Erich von Däniken:
Regreso a las estrellas
3. "Investigación
dominguera" que plantea preguntas...
3.1. Los trombones
de Jericó
de: Erich von Däniken:
Regreso a las estrellas; Plaza & Janes, S.A., Editores;
Virgen de Guadalupe, 21-33; Esplugas de Llobregat
(Barcelona); ISBN: 84-01-33135-8
presentado por Michael
Palomino (2011)
A mi mujer ELISABETH, y a mi
hija CORNELIA, con mi más profundo agradecimiento.
3. "Investigación dominguera" que plantea
preguntas...
Las trompetas de Jericó. - ¿Hubo alguna vez gigantes? - ¿Había
en Sacsayhuamán máquinas para cortar rocas? - Conductos de
agua que no lo son. - ¿Podemos confiar en el método del C-14?
- Los "agujeros de hombre" en Cajamarquilla
[3.1. Los trombones
de Jericó]
[Däniken muestra un procedimiento como destruir muros con
sonidos de baja frecuencia. Ese procedimiento vale. Solo es
así que la ciudad de Jericó - según la arqueología nueva judía
- no existió durante el tiempo de Moisés].
Däniken:
Supone una gran ventaja dar rienda suelta a la fantasía como
"investigador dominguero" y profano, libre de "carga" de los
conocimientos científicos, y hacer preguntas que, en
principio, desconcertarían a los especialistas. naturalmente,
he aprovechado esta ventaja para zarandear el pedestal sobre
el que se han construido muchos de los actuales conocimientos
prehistóricos, colocados bajo un tabú académico. Sabemos que
los investigadores domingueros muestran una incómoda
diligencia. Coleccionan, leen y viajan mucho porque quisieran
atar sus preguntas a una flecha de mejor acero, con la
esperanza de dar, al fin, en el blanco con sus interrogantes.
[Marsella 1964: Un ventilador
da una "vibración de infrasonido" y todo el grupo de
científicos está mal - un cañón acústico]
En la primavera de 1964, el "Instituto de Investigaciones
Electroacústicas" de Marsella se trasladó a un nuevo edificio.
Pocos días después del traslado, varios colaboradores del
profesor Vladimir Gavreau empezaron a aquejarse de dolores de
cabeza, náuseas y prurito; algunos se encontraban tan mal, que
temblaban como hojas. En un Instituto que se ocupaba (p.61)
de cuestiones relacionadas con la electroacústica, no tardó en
sospecharse que aquellas molestias podrían ser causadas por
radiaciones incontroladas de alguna parte de los laboratorios.
Los científicos se esforzaron por encontrar la causa del
malestar, para lo cual examinaron todo el edificio con
detectores de alta sensibilidad. Se encontró el motivo. No se
trataba de frecuencias eléctricas incontroladas, sino de ondas
de baja frecuencia que partían de un ventilador y que habían
comunicado a todo el edificio una vibración de infrasonido.
[Profesor Gavreau deja
construir un "cañón acústico con 196 Hz - y provoca fisuras
grandes en los muros]
Aquí se produjo una de esas felices casualidades que tan a
menudo ayudan a la investigación. Hacía ya veinte años que el
profesor Gavreau trabajaba como especialista en la
investigación de las ondas sonoras. Tras el incidente, se dijo
que lo que aquel ventilador había hecho "sin proponérselo",
también se podría hacer experimentalmente. De este modo, y
ayudado por sus colaboradores, construyó, en el "Instituto de
Investigaciones Electroacústicas" de Marsella, el primer cañón
acústico del mundo. A una reja, en forma de tablero de
ajedrez, se ataron sesenta y un tubos flexibles, por los que
se hizo pasar aire a presión regular, hasta que se percibió un
tono, aún audible, en 196 Hz. El resultado fue devastador: las
paredes de la nueva construcción se agrietaron, y los
estómagos e intestinos de los que trabajaban en el laboratorio
empezaron a vibrar dolorosamente. El instrumento tuvo que ser
detenido en seguida.
[La "trompeta de la muerte"
con 37 Hz]
Este primer experimento permitió al profesor Gavreau sacar sus
consecuencias, hizo construir instalaciones protectoras para
el equipo que manejaba el cañón acústico, tras lo cual encargó
una verdadera "trompeta de la muerte", que desarrollaba hasta
2.000 W y emitía ondas sonoras de 37 Hz. No se pudo probar en
Marsella con toda su efectividad, porque habría destruido
todos los edificios en varios kilómetros a la redonda. Hoy se
está construyendo una "trompeta (p.62)
de la muerte" de 23 metros de longitud, que emitirá ondas
sonoras hasta la frecuencia mortal de 3,5 Hz. Aparte la
horrible visión futura de una de tales "trompetas de la
muerte" en acción, esto recuerda un acontecimiento ocurrido en
la Antigüedad...
["Trompetas" de Jericó - pero
Jericó no existió en esos tiempos]
Una vez el pueblo elegido hubo atravesado el Jordán, puso
sitio a la ciudad de Jericó, que estaba rodeada de gruesos
muros de siete metros de espesor, y entonces se ordenó a los
sacerdotes que tocaran las "trompetas". Esto se describe de la
siguiente forma en el "Libro de Josué" (VI, 20):
<Los sacerdotes tocaron las trompetas, y cuando el pueblo,
oído el sonido de las trompetas, se puso a gritar
clamorosamente, las murallas de la ciudad se derrumbaron, y
cada uno subió a la ciudad frente de sí.>
Ni la fuerza de los pulmones de todos los sacerdotes, ni las
voces de miles de personas apoyando con sus gritos a las
trompetas, podían haber derrumbado muros de siete metros de
espesor. Sea como fuere, hoy sabemos que las ondas sonoras de
frecuencia hertziana mortalmente baja habrían bastado para
derrumbar los muros de Jericó (p.63).
[Pero se tiene que saber: La nueva ciencia de arqueólogos
judíos indica que Jericó no existió durante la supuesta
migración de judíos de Egipto a Palestina, y también la
migración de judíos de Egipto a Palestina no pudo ser
confirmada porque falta cada resto, faltan tumbas etc.].