Erich von Däniken:
Viaje a Kiribati - extraterrestres
2. Por alguna razón
[existen los círculos de monolitos en Gran Bretaña]
[2.1. Gran Bretaña
con círculos de piedras - Stonehenge]
Círculo de piedras de Stennes, Escocia [3] |
Trilitos de Stonehenge, primer plano (p.85)
|
de: Erich von Däniken: Viaje
a Kiribati; Ediciones Martínex Roca, S.A.; Gran Vía, 774,
7º; 08013 Barcelona; ISBN: 84-270-0684-5
presentado por Michael
Palomino (2011)
2.1. Gran Bretaña con círculos de piedras -
Stonehenge
Época desgraciada esta,
cuando es más fácil desintegrar el átomo
que destruir un prejuicio.
ALBERT EINSTEIN (1879-1955)
Stonehenge y Rollright en el banco de pruebas. - Maravillas
del neolítico. - Colosos de piedra que revelan una astronomía
perfecta. - Problemas del transporte hace cinco mil años. - Lo
que calcularon los ordenadores. - ¿De dónde obtuvieron sus
conocimientos los hombres de la Edad de Piedra? - El mago
Merlín y la Tabla Redonda del rey Arturo. - Preguntas a
testigos mudos. - Las piedras y su vida interior. - Lo que
dijo Moisés sobre el sueño de Jacob. - De profetas y sus
piedras sagradas. - ¡misterios sin resolver! (p.78)
Bibliografía general:
-- Lübbes Encyklopädie der Archäologie [enciclopedia de la
arqueológica de Lübbes]; ed. Daniel Rehork; Bergisch-Gladbach
1980
-- Zanot, Mario: Die Welt ging dreimal unter [el mundo hundió
tres veces]; Viena 1976
-- Von Cles-Reden, Sybille: Die Spur der Zyklopen [Huellas de
los cíclopes]; Colonia 1960
-- Bruce, Cathie: The Pulse of the Universe [el pulso del
universo]; Wellington 1977
-- Bord, Volin + Janet: Mysterious Britain [Bretaña
misterioso]; Londres 1974
-- Riesenfeld, A.: The megalithic culture of Melanesia
[cultura megalita de Melanesia]; Leiden 1950 (p.299)
[Las piedras de Stonehenge]
Stonehenge 01: <La conocida imagen de Stonehenge
con sus monumentales trilitos> (p.160-161)
|
Mapa de Inglaterra [1] con Londres y Stonehenge
|
Mapa de Inglaterra con Londres y Stonehenge
Däniken indica:
Las "hanging stones" o "piedras colgantes" de Stonehenge en el
condado [provincia del conde] de Wiltshire, no lejos de la
pequeña ciudad inglesa de Salisbury, son piedras de
escándalo... cuando se opina sobre su origen y su
significación. Me figuraba que estaría ya - casi - todo (p.78)
dicho, pero las investigaciones científicas de los últimos
años sobre Stonehenge y otras extrañas asociaciones de piedras
similares refrescan constantemente el interés hacia esos
gigantes muertos. Es como si ellos mismos pidieran la palabra
una y otra vez. Ante tantas novedades excitantes, también a mí
me dicen las piedras cosas que no puedo dejar archivadas.
[Más de 900 circos de piedra
en Gran Bretaña]
Aconsejo a todo el que haga turismo en Inglaterra que no deje
de encararse [confrontarse] con el misterio de los testigos
mudos de épocas prehistóricas. No tendrá que buscar mucho.
Repartidos [distribuidos] por Irlanda, Escocia e Inglaterra
existen más de
novecientos circos de piedra dignos de verse. Este
viaje al pasado discurre por carreteras excelentes y, así que
uno se ha acostumbrado a circular por la izquierda, es un gran
placer: durante largos tramos se recorre un gigantesco bosque
encantado.
Pero ¡ojo!, que el pasatiempo vacacional puede convertirse en
aventura si tratamos de entrar en el mundo desconocido de los
grandes bloques de piedra, los megalitos, y de imaginar en qué
época debieron crearse esos monumentos misteriosos. Muy pronto
nos perderemos en un laberinto de interrogantes: ¿Qué
pretenden decirnos esos monstruos de piedra? ¿Tienen algún
sentido que nosotros podamos entender? ¿Pueden ser importantes
en alguna manera?
Que conste aquí un catálogo, una pequeña selección de metas de
viaje que valen la pena:
[Las 15 círculos de piedras en Gran Bretaña
indicados por Däniken]
Mapa de Gran
Bretaña con 15 círculos de piedras en Escocia,
Irlanda e Inglaterra, indicado de Däniken
|
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Círculos de piedra en Escocia
-- Los circos megalíticos de Brodgar y Stenness, que están en la principal de
las islas Orcadas (Orkney Islands), unos dieciséis kilómetros
al oeste de la villa de Kirkwall,
Círculo de piedras de Brodgar [2]
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Círculo de piedras de Stennes, Escocia [3]
|
-- Los circos de Garynahine,
Cnoc Fillibhir y Callanish, que se encuentran unos
veintidós kilómetros al oeste de Stornoway, en la isla de
Lewis, una de las Hébridas exteriores que se extienden en
franja a lo largo de la costa noroccidental.
Círculo de piedras en Garynahine, Escocia [4] |
Círculo de piedras de Cnoc Fillibhir, Escocia [5] |
Círculo de piedras de Callanish, Escocia [6] |
-- Los circos de piedra de Cullarlie y Sunhoney se hallan veintiún
kilómetros al oeste de Aberdeen, junto a la carretera
secundaria B/9119 que es una derivación de la A/944 que va de
Aberdeen hacia Alford. (p.79)
Círculo de piedras de Cullerlie, Escocia [7] |
Círculo de piedras de Sunhoney, Escocia [8] |
-- A solo cinco kilómetros de Alford está el círculo
megalítico de Old
Keig.
Círculo de piedras de Old Keig, Escocia [9]
-- Los circos megalíticos de Balquhain y Loanhead of Daviot están
veintiséis kilómetros al noroeste de Aberdeen, y cinco
kilómetros detrás del poblado de Inverurie, a derecha e
izquierda de la A/96.
Círculo de piedras de Balquhain, Escocia [10] |
Círculo de piedras de Loanhead of Daviot, Escocia
[11] |
-- el circo de Temple
Wood se encuentra a 1,6 kilómetros al sur de
Kilmartin, junto a una pequeña carretera secundaria que deriva
de la A/816.
Círculo de piedras de Temple Wood, Escocia [12]
Círculos de piedra en Irlanda
-- El circo de New
Grange [también: Newgrange] se halla cuarenta y dos
kilómetros al norte de Dublín y cinco kilómetros al Este de
Slane, en la carretera que va a Drogheda.
Círculo de piedras en Newgrange (New Grange) [13]
-- El circo de Lios
está diecinueve kilómetros al sur de Limerick y cinco
kilómetros al norte del poblado de Bruff.
Círculo de piedras en Lios, Irlanda [14]
Círculos de piedra en Inglaterra
-- El circo de Swinside
está ocho kilómetros al norte de Millom, en la costa
noroccidental.
Círculo de piedras en Swinside, Inglaterra [15]
-- el circo de Carles-Castlerigg
está 1,6 kilómetros al sudoeste de Penzance, en la parte
suroccidental del país.
Círculo de piedras en Castlerigg, Inglaterra [16]
-- El circo de Stanton
Drew está once kilómetros al sur de Bristol.
Círculo de piedras de Stanton Drew, Inglaterra [17]
-- Los grandes circos de Avebury están diez kilómetros al oeste de
Marlborough y en medio de la aldea de Avebury.
Círculo de piedras en Avebury 01 (p.81)
Círculo de piedras en Avebury 02 (p.81) |
Círculo de piedras en Avebury 03 (p.81) |
|
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-- El circo de Rollright
está al norte de Oxford, unos tres kilómetros al noroeste de
la aldea de Chipping Norton.
Círculo de piedras en Rollright, foto en color (p.160-161)
-- El tan traído y llevado circo megalítico de Stonehenge está
al norte de Salisbury, tres kilómetros al oeste de Amesbury,
poco después de la bifurcación de la A/303 y la A/344 y
quedándonos en la perfectamente señalizada A/344. (p.80)
Trilitos de Stonehenge, primer plano (p.85)
Estos son los quince monumentos megalíticos más conocidos. Yo
los he visitado. En mis consideraciones, Rollright y
Stonehenge ostentan la representación de los otros
novecientos, pues fue en Rollright y en Stonehenge donde se
hicieron los sensacionales descubrimientos, cuyos resultados
son aplicables a los demás centros megalíticos, sin duda
alguna.
Pesan sobre Stonehenge las sombras y la niebla de un pasado de
cinco milenios. Al menos en el dato del tiempo están de
acuerdo los especialistas, cuando sitúan la primera etapa de
construcción después del 2800 a.d.C. Lo cual corresponde al
Neolítico, la tercera época de la historia de la humanidad,
iniciada en el milenio sexto a.d.C. En la fecha citada aún no
existía la gran pirámide de Keops, ni se había alzado aún la
gran Esfinge de Gizeh.
Genialidades de la Edad de
Piedra
[No hay transmisión porque no
fue ninguna escritura]
Si aceptamos las verdades de cátedra que se dicen comprobadas,
entonces habremos de concluir que había en aquellos tiempos
arquitectos en ejercicio. Y no vamos a creer que emprendiesen
la obra a iniciativa propia, sin encargo de nadie, pues se
trataba de un empeño demasiado gigantesco. ¿Quiénes fueron sus
promotores, sacerdotes de la Edad de Piedra o poderosos reyes
absolutos? No es posible averiguarlo, pues en aquellos tiempos
aún no existía la escritura, circunstancia que sin duda debió
complicar bastante la programación a largo plazo de las obras.
El genial arquitecto que puso la primera piedra no se sabe
cuándo, a lo que parece - es un decir, porque no son
apariencias sino hechos firmes como la misma piedra - pudo
apoyarse en siglos de observaciones del sol, la luna y las
estrellas. Muchas generaciones hubieron de marcar en el suelo
las zonas de luz y sombra de cada mañana y cada ocaso, además
de estudiar las fases lunares y otros fenómenos del
firmamento. Cómo pudieron pasarse de una a otra generación los
datos astronómicos obtenidos, no lo sabremos nunca porque,
como acabamos de observar, en aquellos tiempos aún era
desconocida la escritura.
[Stonehenge]
Sólo está probado que, en la hora cero de Stonehenge, el
arquitecto debió poseer un amplio abanico [variedades] de
conocimientos bien establecidos, y que esos datos exactos tan
abundantes (p.82)
se recogieron, sin medios técnicos auxiliares de ninguna
clase, mediante observaciones prolongadas durante largo
tiempo. Eso es lo que se afirma.
[Piedras, huesos, madera]
Sobre la base de esos conocimientos tradicionales, y provisto
de un pedido con dotación presupuestaria ilimitada, el
arquitecto pasó revista al utillaje de sus hombres:
herramientas de pedernal [piedra de fuego], de hueso y de
madera. Debió comprender entonces que el encargo de alzar un
templo destinado a la observación astronómica le iba a llevar
unos mil años. Por tanto, había que confiar en que después de
un comienzo imponente las generaciones futuras continuarían
trabajando. Dado, sobre todo, que la precisión exigida no
admitía chapuzas [trabajo malo]. Asombra [provoca admiración]
esa clarividencia [vista precisa] de los neolíticos, esa fe en
el porvenir.
[Un círculo con 56 agujeros]
Stonehenge con 56 agujeros, modelo [18]
La primera etapa de construcción delimitó un recinto de forma
circular, con un portal constituido por dos grandes bloques de
piedra y, fuera del círculo, la llamada piedra plantar o
"heelstone". Para la predicción exacta de los acontecimientos
astronómicos, por ejemplo el ocaso del sol al solsticio de
invierno, o el orto [salida] de la luna al solsticio de
verano, se estableció dentro del recinto exterior otro círculo
de piedra, marcado con cincuenta y seis agujeros que
posiblemente debieron servir para clavar miras a fin de
determinar líneas importantes.
A fin de poder operar cómodamente dentro de los puntos
matemáticamente determinados, la jefatura de obras solicitó a
la Oficina Internacional de Pesos y Medidas el patrón de un
"codo megalítico" de 82,9 centímetros, que durante miles de
años fue respetado como medida única.
[Piedras de 4,5 toneladas
traídas por 400 km.]
El primer arquitecto no sólo fue un genial matemático y
astrónomo, sino además un clarividente de dotes nada
despreciables: ¡acertó a programar colosos de piedra de 4,5
toneladas! Setecientos años más tarde del comienzo de las
obras, esas "piedras azules" - las llaman asó por su color,
especialmente visible cuando están mojadas - fueron traídas
desde cuatrocientos kilómetros de distancia. El caso notable
es que ya habían sido previstas en el plano original.
[¿Precisión geométrica sin
conocimientos de matemática?]
Mientras me ocupaba por primera vez de estos extraños
monumentos y anotaba la información, me pregunté: Si ellos no
sabían escribir - en esto se hallan de acuerdo todos los
arqueólogos - (p.83), ¿cómo pudieron llegar tantos
conocimientos a las manos, a las cabezas de los primeros
promotores de Stonehenge? Y pensé cómo era posible que el
diseño base de Stonehenge incluyese una representación del
teorema de Pitágoras. Anticipándose al futuro, pues el maestro
griego vivió hacía el 570 a.d.C., o sea más de dos mil años
después del comienzo de la obra. Y no pude entenderlo. ¿Qué
fue primero, el huevo o la gallina?
[Las investigaciones del círculo de piedras de
Stonehenge y más]
Cómo empezó todo y qué es lo
que sabemos ahora
[Primeras investigaciones
durante el rey Jacobo I - tesis que Stonehenge sería un
templo romano]
Cuando el rey Jacobo I (1566-1625) tropezó con el laberinto de
piedra de Stonehenge, quiso saber qué había pasado en aquellas
tierras altas cercanas a Salisbury. Como aquellos reyes podían
actuar sin trabas parlamentarias, Jacobo encargó
espontáneamente al arquitecto de la corte y escenógrafo de
moda Iñigo Jones (1573-1652) que investigase aquel asunto.
Jones, como entendido en el oficio, quedó maravillado por la
antiquísima obra. Registró unos treinta bloques de piedra de
unas veinticinco toneladas de peso en promedio y 4,3 metros de
altura, visiblemente dispuestos en círculo, aunque algunos
estaban caídos. En las piedras, observó, habían esculpido unos
alojamientos que correspondían con salientes de otras.
Jones hizo el croquis de un círculo de monolitos con cinco
trilitos, grupos de tres piedras de roca silícea
gris-amarillenta, y de la impresionante piedra plantar, bloque
sin pulir situado fuera del círculo interior.
¿Qué información le suministró Jones a su rey? Dijo que eran
ruinas de un templo romano.
[Se derrumbaron piedras]
Pocos años después de esta investigación, uno de aquellos
portales formados por tres piedras se derrumbó sobre la
llamada piedra del altar. El 3 de enero de 1779 "otro portal
de piedra cayó con estrépito".
(nota 1: Geoffrey, B.:
Faustkeil und Bronzeschwert [bifaz y espada de bronce];
Hamburgo 1957).
El antiguo monumento empezaba a sentirse vencido por la edad.
[Más investigaciones durante
el rey Carlos II - tesis que Stonehenge sería un santuario
de los druidas]
Parece como si los reyes estuviesen más abiertos a los
misterios de nuestro pasado que los potentados de la época
actual, éstos apenas capaces de resolver el presente, por no
hablar del futuro. El rey inglés Carlos II (1630-1685) encargó
al anticuario John Aubrey, que (p.84)
treinta años antes había estudiado los circos de Avebury, un
dictamen sobre Stonehenge. En 1678 Aubrey descubrió los
cincuenta y seis agujeros que desde entonces llevan su nombre.
¿Qué información le suministró Aubrey a su rey? Dijo que lo
del templo romano era un absurdo, y que se trataba de un
antiguo santuario de los druidas.
¿Los druidas (en irlandés: grandes sabios)?
Según Aubrey, esto sacerdotes de los celtas poseían una
ciencia secreta y estaban muy adelantados sobre la astronomía
de su época; por tanto cabía suponer que fuesen los promotores
de la enorme instalación. Nadie opinó lo contrario, conque a
partir de entonces Stonehenge figuró como templo druida, sobre
todo en la opinión popular. Todavía hoy, los miembros de la
actual Orden de los Druidas (p.85)
se reúnen en Stonehenge para celebrar el solsticio de verano y
aguardar entre cánticos la salida del sol: mirando hacia el
este desde el centro del altar, el sol aparece exactamente
sobre la piedra plantar.
[Investigaciones en 1901 -
tesis de Lockyer de 1860 a.d.C. sin druidas - canteras y
falta la cantera de la piedra azul]
Casi doscientos años después, a saber, en 1901, se ocupó del
fenómeno de Stonehenge Sir Joseph Norman Lockyer (1836-1920),
el primer astrónomo que estudiaba a fondo los pétreos testigos
del remoto pasado. El especialista que ahora se pateaba el
terreno era de los mejores: Lockyer tenía a su cargo la
dirección del observatorio solar de South Kensington y fue uno
de los fundadores de la astrofísica y descubridor del helio,
elemento entonces desconocido en al tierra.
Los estudios astronómicos de Lockyer le indujeron a datar la
construcción hacia el 1860 a.d.C. con una diferencia de más o
menos dos siglos. Siglo más o siglo menos, esta fecha era ya
muy anterior a la época de los celtas, pues éstos no aparecen
en la historia hasta el siglo sexto a.d.C. Con lo que la
leyenda del santuario druida palideció bastante.
En nuestro siglo se animaron las investigaciones acerca de
Stonehenge. Se hallaron hachas de pedernal y martillos de
asperón, lo cual dio lugar a conjeturas [ideas] sobre el
origen de los materiales. Dentro de un radio de treinta
kilómetros se hallaban, en efecto, canteras [lugares de rocas]
de asperón. En cambio, no se halló ningún yacimiento de donde
pudiese proceder la piedra azul, bien visible, sin embargo, en
numerosos puntos de Stonehenge.
[Investigaciones en 1923:
encuentran una cantera de piedra azul - pero 385 km. lejos
del santuario - tesis del transporte]
Por encargo del real servicio geodésico británico, un tal
doctor Thom se encargó en 1923 de las investigaciones, y
determinó que la piedra azul provenía de un pequeño yacimiento
de los montes Prescelly, en el condado de Pembrokeshire, al
sur de Gales. Pero el descubrimiento entrañaba otro pequeño
problema: los montes Prescelly distan trescientos ochenta y
cinco kilómetros de Stonehenge.
Mapa de Gran Bretaña con 15 círculos de piedras y la cantera
de Pembrokeshire
Si se aceptaba que la solución fuese Prescelly, había que
tratar de explicar cómo se realizó hace miles de años el
transporte hasta Stonehenge. En espléndida y cordial armonía,
los arqueólogos coincidieron en la respuesta que se les ocurre
siempre que no saben cómo continuar: los gigantescos bloques
de roca fueron llevados desde las montañas Prescelly, mediante
trineos, hasta el río, donde los embarcaron utilizando una
especie de pontones. Después de la (p.86)
alegre travesía por el mar, según el profesor Atkinson, del
departamento de arqueología de la universidad de Cardiff, las
piedras azules se transbordaban a balsas "formadas por varios
troncos dispuestos unos al lado de otros, y que podían
soportar el monolito sobre una cubierta común".
(nota 2: Atkinson, R.J.C.:
Was ist Sonehenge? ed. Department of the Environment
[departemento del medioambiente; Crown Copyright 1980)
[La realización del
transporte en 1954 - pero con recursos modernos]
En 1954 se hizo un ensayo [prueba]: tres barcas pontoneras
atadas entre sí, y dotadas de travesaños, formaron la cubierta
sobre la cual se ataron piedras azules del tamaño y peso de
sus "congéneres" de Stonehenge. Cuatro hombres jóvenes
llevaron la carga con pértigas río abajo, y catorce más
arrastraron el bloque cuesta arriba sobre un trineo, verdad es
que ayudándose con unos rodillos hechos de troncos apenas
desbastados.
Misterio solucionado. ¿Misterio solucionado?
Sí, admitiendo que los hombres de la Edad de Piedra
dispusieran de recursos que realmente no tenían. Incluso la
segunda fase de la construcción, hacia el 2100 a.d.C.,
corresponde todavía a finales del Neolítico. Con ligereza o
con intención deliberada, se dan por sentados unos equipos y
unos talleres que no podían existir:
-- astilleros, por ejemplo, para fabricar los tipos de barcos
especialmente adecuados para aquella finalidad;
-- cordelerías capaces de suministrar cables para asegurar
cargas tan pesadas;
-- grúas, por sencillas que fuesen, para embarcarlas...
-- y lo que no es menos importante, toda una organización de
transporte con un equipo de especialistas, contramaestres,
estibadores, etcétera. Mirado en conjunto, sobran aquí dos o
tres condiciones.
Por si alguien dijese ahora que hacia el 2100 a.d.C. los
habitantes de las islas ya habían salido de la Edad de Piedra,
queda claro que, según se considera demostrado, las piedras
azules se encontraban allí ANTES de la segunda etapa de
construcción, es decir antes de que se erigiese la guardia de
piedra arenisca. Por tanto, hay que llegar a la conclusión de
que los hombres del Neolítico disponían de una capacidad
técnica notablemente superior a la que les tenía reconocida la
investigación.
Esta contradicción no escapa al profesor Atkinson cuando
confiesa:
<Nunca sabremos con
exactitud cómo fueron transportadas las piedras.> (nota
2, cit).
Eso es honradez científica. Gracias (p.87).
Los ordenadores controlan las
fechas de la Edad de Piedra
[En 1963 Hawkins publica su
ciencia: tesis que los sitios de círculos están en
conexiones astronómicas]
El 26 de octubre de 1963, la revista científica "Nature"
[naturaleza] publicaba una colaboración del astrónomo Gerald
Hawkins, del Smithsonian Astrophysical Observatory
[observatorio astro físico de Smith], Massachusetts. Hawkins
afirmaba que Stonehenge había sido con toda seguridad una
estación de observación astronómica; veinticuatro
orientaciones y alineamientos visuales correspondían a
relaciones astronómicas. Esta afirmación fue más ampliamente
fundamentada por Hawkins en su libro "Stonehenge Decoded"
[Stonehenge decodificado].
(nota 3: Hawkins, Gerald S.:
Stonehenge Decoded; Nueva York 1965)
Hawkins había querido averiguar si los cincuenta y seis
agujeros de Aubrey, unidos con rectas entre sí y con la piedra
plantar, así como con las demás piedras azules y trilitos,
ponían de manifiesto alguna relación. Como suele hacerse hoy
día cuando se trata de estudiar un gran número de
posibilidades, introdujo en un ordenador siete mil ciento
cuarenta posibles líneas de unión y le hizo calcular si las
direcciones resultantes quedaban conectadas con las figuras
estelares con más frecuencia de la que pudiese explicarse por
el azar.
¡Los resultados fueron asombrosos!
Todo Stonehenge resultó ser un gran observatorio, y además un
ábaco capaz de prever toda una serie de hechos astronómicos.
Así por ejemplo, los astrónomos de la Edad de Piedra sabían
que la luna bascula entre un punto máximo septentrional y un
máximo meridional cada 18,61 años exactamente. Desde el centro
del círculo, la piedra plantar servía para observar la salida
del sol coincidiendo con el solsticio de verano. Era posible
la predicción de los eclipses de sol y de la luna, así como la
determinación de la salida del sol en el solsticio de
invierno, y del orto lunar en ambos solsticios.
Una comunicación tan subversiva no podía dejar de hallar
contradictores. ¡Adónde iríamos a parar!
El profesor Atkinson, "papa" de los arqueólogos de Stonehenge,
se burló de los "Resplandores lunares sobre Stonehenge" en la
revista "Antiquity" [antigüedad]
(nota 4: Atkinson, R.J.C.:
Moonshine on Stonehenge [claro de la luna en Stonehenge];
En: Antiquity, vol. XL, 1966).
El trabajo de toda su vida amenazaba con hundirse ante sus
propios ojos.
[¿Stonehenge un observatorio
astronómico?]
¿Cómo pudieron, cómo osaron los hombres de la Edad de Piedra
instalar en el Stonehenge "del profesor Atkinson" tan exactos
y complicados conocimientos? Hawkins y Atkinson saltaron al
cuadrilátero (p.88),
pero no hubo vencedor ni vencido; después de los primeros
tanteos, se llegó a una solución de compromiso. En seguida
intervino en las "especulaciones alrededor de Stonehenge" Sir
Fred Hoyle, con su brillante pluma que tantos lectores le ha
ganado como autor de ciencia ficción; después de corregir
algunas operaciones del ordenador, se quedó en que Stonehenge
era un observatorio astronómico del Neolítico, que daba muy
buenas observaciones.
[Ciencia comparativa de
Alexander Thom: todos los círculos están con conexiones
astronómicas - círculos casi iguales]
También el profesor inglés Alexander Thom utilizó un ordenador
para estudiar varios centenares de monumentos megalíticos de
Francia e Inglaterra. Introdujo en el imparcial y objetivo
cerebro electrónico las medidas de los círculos y líneas que
describen los megalitos, y le ordenó que buscara puntos de
correspondencia con el cielo estrellado.
Esta vez los resultados no dejaron lugar a dudas: más de
seiscientos de los monumentos estudiados tenían evidentes
coordenadas astronómicas. Aquellas piedras hablaban, y lo que
decían era que sus remotos instaladores no sólo apuntaban a la
luna y al sol, sino también a las posiciones de muchas
estrellas fijas como Capella, Cástor, Pólux, Vega, Antares,
Atair y Deneb.
(nota 6: Thom, Alexander:
Megalithic Sites in Britain [sitios de megalitos en
Bretaña]; Londres 1967)
El profesor Thom descubrió además la unidad de medida que
habían utilizado en todas partes los autores de aquellas
construcciones. Thom le llamó "el codo megalítico", cuya
medida equivale a 82,9 centímetros. De donde ha deducido Felix
R. Paturi.
(nota 7: Paturi, Felix R.:
Zeugen der Vorzeit [testigos de los tiempos remotos];
Dusseldorf 1976)
<La coincidencia casi
increíble de las medidas en Escocia, Gales, Prusia
occidental y la Bretaña francesa, con diferencias de apenas
unos milímetros, conduce a una conclusión muy interesante:
en alguna parte de Europa debió existir, hace cuatro mil
años, algo así como una "Oficina de Medidas" que
suministraba patrones de madera a las diferentes partes del
continente. Pues si cada aldea hubiese recibido el patrón,
no de una central sino del pueblo vecino, los errores
habrían sido mayores con toda seguridad.>
[Ciencia comparativa de Sr.
Avinski con tesis de un pentagrama de planetas]
El geólogo y minerálogo Vladimir Ivanovich Avinski, de la
URSS, se encarga de la oferta fantástica. En una entrevista
con la agencia de noticias TASS
(nota 8:
-- Grimm, Rudolf: Geheimnisvolles Stonehenge [Stonehenge
misterioso]; Prager Volkszeitung [diario popular de Praga],
11 de abril de 1980
-- artículo: Im Süden Englands steht ein "Computer" der
Steinzeit [en el sur de Inglaterra hay una "computadora" de
la Edad de Piedra]; Weser-Kurier [diaro correo de Weser, 4
de octubre de 1979)
anuncia haber descubierto,
en colaboración con su equipo y estudiando la geometría de los
cinco trilitos de Stonehenge, los treinta monolitos del
círculo y los cincuenta y seis agujeros de Aubrey, un pentagrama del
que resulta el tamaño de los cinco planetas del sistema solar
más próximos a la Tierra (p.89).
Avinski asegura que las dimensiones relativas de Mercurio,
Venus, Marte, Júpiter y Saturno no difieren en más de un uno
por ciento de las que conocemos hoy. ¿Por favor! La pregunta
es, naturalmente, cómo los neolíticos pudieron hacer esos
cálculos, sin disponer de los telescopios de precisión que hoy
se utilizan (p.90).