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Erich von Däniken: Regreso a las estrellas

8. Provechosa investigación sobre el pasado

[8.3. Chile: aeropuerto de los extraterrestres: la meseta "El Enladrillado"]

de: Erich von Däniken: Regreso a las estrellas; Plaza & Janes, S.A., Editores; Virgen de Guadalupe, 21-33; Esplugas de Llobregat (Barcelona); ISBN: 84-01-33135-8

presentado por Michael Palomino (2011)


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[8.3. Chile: aeropuerto de los extraterrestres: la meseta "El Enladrillado"]

En el verano de 1968, el órgano oficial del gobierno chileno, "El Arauco" (de Santiago), escribió:

<Chile necesita la ayuda de un hombre que tranquilice nuestra curiosidad crónica, porque ni Gey ni Domeyko (arqueólogos) dijeron nada de aquella plataforma de El Enladrillado, de la que algunos afirman que fue construida por el hombre, mientras que para otros sería obra de seres extraterrestres.>

En agosto de 1968 se dieron a conocer algunos detalles sobre los descubrimientos hechos en la altiplanicie de El Enladrillado. Esta altiplanicie rocosa mide unos 3 km de longitud, y en la parte que aún resiste el paso del tiempo, tiene unos 800 m de anchura. D ala impresión de un anfiteatro. Suponiendo que sus constructores hubiesen sido hombres, se habría de admitir que contaron con las proverbiales fuerzas "sobrehumanas". Los bloques de piedra que se hubieron de (p.169)

mover aquí son cuadrados, de 4 a 5 m de altura y de 7 a 8 de longitud. Si este lugar fue utilizado por gigantes, el tamaño de éstos sería realmente descomunal. A juzgar por los sillones de piedra, estos gigantes debieron de haber tenido unas piernas de 4 m de longitud como mínimo. Ni la más desbordante fantasía puede admitir que seres humanos normales fuesen capaces de colocar estos bloques de piedra formando un anfiteatro. En su número del 11 de agosto de 1968, el periódico "La Mañana", de Talca (Chile), escribía:

<¿Pudo haber sido éste un lugar de aterrizaje (para los "dioses")? Sin duda alguna.>

[Investigación en la meseta de "El Enladrillado": pista de 1 km. y 60 m. de ancho]

A la altiplanicie de "El Enladrillado" sólo se puede llegar a caballo. Partiendo de la aldea de Alto de Vilches se ha de cabalgar durante tres horas para llegar al objetivo, situado a 1.260 m de altitud. Los bloques volcánicos, muy abundantes allí, tienen en el centro una superficie tan lisa, que sólo puede ser el resultado de un minucioso trabajo de esculpido. En esta altiplanicie se reconoce también claramente una pista, cortada en parte, que mide 1 km de longitud por 60 m de anchura. En los alrededores hay utensilios prehistóricos que, al parecer, sirvieron para dar forma a los 233 bloques de piedra, cortados geométricamente y cada uno de los cuales tiene un peso aproximado de 10.000 kg. Son las piedras que componen el anfiteatro.

El periódico "Concepción", de "El Sur" (Chile), considera, en su artículo del 25 de agosto de 1968, que la altiplanicie del El Enladrillado es "un lugar misterioso". En efecto, es un lugar misterioso, como lo siguen siendo, por lo demás, todos los lugares en que se han descubierto restos de tradiciones prehistóricas. Hacia el Oeste, la mirada se extiende sobre enormes precipicios, salvados por el vuelo de cóndores y águilas, y tras ellos se elevan los volcanes, cual mudos vigías. En aquellos montes se abre una cueva natural, de 100 m de profundidad (p.170),

con restos e indicios de trabajo humano.

[Hallazgos: instrumentos de obsidiana - metales - monolito con caras - 233 monolitos para un anfiteatro - más líneas]

Se dice que aquí debieron de haber trabajado hombres del Paleolítico para obtener obsidiana de un filón (vidrio natural de origen volcánico), y que dejaron tras sí pruebas de su capacidad industrial en forma de instrumentos que contenían metal. La verdad es que no consigo explicarme esto, porque los hombres del Paleolítico no disponían de instrumentos que contuvieran metal. Las tesis actuales no pueden estar de acuerdo con esta opinión.

Durante las investigaciones geológicas y arqueológicas se encontró un monolito de 8 m de altura. Cuando se consiguió darle la vuelta, tras muchos esfuerzos, aparecieron varias caras en la otra pare. Se trata de un misterio que puede compararse con los de la isla de Pascua.

Aún hay otra curiosidad digna de mención: en medio de la altiplanicie hay tres bloques de piedra, de 1 a 1,50 m de diámetro cada uno. Durante las mediciones efectuadas se descubrió que dos de estos bloques de piedra formaban una línea orientada de Norte a Sur. La línea que corría desde los dos bloques hasta el tercero cortaba el horizonte, con una pequeñísima desviación, en el punto en que el Sol se encuentra en su cenit durante el verano. De nuevo surge la pregunta de si una raza ya desaparecida no dejaría vestigios de sus asombrosos conocimientos astronómicos, o bien si fueron nuestros antepasados los que trabajarían aquí en cumplimiento de una "alta misión".

Para explicar estos maravillosos testimonios del pasado no se puede recurrir a la "simple casualidad".

El director de la citada expedición científica chilena, Humberto Sarnataro Bounaud, defendió, en un artículo publicado en "El mercurio" de Santiago, el 26 de agosto de 1968, el punto de vista de que aquí actuó, sin duda, una antigua "cultura" desconocida por nosotros, ya que los nativos de esta zona no (p.171)

habrían sido capaces, en modo alguno, de realizar una obra semejante. Según Bounaud, esta altiplanicie sería un lugar de aterrizaje muy adecuado para toda clase de posibles naves cósmicas. De acuerdo con esta teoría se podría explicar la ordenada disposición geométrica de los 233 bloques de piedra, que podrían haber sido una señal óptica dirigida hacia el cielo.

[¿O fueron una radio para conexiones done extraterrestres?]

Bounaud escribió en el citado diario: "O bien se trató, sencillamente, de seres desconocidos que utilizaron este lugar para sus fines."

He descrito con tanto detenimiento [muchas palabras] los descubrimientos hechos en la antiplanicie de El Enladrillado, por dos razones: En primer lugar, porque en Europa llegó a su conocimiento sólo un círculo, relativamente pequeño, de interesados, y, en segundo lugar, porque concuerdan a la perfección con mi tesis de que las marcas existentes en la bahía de Pisco representarían el origen de una línea aérea para los cosmonautas, que los dirigiría hacia el lugar de aterrizaje, en el extremo norte de Chile (p.172)

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