fueron derribados los obeliscos de los dioses.> (Kebra Negest, caps. 58y59) (p.44)
SOBRE UN CARRO "COMO LOS ÁNGELES" Y "MÁS RÁPIDOS QUE LAS ÁGUILAS DEL CIELO"
Todo esto es bastante extraordinario.
¿Un "carro volante" que derriba obeliscos? ¿En donde caben hombres, caballos y camellos? ¿Otro producto de la exagerada fantasía oriental?
También en las epopeyas indias Mahabharata y Ramayana se describen supercarros volantes. Uno de los que se dejaron los dioses era grande "como un templo y de cinco pisos de altura". En el Ramayana se nos habla de aparatos voladores "que hacen temblar los montes cuando se elevan con un trueno, incendiando los bosques, los prados y los pináculos de los edificios".
Ciertamente podemos admitir la veracidad de lo declarado por los aterrorizados egipcios.
Así lo hicieron también los mensajeros adelantados del ejército del rey Salomón, regresando en seguida a rendir informe. Su Majestad no quiso darse por vencida tan pronto, sino que, poniéndose personalmente al mando de una unidad de élite, continuó hasta Egipto para averiguar cuándo había salido de allí su hijo Baina-lehkem. Y esto fue lo que oyó:
Lo que el viento se llevó
<Tres días se cumplen hoy desde su marcha. Y cuando hubieron cargado su carro, éste no rodó sobre la tierra sino que se elevó sobre los vientos, más rápido que las águilas del cielo, y todos sus enseres se alzaron en el aire junto con el carro. Mas nosotros pensábamos que TÚ, en tu sabiduría, les diste el medio de elevarse sobre los vientos con su carro. Entonces él les preguntó: "¿VISTEIS SI SE LLEVABAN CONSIGO A SIÓN, EL ARCA DEL TESTIMONIO DE DIOS?" Y es aquí que ellos le replicaron: "No hemos visto nada".> (Kebra Negest, cap. 58)
Salomón ha comprendido el engaño de su propio hijo, y comprende que no va a ser posible recuperar el Arca con su valioso contenido. tanto entristeció a Salomón y a sus secerdotes el "rififí" del Arca, que se echaron a llorar en secreto (p.45).
Y digo en secreto, porque Salomón entendió de inmediato que aquel robo no podía ser objeto de una protesta internacional; una vez despojada de su Arca misteriosa, Israel podía ser blanco de la codicia de los reyes extranjeros, que ya no temerían aquel arma secreta. De ahí que Salomón impartiese a sus sacerdotes orden estricta de no revelar a nadie la pérdida del Arca:
<Levantóse entonces Salomón y les dijo: "Oídme, pues; a fin de que los pueblos no circuncisos no se jacten frente a nosotros, diciendo: su gloria ha sido reducida a la nada, y su Señor les ha abandonado, ES PRECISO QUE ESTA INFAUSTA NUEVA NO LLEGUE JAMÁS A OÍDOS DE LOS EXTRANJEROS. En cuanto a las tablas que han aparecido aquí montadas, VAMOS A DORARLAS Y REVESTIRLAS A SEMEJANZA DE NUESTRA SEÑORA SIÓN (EL ARCA), y depositemos allí los rollos de la Ley".> (Kebra Negest, cap. 62)
Salomón se vio obligado a ocultar el robo del Arca, encargando a los sacerdotes que revistieran el Arca FALSA con los símbolos AUTÉNTICOS. Pero el rey era ya hombre acabado. La "Kebra Negest" nos dice que aún vivió once años, pero apartado de Dios y dedicado "al amor de las mujeres" en incontable número.
¿Qué ocurrió con el Arca de la Alianza, una vez en poder de Baina-lehkem?
Aterrizaje con el botín
Cuando el hijo del rey y sus seguidores hubieron pasado la frontera etíope, dio orden de aterrizar y ejecutó una danza triunfal alrededor de su botín, como en otros tiempos hiciera el rey David:
<El rey se levantó entonces y se puso a brincar como un cabrito o como un corderillo cuando se ha saciado de la leche de su madre, con la misma alegría que su abuelo David, ANTE EL ARCA DE LA LEY de Dios. Así agitó los pies y se regocijó en su corazón, mientras su boca se llenaba de alabanzas. ¡Y qué decir del júbilo y de la celebración que (p.46)
corrieron por el campamento del rey de Etiopía! Los unos comunicaban la nueva a los demás; éstos daban brincos como novillos impetuosos, mientras aquéllos batían las manos y todos se extasiaban alzando los brazos al cielo o postrándose en tierra para alabar al Señor en sus corazones.> (Kebra Negest, cap.53)
La reina madre Makeda, en vista del triunfo de su hijo, abdicó del trono de Etiopía, y Baina-lehkem tomó el nombre de rey Menelik, con el cual se convirtió en fundador de la nueva dinastía etíope.
La constitución etíope del año 1955 dice todavía, en su artículo segundo (nota 17: "Bulletin of The John Rylands Library", vol. 25/1; Manchester 1962):
<La dignidad real estará vinculada, por los siglos de los siglos, a la dinastía que desciende, sin solución de continuidad, de la fundada por el rey Menelik Primero, hijo de la reina de Etiopía y reina de Saba y del rey Salomón de Jerusalén.>
El Negus de Abisinia y emperador Haile Selassie de Etiopía, depuesto en 1974, se consideraba descendiente directo de Menelik. Los soberanos etíopes se llamaron unas veces rey, otras emperador y aun otras rey de reyes, pero siempre convencidos de que el poder invencible del Arca de la Alianza les confería superioridad sobre todos los demás príncipes y les garantizaba la inmediata protección del Altísimo.
¿Estuvo Salomón en la India?
Mientras seguía la pista del Arca de la Alianza tuve ocasión de recordar una experiencia que tuve el año 1976 en Srinagar, ciudad situada en la región mesetaria del subcontinente indio. Allí, el arqueólogo profesor Hassnain me condujo al otero llamado "Tahkti Suleiman". En la cumbre del mismo, dominando las empinadas laderas, se halla un templo que es un santuario de los mahometanos.
Pregunté a mi guía qué significaba "Tahkti Suleiman". El profesor Hassmain respondió sin vacilar:
-- ¡Monte de Salomón! (p.47)
Me pareció bastante absurdo que un monte de la meseta india llevase el nombre del rey israelita Salomón. Al hacer partícipe al profesor de esta opinión, me replicó:
-- el rey Salomón es honrado por los mahometanos lo mismo que por los hindúes. Ésta es su montaña, y éste es el templo del rey. Fue erigido aquí, porque según la tradición el rey Salomón estuvo aquí con su nave volante y dispuso personalmente la construcción del templo.
En aquel tiempo, esta afirmación me pareció bastante rara y no me creí ni media palabra. Sin embargo, me abstuve de manifestar mi escepticismo, pues el profesor Hassnain es un mahometano muy creyente.
Desde que conozco la "Kebra Negest", ningún vuelo del sabio rey Salomón a parte alguna del mundo consigue extrañarme. En el Antiguo Testamento, Salomón es designado siempre con el apelativo de "sabio"; tal vez hubiera sido más exacto traducirlo como "entendido en la técnica".
Por desgracia, no sabemos ni averiguaremos nunca qué clase de máquina volante hizo construir. ¿Acaso los hijos del cielo de los que habla el profeta antediluviano Enoc, dejaron en la Tierra alguno de sus módulos de desembarco? ¿Existió tal vez un sacerdocio dotado de una iniciación especial, una sociedad secreta de técnicos, capaces de manejar aquel monstruo de la tecnología? Muchas son las preguntas que han de quedar sin respuesta. Sin embargo, ahora sabemos con certeza que - de acuerdo con la "Kebra Negest" - Salomón regaló a la reina de Etiopía un APARATO VOLADOR, aparato que volvió a desempeñar un papel decisivo en el episodio del traslado secreto del Arca de la Alianza.
La primera escala del viaje aéreo del rey Menelik I fue la ciudad etíope de Waqerom. Luego se dirigió a la capital, a la que llamaban Monte Makeda:
<hizo luego el rey su entrada en la ciudad de su madre, rodeado de todo su esplendor, con lo que ella pudo divisar EN LAS ALTURAS la sagrada Sión (el Arca), QUE RESPLANDECÍA COMO EL SOL. Ella alzó la cabeza escrutando el cielo, y alabó al Creador, batiendo palmas, y llenó su boca de júbilo y sus pies se agitaron, todo su cuerpo revestido de alegría y su corazón henchido de gozo. ¡Y qué decir del júbilo que recorrió toda la nación etíope, extendido a hombres y bestias, grandes y pequeños, varones y hembras! (p.48)
La reina estableció su campamento al pie del monte Makeda, en un lugar amplio a orillas del agua, y ofreció treinta y dos mil bueyes cebados y toros en holocausto, y EL ARCA SAGRADA moró en la fortaleza del monte Makeda, con escolta de trescientos hombres armados que guardaban el tabernáculo de Sión, así como a sus gentes y sus dignatarios.> (Kebra Negest, cap. 85)
Debo mencionar que en los comentarios al Antiguo Testamento se expone a menudo la opinión de que n fue la reina etíope quien visitó al rey Salomón, sino la reina de Saba (el reino de Saba corresponde a lo que es el actual Yemen).
En los textos no queda del todo claro si el rey Salomón, tan dado a las conquistas, recibió también la visita de la reina de Saba, o si la reina etíope era además soberana de Saba. (nota 18: Procedimientos de la sección filosófico-filológica de la Real Academia Bávara de Ciencias; tomo 23, sección I: Kebra Negest: "Die Herrlichkeit der Könige").
La ruta de vuelo exacta
En cambio, aparece con evidencia que el Arca de la Alianza fue transportada a lo que es la ACTUAL Etiopía. La ruta seguida por los etíopes en su "retirada" se describe con mucha exactitud en la "Kebra Negest": desde Jerusalén, por la costa mediterránea, hasta el Nilo, llamado en la epopeya "el río de Egipto". Los compañeros del príncipe tomaron el Nilo como referencia de orientación, ya que los egipcios no podían emprender nada contra ellos, puesto que viajaban por los aires. Además, los egipcios no ignoraban que los viajeros llevaban consigo la peligrosa máquina contenida en el Arca, que les inspiraba un gran temor, puesto que conocían por muchas referencias la inmunidad de aquel aparato frente a toda clase de ataques. El Arca, como dice la "Kebra Negest", "resplandecía como el sol". A bordo de la máquina volante ocurrían, sin duda, cosas sobrenaturales. ¿Se apuntaban rayos mortíferos contra el enemigo, o era el reflejo del sol sobre las partes brillantes del artefacto? No es posible saberlo con seguridad.
El Arca de la Alianza no fue transportada sobre el mar Rojo desde el Bajo Egipto o desde Etiopía hacia el Yemen, pues sabemos con exactitud cuáles eran los límites del reino etíope:
<Así pues, la frontera oriental de los dominios del rey (p.49)
de Etiopía es el límite de la región de Gaza, del país de Judá... y otra frontera es la del mar de Jericó, y sigue por la costa de dicho mar hasta Liba y Saba... y el otro límite es el país de los negros que van desnudos, y asciende hasta la cordillera de Keberenejon y el mar de las Tinieblas, que cae hacia Poniente... (Kebra Negest, cap. 92)
El Arca de la Alianza fue paseada por todo el país, hasta encontrar su sede definitiva en la ciudad de Axum, al norte de Etiopía, que había sido la antigua capital del reino y cuya fundación se atribuye a un nieto de Noé.
¿El Arca de la Alianza en Axum?
El 24 de octubre de 1970, el periódico "Neue Zürcher Zeitung" publicaba la información siguiente:
<Hará ahora unos 3.000 años, Menelik I, hijo de la reina Makeda de Saba y del rey Salomón el Sabio, según se afirma trasladó de Jerusalén a Axum EL ARCA SAGRADA DEL TESTIMONIO, DONDE SE HALLARÍA HOY AÚN, BAJO LA CUSTODIA DE LOS SACERDOTES DE LA CATEDRAL DE SANTA MARÍA. A la posesión de tal reliquia debe Axum su condición preeminente como centro religioso del cristianismo copto.> (nota 19: Schmid, Jakob: Vom Gebirgsland Semien zum Roten Meer; In: Neue Zürcher Zeitung, 24 de octubre de 1970).
¿Es posible que el Arca con la misteriosa máquina del maná se encuentre todavía en Axum? Situada a unos ciento ochenta kilómetros de distancia en línea recta al sur de Asmara, la ciudad de Axum se ha convertido en un centro turístico. Los viajeros pueden ver templos y tumbas, así como un depósito de agua, al que llaman "el baño de la reina de Saba". Se admiran unas estelas gigantescas, la mayor de las cuales medía sus buenos 33,5 m de altura antes de su caída. Dicen que debajo de esas estelas hay sepulcros, pero nadie lo sabe con certeza.
¿El Arca de la Alianza en Roma?
¿Estará todavía el Arca de la Alianza en Axum? ¡Quién va a saberlo! Después de la segunda guerra italo-etíope de 1935-1936 (p.50),
Etiopía, alias Eritrea, estuvo sometida al gobierno de Roma. ¿Es de creer que el régimen desaprovechase la oportunidad de llevarse a Roma, en calidad de trofeo secreto, el Arca de la Alianza? Otra especulación, admitámoslo, algo audaz: que el Arca de la Alianza se conserve actualmente en el Vaticano, gracias a un favor político del gobierno fascista. Pero la realidad es que no se sabe, y si fuese cierta nuestra sospecha, no se llegará a saber nunca. La idea es demasiado peligrosa.
Nuevo examen de situación
¿Es el robo del Arca por los etíopes la explicación de que durante siglos la bibliografía no vuelva a mencionar ni con una sola palabra el artefacto? ¿Quizá la clase sacerdotal se vio atada por el compromiso contraído con Salomón, de no revelar a nadie el engaño de su hijo Menelik? (p.51)
No deja de ser curiosa la idea de que, cuatrocientos años después de estos hechos, el profeta jeremías escondiese un Arca FALSA. Sin embargo, es bastante posible. Sabemos que el príncipe hizo revestir su maqueta con los símbolos AUTÉNTICOS encontrados en la cámara, incluyendo las Tablas de la Ley para más realismo. Jeremías no disponía de ningún indicio o dato sobre la falsificación, pues vivió hacia el año 600 a.d.C., es decir casi tres siglos después de la muerte de Salomón, acaecida el 933 a.d.C. Por consiguiente, el profeta actuó de buena fe cuando quiso sustraer el Arca falsificada al saqueo de la ciudad por los caldeos.
Cierto que esta especulación contradice mi supuesto anterior de que Jeremías hubiera sido advertido de la proximidad de los babilonios CON MOTIVO DEL ARCA. Aunque también es posible que los extraterrestres desconociesen el secuestro del Arca por los etíopes, pues en el período que va desde la época de Moisés hasta la de Jeremías no encontramos indicios de la presencia de los extraterrestres. Por tanto, cabe la posibilidad de que desconociesen los acontecimientos ocurridos durante dicho período.
¿En el área de Jerusalén?
¿En Axum?
Nos quedan, pues, dos posibilidades:
oo Jeremías salvó el Arca auténtica ante el avance de los babilonios. En cuyo caso, debería estar aún escondida en alguna gruta o caverna de las cercanías de Jerusalén.
oo El Arca auténtica fue llevada por Baina-lehkem a Etiopía y estaría oculta en algún lugar del país, tal vez en la ciudad sagrada de Axum.
Nos quedaría aún la cuestión secundaria de lo que ocurrió con el vehículo volante:
<El rey y todos los que secundaban sus órdenes volaron con el carro sin sentir enfermedad ni dolencia, ni hambre, ni sed, ni sudor ni fatiga, recorriendo en un día la distancia de noventa jornadas.> (Kebra Negest, cap. 94)
El rey Menelik utilizó su "alfombra voladora" en sus campañas (p.52)
Muy prudente, pues como sus contrarios no disponían de tal instrumento, tenía asegurada la superioridad.
Ya me parece estar oyendo murmurar: Si lo que dice es verdad, ¿por qué no nos enseña esa máquina volante? Después de los tres mil años transcurridos, no creo que pueda quedar mucho de un artefacto así. Estará oxidado y enterrado. Pudo también caer en alguna región de la que no tengamos tradiciones. Quizá se me permita recordar que, incluso en nuestros tiempos, se pierden aviones que no vuelven a ser encontrados. No, el regalo del rey no volverá ser encontrado. Las probabilidades de hallar el Arca de la Alianza, en cambio, son mucho más considerables.
¿Por qué?
Por qué hay posibilidades de encontrar el Arca
La tradición nos dice que el Arca de la Alianza y el misterioso aparato que contenía "irradiaban energía"; por eso había peligro en acercarse. Debió tratarse de radiaciones de las que llaman "duras", pues las personas que se acercaban demasiado caían muertas, mientras que en otros casos, una simple aproximación bastaba para causar molestas dolencias. ¡Ciertamente, el reflejo de la luz del sol no produce tales efectos!
El generador de energía contenido en la máquina debió ser bastante pequeño. He dicho en otro lugar que podía tratarse de un mini-reactor como los que empiezan a utilizarse en la actualidad.
¿Qué clase de radiaciones pudieron ser
a) tan intensas como se nos describe y
b) tan duraderas como supone la historia conocida del Arca?
Se nos ocurre pensar en el plutonio. El plutonio tiene un período de semidesintegración de 24.360 años. Lo cual significa que transcurridos 24.360 años todavía queda la mitad del material radiactivo. ¡Ésa es exactamente la señal, el reloj cósmico que funciona a través de los milenios!
Mediante las posibilidades técnicas actuales cabe detectar tales radiaciones. Sería incluso bastante sencillo. Un helicóptero podría sobrevolar los posibles emplazamientos con una dotación de instrumentos detectores muy sensibles. ¿Si fuese plutonio, aún tendría actividad hoy!
El Arca seguiría presentando rastros de radiactividad aunque el material empleado para alimentar el mini-reactor hubiera (p.53)
sido otro diferente del plutonio. La posibilidad de hallarla sería, desde luego, más remota. Lo admito, pero ello no quita que la posibilidad existe, y ¡cuánto dinero no se gastará hoy alegremente en proyectos con perspectivas muy inferiores! ¿Por qué no invertir en la investigación de nuestro pasado? Con ello ganaríamos el futuro. Si la búsqueda del Arca de la Alianza (con la máquina del maná) tuviese éxito, habríamos establecido sin lugar a dudas lo siguiente:
oo La existencia de formas de vida extraterrestres y superiores a nosotros;
oo que los extraterrestres estuvieron aquí;
oo que manipularon a determinados grupos de los primeros habitantes de la Tierra, obedeciendo a fines definidos;
oo que el más antiguo sistema de reglas de convivencia entre los seres inteligentes es de origen extraterrestre;
oo que la humanidad recibió de los extraterrestres los rudimentos de la técnica, de la metalurgia: del saber, en una palabra.
No ignoro que una operación de búsqueda en Israel, Jordania y / o Etiopía es susceptible de tropezar con toda clase de resistencias políticas y religiosas. No será necesario que nadie me diga A MI cuánto escepticismo se moviliza en cualquier controversia cuando alguien lanza una idea aparentemente utópica. Pero tampoco es justo que se me exija siempre A MÍ la demostración TANGIBLE de la presencia extraterrestre, cuando nadie parece dispuesto a emprender el más mínimo esfuerzo para la localización de pruebas suficientemente indicadas por la existencia de pistas documentales.
Es seguro que el Arca de la Alianza existe todavía.
La novela policíaca del Arca podría llegar a un final feliz, con sólo que alguien se lo propusiera. (p.54)
Fin del texto.
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