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Erich von Däniken: Regreso a las estrellas

4. El almacén de la memoria humana - [enseñamiento - ARN y ADN - el saber es un "almacén"]




de: Erich von Däniken: Regreso a las estrellas; Plaza & Janes, S.A., Editores; Virgen de Guadalupe, 21-33; Esplugas de Llobregat (Barcelona); ISBN: 84-01-33135-8

presentado por Michael Palomino (2011)


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A mi mujer ELISABETH, y a mi hija CORNELIA, con mi más profundo agradecimiento.

4. El almacén de la memoria humana

Recuerdo cósmico. - ¿Molécula de memoria? - Tarjetas perforadas de la vida. - Pasado y futuro. - Sueños de los desaparecidos. - Si se detiene el programa codificado.


[4.1. Procesos de enseñamiento]

[Estructuras del cerebro del hombre]

¿Por qué a veces, y pese a todos nuestros esfuerzos, no nos acordamos de nombres, direcciones, conceptos o números de teléfono? Cuando intentamos recordar, "sentimos" que aquello que buscamos se encuentra en alguna parte de las células grises de nuestro cerebro, y que sólo espera ser localizado. ¿Dónde quedó el recuerdo de algo que "sabemos con toda exactitud"? ¿Por qué no podemos operar, con nuestra provisión de conocimientos, de acuerdo con nuestros deseos y en cualquier momento?

[Experimentos con gusanos en Texas - trasformaciones - luces y corrientes eléctricas]

Robert Thompson y James Mc Connel, de Texas, trabajaron, durante quince años, en un intento de descifrar el misterio de la memoria y de probar experimentalmente su existencia. Tras haber realizado las pruebas más diversas, unos platelmintos de la familia del "Dugesia dorotocephala" se convirtieron en las "estrellas" de un experimento que debía conducir a unos resultados verdaderamente fantásticos. Estos animalitos pertenecen, por una parte, a los organismos más primitivos con sustancia cerebral, mientras que, por otra, se hallan (p.83)

entre los seres que poseen una estructura tan complicada que, después de la división celular, se pueden regenerar por completo. si uno de estos pequeños gusanos es cortado en partes, cada una de éstas se regenera por sí misma hasta transformarse en un animal completo.

Thompson y McConnel dejaron que sus pequeñas "estrellas" se arrastraran por un canalón de plástico, y no precisamente para proporcionarles un placer especial. Los investigadores conectaron el canalón a un circuito eléctrico de escasa potencia. Además, instalaron sobre el canalón una bombilla normal de 60 W. Como quiera que los platelmintos son fotófobos, cada vez que se encendía la lámpara, se enrollaban. Una vez los científicos hubieron estado varias horas jugando a encender y apagar la bombilla, los gusanos se acostumbraron y se desentendieron del mismo. Al parecer, habían comprendido que no había nada que pusiera en peligro su vida, y que a la claridad seguía la oscuridad y viceversa. A partir de entonces, Thompson y McConnel combinaron el estímulo luminoso con una débil corriente eléctrica, que sacudía a los animalitos un segundo después de haberse encendido la bombilla. Si los platelmintos, a partir de un determinado momento, empezaron a ignorar el estímulo luminoso, volvieron a tenerlo en cuenta tan pronto como comprobaron que iba asociada a la corriente, por lo cual volvieron a enrollarse.

A los animalitos de experimentación se les concedió un descanso de dos horas antes de reanudar el experimento. Y entonces se comprobó que los gusanos no habían olvidado que, tras encenderse la bombilla, recibirían una descarga eléctrica. En cuanto se encendía la luz, se enrollaban, aunque los investigadores no conectaran la "esperada" corriente.

A continuación, los investigadores cortaron los platelmintos en pedacitos pequeños y esperaron un mes hasta que las partes se hubieron regenerado por completo, para dar gusanitos (p.84)

totalmente formados. Luego los pusieron de nuevo en el canalón y volvieron a repetir el juego de intermitencias luminosas. Thompson y McConnel hicieron un asombroso descubrimiento: no sólo los pedacitos de la cabeza del gusano primitivo, que, al regenerarse habían "recuperado" la cola, sino también los de la cola, que se habían "provisto" de un nuevo cerebro, ¡todos se enrollaban, en espera de la sacudida eléctrica!

¿Qué había ocurrido?

¿De qué forma habían recibido las partes de la cabeza regeneradas el recuerdo de la sacudida eléctrica?

¿Acaso en las células que habían acumulado los recuerdos "antiguos" se habían desarrollado procesos químicos que habían transmitido a las células recién formadas las experiencias vividas?

Así fue, en efecto. Cuando un platelminto "no enseñado" se come a un compañero de especie "enseñado", pasan a él incluso las capacidades "aprendidas" por su víctima a través de la experiencia.

[Experimentos con ratas con células con capacidades]

En los experimentos realizados en otros laboratorios se comprobó que, injertando células de un animal con determinadas capacidades en el cuerpo de otro animal, las capacidades del primero actuaban en el cuerpo del segundo. Así por ejemplo, se hizo que algunas ratas aprendieran a presionar un determinado botón de color si querían conseguir la comida. Una vez que estos animales de experimentación dominaban perfectamente el ejercicio, eran sacrificados y se obtenía un extracto de sus cerebros, el cual se inyectaba en la cavidad gástrica de ratas que no habían "aprendido" el ejercicio. Pocas horas después de la operación, las tratas "no enseñadas" utilizaban ya los mismos botones de colores para obtener su comida. Los experimentos realizados con carpas doradas y cobayos confirmaron la creencia de que los conocimientos adquiridos podían transmitirse de un cuerpo a otro (p.85)

mediante el injerto [la manipulación] de determinadas células, el cual originaría un proceso quimicobiológico.


[4.2. Ciencia de ARN y ADN]

Hoy sabemos - pues se ha comprobado científicamente - que los recuerdos se acumulan en las moléculas de la memoria, y que las moléculas de ARN y de ADN fijan y transportan los conjuntos memorizados. Gracias a estas investigaciones, la Humanidad, en un futuro más o menos previsible, tendrá la posibilidad de que, con la muerte de una persona, no se pierdan sus conocimientos y recuerdos, sino de que se conserve la propiedad intelectual adquirida, para transmitirla a los demás.

[¿De dónde viene la programación de la inteligencia - de los animales o de los extraterrestres?]

¿Podremos ver cómo rápidos y hábiles delfines, "programados" para la investigación submarina, se dirigen hacia las estaciones submarinas? ¿Veremos a monos trabajando en las carreteras? ¿Monos cuyo cerebro habrá sido "programado" para trabajar como máquina de construcción de carreteras?

Opino que hoy se necesita más valor para dudar de la realización de las posibilidades más audaces, que para incluirlas seriamente en nuestros cálculos.

Todavía no se ha comprobado científicamente que inteligencias extraterrestres realizaran, en tiempos remotos, esta clase de manipulaciones del pensamiento. Sea como fuere, científicos de gran renombre, como Schklovski, Sagan y otros, no descartan la probabilidad de que haya seres en otros planetas, mucho más adelantados que nosotros en cuanto a investigación científica.

[ADN es como un programa de la vida - desarrollo del niño al adulto]

Desde el descubrimiento de la doble hélice del ADN, sabemos que el núcleo celular del gen contiene todas las informaciones necesarias para la construcción de un ser viviente. Las tarjetas perforadas son ya algo tan usual entre nosotros, que, simplificando, podríamos llamar "tarjeta perforada de la vida" al plan estructural que está programado en el núcleo celular (p.86).

Estas tarjetas perforadas construyen la vida de acuerdo con un plazo previamente fijado. Tomemos, por ejemplo, a nuestra especie como modelo: Un niño de 10 años o una niña de 8 son, desde luego, personas, pero aún no poseen muchos de los atributos que tendrían cuando se conviertan, respectivamente en hombres y mujeres. Antes de haber crecido por completo, las células de sus cuerpos se dividirán por trillones, y con cada nueva división celular, las tarjetas perforadas habrán acabado con una nueva fase del desarrollo. El chico y la chica empezarán a crecer, y entonces aparecerán el vello púbico y axilar, saldrán los pelos de la barba y adquirirán turgencia las mamas. Las tarjetas perforadas no cometen fallo alguno, y sus mecanismos determinan, en el momento justo, el desarrollo del ser.

[Tesis del plano grande del hombre con la ADN - todas las acciones ya están programadas en la ADN]

Quiero hacer hincapié [investigar], una vez más, en que se trata aquí de un factor aplicado a todo ser viviente. Ahora me atrevería a formular una pregunta, basada en algo sólidamente científico y que a mí me parece del todo lógica. ¿No es posible que exista, para toda la Humanidad, y desde los tiempos más remotos, un amplio plan estructural programado, como lo hay, en el mundo de lo pequeño, para todo ser viviente?

Los hechos antropológicos, arqueológicos y etnológicos, me dan el valor para incorporar, a las que ya existen, mi hipótesis sobre la aparición de la Humanidad. Sospecho que todas las informaciones, o sea, todas las órdenes inscritas ya en las tarjetas perforadas, fueron dadas al hombre primitivo desde fuera, a través de una mutación artificial consciente.

Si seguimos mi rastro por el oscuro laberinto de la historia primitiva de la Humanidad, comprobaremos que el hombre es, al mismo tiempo, "hijo de la Tierra" e "hijos de los dioses". De este cruzamiento se desprenden consecuencias increíbles y fantásticas.

Nuestros antepasados vivieron "su tiempo" directamente, lo (p.87)

tomaron en su consciencia, y su memoria almacenó todos los acontecimientos. Con cada generación, una parte de estos recuerdos primitivos pasa a la siguiente. Pero, al mismo tiempo, cada generación sigue los mecanismos de las correspondientes tarjetas perforadas, las cuales se enriquecen continuamente con nuevas informaciones. Si, con el transcurso del tiempo, se pierden algunas informaciones o se estratifican como consecuencia de impulsos más fuertes, la suma de todas las informaciones no disminuye por ello en absoluto. Por tanto, en los hombres se encuentran no sólo los mecanismos de sus PROPIOS recuerdos, sino también la programación de los "dioses", que dominarían los viajes espaciales ya en tiempo de Adán.

[Pasando límites con sentimiento de felicidad y con la droga]

Entre nuestros conocimientos actuales y la plenitud de estos recuerdos de levanta una barrera que sólo pueden franquear [pasar] escasas personas en momentos muy felices. Algunos individuos, como los pintores, poetas, músicos e investigadores, poseen una mayor sensibilidad para estos recuerdos primitivos, y, en forcejeos [luchas] a menudo desesperados, intentan alcanzar de nuevo las informaciones almacenadas. Los hechiceros [brujos] o brujos se ponen en trance utilizando drogas y ritmos monótonos, con objeto de poder romper la barrera que se alza en el camino hacia los recuerdos primitivos. También creo que, tras los experimentos y vivencias del toxicómano [adicto de droga], existe un instinto primitivo que lo impulsa a intentar abrirse un camino hacia el inconsciente por medio de drogas y de música estimulante del sistema nervioso. Aun cuando, en algún caso aislado, se abra la puerta hacia un mundo perdido, ese impulso no logra, en general, plasmar en imágenes figuras de ese mundo que se cierra tan rápidamente.

[El ejemplo de la lámpara de Aladino: podía materializar los seres superiores tocando la lámpara]

Veamos un ejemplo:

Cuando queremos describir un aparato o instrumento absolutamente utópico o un proceso del todo incomprensible (p.88), nos referimos a la maravillosa "lámpara de Aladino". Yo no sólo acepto textualmente la palabra de los profetas, sino que también me he acostumbrado a buscar una realidad detrás de los a menudo [muchas veces] extraños recuerdos de los hombres de la Antigüedad, una realidad que quizá signifique un redescubrimiento para nosotros, los hombres del presente.

¿Qué tenía en sí aquella extraña lámpara mágica de la que disponía Aladino? Sin duda permitía la materialización de superseres. Esto ocurría siempre que el joven Aladino frotaba la lámpara. ¿Acaso, con la fuerza de su frotamiento, ponía en marcha una máquina de materialización?

[Visión de mandar átomos en ondas]

Con nuestros conocimientos actuales se puede encontrar una explicación plausible para dicha lámpara maravillosa. Sabemos que la técnica atómica convierte la masa en energía, y que la Física transforma la energía en masa. Una imagen de televisión se descompone en cientos de miles de rayas, que, transformadas en ondas de energía, son emitidas a través de relés. Demos un salto hacia lo fantástico: una masa, por ejemplo, ésta ante la que yo estoy sentado, está compuesta de un enorme número de átomos yuxtapuestos. Si se lograra descomponerla en sus distintos elementos atómicos, enviarlos como ondas de energía y reconstruirlos en un lugar determinado y de acuerdo con el modelo previamente dado, se habría conseguido el transporte de materia. ¿Clara utopía? Desde luego, lo es hoy. Pero, ¿seguirá siéndolo en lo futuro?


[4.3. El saber de antes está en el cerebro de hoy como un "almacén" - solo tiene que ser desarrollado]

[Ya en tiempos antiguos sabían endurecer acero por contacto con la sangre humano]

Quizás a través de la memoria de los hombres de la Antigüedad pasó el recuerdo de una materialización observada en época más primitiva. En la actualidad, el acero se sumerge en nitrógeno líquido para endurecerlo más. Un procedimiento muy natural para nosotros, que fue descubierto en la Edad Moderna. Tal vez gracias a un recuerdo primitivo, este proceso de endurecimiento se practicaba ya en la Antigüedad. Sea como fuere, entonces se llevaba a cabo con métodos muy rudimentarios (p.89).

Para endurecer las espadas (armas), se introducían al rojo vivo en los cuerpos de los prisioneros. Pero, ¿cómo se sabía que el cuerpo humano contiene nitrógeno orgánico? ¿Cómo se conocía su efecto técnico? ¿Sólo por experiencia?

¿De dónde proceden - pregunto - los elevados conocimientos técnicos de nuestros antepasados y sus modernos conocimientos médicos? ¿no los recibirían a través de inteligencias extraterrestres?

[Creer nuevo saber - y presentarlo]

¿De dónde procede la seguridad de los hombres y las mujeres inteligentes que, de una forma empírica, y a partir de una utopía o fantasía, desarrollan paso a paso unas ideas nuevas y revolucionarias hasta llegar a convertirlas en realidad?

Estoy plenamente convencido de que si los científicos están poseídos por el imperativo deseo de investigar para saber cada vez más, es porque, en su subconsciente, tratan de hacer realidad la multitud de recuerdos entregados en tiempos remotos a la mente humana por inteligencias extraterrestres. Tiene que existir un motivo lógico para explicar por qué el Cosmos ha sido siempre, durante todas las épocas de la historia de la Humanidad, el objetivo de las más grandes investigaciones.

¿Por ventura no son pasos dados hacia delante todas las etapas del desarrollo técnico, todos los avances del progreso, todas las ideas utópicas, pasos hacia esa gran aventura que supone la reconquista del espacio?

Lo que para nosotros todavía son ideas confusas y, a menudo, inquietantes, sobre el futuro, probablemente fueron ya una vez realidad en nuestro planeta.

[Ejemplo: Teilhard de Chardin quiere probar la doctrina católica]

Al estudiar la obra de Teilhard de Chardin (1881-1955) - a quien leen hoy muchas personas -, tropecé (caer), por primera vez, con el concepto "partes primitivas cósmicas". Sólo las futuras (p.90)

generaciones reconocerán lo decisivamente que este jesuita contribuyó a determinar la imagen universal del siglo XX con sus investigaciones paleontológicas y antropológicas, por medio de las cuales trataba de conciliar la doctrina católica sobre la Creación, con los modernos conocimientos científicos.

[El proceso: tiempo - consciencia - recuerdo]

No conozco ningún concepto que exprese tan claramente lo que se quiere significar con los procesos cósmicos. La parte primitiva de la materia es el átomo, y también es éste la parte original del Cosmos. Pero hay otras partes primitivas, como el tiempo, la consciencia, el recuerdo. Todas estas partes están unidas entre sí y mantienen una interdependencia, que aún no se ha podido explicar. Quizás algún día encontremos la pista de esas partes primitivas, o sea, de fuerzas que no se pueden definir ni ordenar física ni químicamente, ni se pueden catalogar en cualquier otra categoría científica. Pese a todo, estas fuerzas actúan - aunque por ahora no se puedan definir ni comprender materialmente - sobre el acontecer del Cosmos. Allí, y sólo allí, se encuentra para mí la frontera en la que terminará toda la investigación y en la que fatalmente ha de terminar.

[Tesis de Däniken: en el cerebro duermen elementos del recuerdo primero]

Me gustaría que mis observaciones pudieran mostrar nuevos caminos que condujeran alguna vez a resultados convincentes. Siguiendo la línea de mi hipótesis de que en la memoria humana existen recuerdos primitivos que sólo esperan ser redescubiertos, se encuentran dos "casos", que Pauwels y Bergier dieron a conocer en su libro "Irrupción en el tercer milenio". Ambos casos están muy lejos de ser fantasías ocultas.

[Vino un sueño que da la idea científica del átomo - p.e. con Niels Bohr]

Uno de ellos trata sobre el premio Nobel dañes Niels Bohr (1885-1962), que creó las bases de la actual teoría atómica. A este físico, mundialmente famoso, se le ocurrió la idea sobre el modelo del átomo que había estado buscando durante tantos años: soñó que estaba sentado sobre un sol de gas ardiente. Los planetas, que pasaban ante él silbando, parecían estar unidos (p.92),

mediante un hilo sutil, al Sol, en torno al cual giraban. Sin embargo, de pronto, el gas, el Sol y los planetas se solidificaron, se atrajeron mutuamente y estallaron. Niels Bohr sigue diciendo que se despertó en aquel preciso instante. En seguida se dio cuenta de que había estado soñando el modelo del átomo. En 1922 recibió el premio Nobel por este "sueño".

[Vino un sueño que da la idea científica del radar - p.e. un ingeniero de la empresa "Bell"]

El otro caso, citado por Pauwels y Bergier, tiene como protagonista a dos científicos. En 1940, un ingeniero de la "Copañía Telefónica Bell", de Estados Unidos, leía unos informes sobre los ataques aéreos contra Londres, que lo intranquilizaron mucho. En una noche de otoño se vio a sí mismo, en sueños, realizando los planos de un aparato que tenía la facultad de orientar los cañones de las baterías antiaéreas en una dirección previamente calculada, hacia los aviones atacantes, fijándolos de tal forma que, en un punto determinado, el disparo alcanzaría al avión agresor, pese a su velocidad. Al día siguiente, el ingeniero de la "Bell" dibujó lo que ya "había" diseñado en sueños. Así se llegó a la construcción de un aparato, que se llamó "radar" y cuya fabricación fue dirigida por el famoso matemático americano Norbert Wiener (1894-1964).

[Tesis de Däniken: todo el saber está en el cerebro, solo tienes desarrollarlo]

Yo opino que lo que 2soñaron" estos dos geniales científicos descansaba ya en la base de sus conocimientos "primitivos". Al principio existe siempre una idea (o un sueño), que ha de ser demostrada. No considero nada disparatado el que un día los especialistas en genética molecular, que ya saben cómo funciona el código genético, nos informen también sobre la cantidad y tipo de conocimientos programados por las inteligencias extraterrestres en las tarjetas perforadas de nuestra vida. Sería fantástico - pero, ¿por qué no posible? - que algún día, no importa cuándo, pudieran informar incluso sobre la palabra del código que ha de ser extraída de la memoria primitiva para utilizar cierto conocimiento con un propósito determinado (p.92).

[El recuerdo es cósmico y forma nuevas ideas - felicidad da el acceso al saber cósmico]

En mi opinión, durante el transcurso del desarrollo de la Humanidad los recuerdos cósmicos han llegado a nuestra conciencia cada vez con más fuerza. Estos recuerdos cósmicos fomentaron el nacimiento de nuevas ideas, que, en el momento de la visita de los "dioses", se habían convertido ya en realidad. Las barreras que nos separan de los recuerdos primitivos caen en los momentos felices. Y cuando ocurre esto, predominan en nosotros esas fuerzas impulsoras que vuelven a sacar a la luz del día los conocimientos almacenados.

¿Por ventura es una simple casualidad que la imprenta y el (p.93)

mecanismo de relojería; el automóvil y el avión; las leyes de la gravedad y la función del código genético fueran descubiertos casi al mismo tiempo y en puntos del mundo muy distintas entre sí?

¿Es también una simple casualidad que apareciera al mismo tiempo la inquietante idea de que, en alguna ocasión, puedan haber visitado nuestro planeta inteligencias extraterrestres y que esta idea se publicara en numerosos libros, con demostraciones y fuentes distintas por completo entre sí?

[Däniken: la teoría de la casualidad no sale]

Es un método muy cómodo recurrir a la casualidad para explicar ideas que, aparentemente, no tienen explicación. Las cosas no son siempre tan sencillas. Los científicos, que en general se esfuerzan por descubrir las leyes que se ocultan detrás de todos los fenómenos, no deberían, en ningún caso, dar explicaciones tan concisas [cortas] cuando se trata de una investigación seria, aun cuando las nuevas ideas puedan parecer, al principio, realmente utópicas.

[Däniken: la tesis de la programación para toda la vida]

Hoy sabemos que en el núcleo celular de todo ser viviente está codificado el plan de su vida y de su muerte. ¿Por qué no podría existir entonces una gran tarjeta perforada, en la que estuvieran codificados los recuerdos cósmicos y humanos primitivos? Esta premisa ofrecería un motivo convincente para explicar por qué aparecen de pronto, en un momento determinado, ideas, descubrimientos y hallazgos que conmueven al mundo. Dicho momento estaría predeterminado en la tarjeta perforada. El mecanismo de funcionamiento tocaría los puntos en que se hallan almacenadas las tarjetas perforadas y despertaría lo olvidado y lo inconsciente.

[La precondición para desarrollar el saber es: tranquilidad en la vida en un cuarto tranquilo: monjes, investigadores, filósofos]

El ajetreo [trabajo] de la vida diaria no nos deja tiempo para reconocer lo inconsciente. Nuestros sentidos, solicitados una y otra vez por nuevas impresiones, no consiguen llegar a los lugares en que están almecenados los recuerdos primitivos. Por tanto, para mí no es ninguna casualidad el que los monjes (p.94),

encerrados en sus celdas; los investigadores en sus cuartos de trabajo; los filósofos en su abstracción de la Naturaleza y el moribundo [persona muriendo] a solas frente a la inminencia [en la proximidad] del tránsito, tengan una grandiosa visión de los recuerdos del pasado... y una panorámica del futuro.

[La espiral del saber por la "fuerza de los espíritus elegidos"]

Desde los tiempos más remotos, el hombre vive en una evolución en espiral, que lo lleva ineluctablemente hacia el futuro, hacia un futuro que - estoy convencido de ello - ha sido ya pasado alguna vez. Pero no es un pasado humano, sino un pasado de los "dioses", que actúa en nosotros y que un día será presente. Aún esperamos las pruebas de la Ciencia. Pero yo TENGO FE en la fuerza de esos espíritus elegidos, cuyo sutil mecanismo liberará un día las informaciones de hechos ya pasados y almacenados en los tiempos primitivos.Hasta que llegue esa hora feliz, digo, como Teilhard de Chardin:

<Creo en la Ciencia. Pero la Ciencia, ¿se ha tomado alguna vez la molestia de observar el mundo de otro modo que no sea desde la parte exterior de las cosas?>


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