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Erich von Däniken: Viaje a Kiribati - extraterrestres

5. ¿En la Tierra Prometida?

[5.4. Srinagar: la tumba supuestamente de Jesús (Yusuf)]


La tumba
                        supuestamente con Jesús
La tumba supuestamente con Jesús (p.160-161)

de: Erich von Däniken: Viaje a Kiribati: 5. ¿En la Tierra Prometida?; Ediciones Martínex Roca, S.A.; Gran Vía, 774, 7º; 08013 Barcelona; ISBN: 84-270-0684-5

presentado por Michael Palomino (2011)


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[5.4. Srinagar: la tumba supuestamente de Jesús (Yusuf)]

La teoría... - [doctor F.M. Hassnain está contando]

En la terraza del Hotel Oberoi, un antiguo palacio de un maharajá, me esperaba el profesor doctor F.M. Hassnain, previo un intercambio de cartas, en la última de las cuales le anunciaba mi visita. Es funcionario público, que en su capacidad de "Director de archivos y bibliotecas" no sólo se ocupa de los documentos de la actualidad, sino también de los testimonios del pasado. Con él esperaba yo clarificar mis atrevidas combinaciones. Tomé asiento a su lado, bajo el quitasol. A nuestro alrededor todo estaba tranquilo. Frente a nosotros se extendía un parque paradisíaco, con estanques que refulgían a la luz del sol, prestando un decorado excelente para una entrevista reposada. En días anteriores fui enterándome del prestigio de que disfrutaba en Srinagar aquel erudito amable, de mediana estatura y de frente algo calva que ahora se sentaba a mi lado. La fortuna me había conducido hasta el hombre que más información poseía.

Al empezar a hablar de una posible estancia de Jesús en Cachemira, e insinuar que la noticia de que existía un sepulcro de Jesús no era suficiente para formarse una convicción definitiva, el profesor Hassnain, visiblemente, interpretó mi escepticismo como un desafío.

-- La cadena de la demostración está completa, sin faltarle ni una pieza. ¡Podría sostenerse la argumentación ante cualquier tribunal!

-- Estoy impaciente por escucharla, profesor...

Hassnain asumió un tono doctoral (p.198):

-- Supongo que durante sus viajes en automóvil por nuestro país habrá observado cuánto se asemeja la población de Cachemira a la de la Palestina histórica. Las similitudes no se agotan en el aspecto y el idioma, así como en los rituales religiosos. Pueden reconocerse también en el estilo de los templos antiguos, todos los cuales parecen miniaturas del templo de Jerusalén. Ha visto usted el monte "trono de Salomón" y los "jardines de Salomón", que distan apenas quince kilómetros de aquí. Es aquí en Cachemira donde están las montañas que menciona el Deuteronomio, que en vano buscaría usted en Palestina, y también, señor mío, donde está la tumba de Moisés. Créame que cuando Jesús vino aquí no fue por azar, sino porque buscaba "la tierra de sus antepasados".

-- ¿Cómo pudo saber de ella Jesús?

El profesor Hassnain me lanzó una ojeada y tomó un sorbo de té frío con limón:

-- Hay varias posibilidades. Tal vez se enteró por los manuscritos antiguos que se guardaban en los monasterios de los esenios. Y si no quedaban documentos escritos, pudo existir la tradición oral; el éxodo era relativamente reciente, al fin y al cabo. Además, hay otra posibilidad que no se suele tener en cuenta. Como usted sabe, los estudiosos occidentales de la vida de Jesús no consiguen rellenar el hueco de sus actividades entre los doce y los treinta años de edad. Hay que admitir que es una laguna considerable para una biografía. Lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿estuvo Jesús en nuestro país ya durante sus años de adolescencia y juventud?

Como el profesor reclamaba precisión, seguí preguntando:

-- Entre Jerusalén y Srinagar la distancia es tremenda; son cuatro mil kilómetros a vuelo de pájaro. ¿Cómo pudo Jesús recorrer tal distancia?

El profesor sonrió y replicó después de encender otro de sus cigarrillos extra largos:

-- Amigo mío, para contestar a esta pregunta le bastará recordar a los colonos canadienses del siglo actual. Sin ferrocarril, ni avión, ni automóvil, ellos también lo hicieron. ¡Siete mil kilómetros de la costa oriental a la occidental! A pie, con las familias y los enseres en sencillos carromatos. La distancia Palestina-Cachemira se domina en un año con jornadas de sólo quince kilómetros; además, en los tiempos bíblicos sin duda eran más andarines [excursionistas] que nosotros (p.199).

Habilidosa la argumentación del profesor, pensé para mis adentros, y seguí sonsacándole:

-- ¿Hay algo material que se pueda tocar, medir y fotografiar?

La pregunta espoleó visiblemente al profesor, quien se irguió en su asiento:

-- Tenemos aquí la tumba de Jesús, mencionada en los documentos desde hace más de mil novecientos años. La inscripción dice: <Aquí descansa el famoso profeta "Yuz-Asaf", llamado "Yusu", profeta de los hijos de Israel.> Debe usted saber que "Yuz-Asaf" y "Yusu" es lo mismo que Jesús, sólo que escrito a la manera de aquí.

La teoría... - [doctor F.M. Hassnain está contando... Y la práctica

[La tumba de un presunto Jesús]

Srinagar, el mausoleo supuestamente
              con Jesús "Rauzabal Kahnyar"
Srinagar, el mausoleo supuestamente con Jesús "Rauzabal Khanyar" (p.160-161)

Däniken comenta la foto:

<Rauzabal Khanyar es el nombre de la iglesia donde se dice que está el sepulcro de Jesús. Es centro de peregrinación para cristianos, musulmanes e hindúes.> (p.161)

Días más tarde, el profesor Hassnain nos condujo a una sombría callejuela llamada "Un profeta vendrá". Nuestra meta es "Rauzabal Khanyar", un monumento que combina los elementos de una iglesia con los de una mezquita. Como desconocidos que somos aquí, no habríamos podido movernos con tanta libertad de no venir acompañados por el profesor Hassnain. Se le conoce y se le respeta, por lo que, presentados por él, pudimos beneficiarnos de su autoridad.

La placa "Rauzabal
              Khanyar"
La placa "Rauzabal Khanyar" (p.201)

Däniken comenta la foto:

<El centro de peregrinaje "Rauzabal Khanyar" está emplazado en una callejuela sombría.> (p.200)

Todos nos descalzamos y pronunciamos una oración en compañía del guarda y su familia. Reconozco que me sentí impresionado. Era tremenda la idea de estar, quizás, en proximidad de los auténticos restos de Jesús.

Dentro estaba bastante oscuro. Sobre un estrado, una cruz rodeada de velas encendidas. En el centro, un retablo de madera tallada rodeado por una verja también de madera decorada, y detrás la cripta, al pie de cuya entrada arden varias lámparas votivas.

No sólo los cristianos, sino también los hindúes y los musulmanes acuden a este centro de peregrinación. Para estos últimos, el más grande profeta de Dios es Mahoma, pero también honran a Jesús como profeta elocuente y hombre de santidad ejemplar (p.200).

El interior del mausoleo
              "Rauzabal Khanyar"
El interior del mausoleo "Rauzabal Khanyar" (p.160-161)

Däniken comenta la foto:

<Entro en la cripta por una pequeña verja [reja]. Normalmente no se permite el acceso a nadie.> (p.161)

En el suelo, en un recinto que está prohibido pisar, vi unas huellas.

-- ¿Qué es eso? - susurré.

-- Son las pisadas de Jesús - dijo el guarda, continuando luego con su oración, la cabeza baja y las manos unidas ante el pecho, como suelen hacer los peregrinos ante los santuarios del cristianismo.

- ¿Puedo tocar la piedra? - pregunté.

El guarda, sin interrumpir su rezo, asintió con mansedumbre monástica. Aplicando la medida de mi palmo, calculé el tamaño del pie en un cuarenta y cinco. En las huellas había marcas irregulares. "La huella de las heridas? Así lo creen en este país.

En voz baja, le pregunté al profesor Hassnain si se me permitiría entrar en la cripta. Su contestación seguramente habría sido negativa, si no se hubiera unido a nuestro grupo, conforme habíamos acordado previamente, el doctor Aziz Kashmiri, autor del libro "Jesús in Kashmir", que apoyó mi petición.

La tumba supuestamente con Jesús
La tumba supuestamente con Jesús (p.160-161)

Däniken sobre la foto:

<Según la tradición, se encuentra bajo esta losa de piedra el sarcófago que contiene los restos de Jesús de Nazaret.> (p.161)

La cripta fue abierta; por consideración hacia los que estaban observándome, murmuré una breve oración antes de entrar. Luego preparé la cámara y pasé a través de la pequeña verja al interior. Ahora que lo recuerdo, no puedo negar que experimentaba una leve e inexplicable irritación, de la que no me di cuenta entonces, obligado como estaba a realizar una serie de maniobras exactas en un recinto muy estrecho. El "flash" lanzó su destello. ¿Un sacrilegio? Recordé al Jesús de mis años de colegial, lleno de comprensión infinita, según nos enseñaban, para cualquier conducta humana. Pensé que sabría perdonar mi impertinente curiosidad. Saqué la brújula de la pechera de mi sahariana. La losa sepulcral estaba orientada al oriente.

Tomé varias fotografías con diferentes objetivos, buscando consuelo a mi decepción con esta actividad. ¿Es que aquella cripta, aquel sepulcro cubierto por una losa, demostraban algo? Algo ocultaban, pero ¿no sería una quimera cuanto se afirmaba? Habría sido necesario alzar aquella losa, abrir la verdadera sepultura. Sólo cuando apareciese un esqueleto con huellas de lesiones en manos y pies, se poseería la verdadera prueba. Unos posibles ornamentos funerarios, al menos, habrían aportado alguna información.

Incluso cabía imaginar que una personalidad tan importante como (p.202)

Jesús habría merecido que se depositase en su sepulcro un rollo de escritura. Y el más minúsculo fragmento óseo habría bastado para datar exactamente la fecha del fallecimiento.

-- Dígame, profesor, ¿por qué no se investiga el sepulcro para convertir las suposiciones en hechos probados?

Hassnain explicó que venía intentándolo desde hacía años, sin obtener éxito. Las autoridades temían ofender los sentimientos religiosos de cristianos, islámicos e hindúes. Me guiñó un ojo:


-- ¡Escriba usted sobre esto! Sus libros son leídos y discutidos en todos los países. Quizá sirva de algo. Por otra parte, ya sería bastante éxito que los científicos de todo el mundo consiguieran de las autoridades de la India un permiso para investigar la sepultura.

-- Bastaría un estudio con rayos X para obtener indicios importantes, y eso sin tocar para nada el esqueleto, o la momia, o lo que haya ahí debajo - observé.

-- Es posible - se resignó Hassnain.

Mientras regresábamos al hotel, procuré convencer al profesor Hassnain en términos diplomáticos que aquel sepulcro no era bastantes para que nadie se persuadiera de que, efectivamente, Jesús hubiera vivido en Cachemira hasta una edad avanzada y estuviera sepultado en Srinagar.

[Documentos sobre Jesús en Cachemira]

Hassnain contempló el gentío que pululaba por la calle y respondió:

-- Lo admito, pero tenga usted en cuenta que además hay documentos.

-- ¿Qué documentos?

-- Mañana, en el monte Trono de Salomón, le mostraré a usted dos inscripciones. La una dice: "En aquel tiempo predicó el profeta Yusu". La fecha, convertida al calendario gregoriano, equivale al año cincuenta y cuatro de la era cristiana. Y la segunda dice: "Él es Jesús, profeta de los hijos de Israel."

-- En el año cincuenta y cuatro, ¿no pudo aparecer en Cachemira un discípulo de Jesús? Eso explicaría las inscripciones, descartando la presencia del mismo Jesús.

-- ¡Venga mañana a la biblioteca! Allí le enseñaré el códice sánscrito "Bhavishya Maha Purana", escrito el año ciento quince de la era cristiana. En sus páginas cuatrocientas sesenta y cinco y cuatrocientas sesenta y seis, versículos diecisiete a treinta y dos, describe un (p.203)

encuentro de Jesús con el soberano de Cachemira en esa época. Los visitantes extranjeros me han hablado tantas veces de ese pasaje, que siempre llevo conmigo una copia del mismo. Si quiere, puedo leérselo mientras usted lo graba con su magnetófono...

¡Vaya si quería! La cinta con el texto leído en inglés ha quedado en mi archivo sonoro. Hice una traducción, y he aquí lo que leyó el profesor Hassnain:

-- <Bajo el reinado de Raja Shalewahin - esto es, hasta el 78 de la era cristiana - mientras el soberano recorría en litera las frescas colinas de Cachemira, vio en un prado a un hombre dichoso, vestido de lino blanco y rodeado de un círculo de oyentes. El rey interpeló al desconocido, y el hombre del atavío blanco respondió con voz serena y dichosa: Soy nacido de una virgen, y predico la religión mlachha de los principios verdaderos.

>El rey siguió preguntando:
>-- ¿Qué religión es ésa?
>El desconocido replicó:
>-- Omaharay (gran rey), fui peregrino y prediqué en el país de Mlachha (geográficamente: Palestina), enseñando la verdad y hablando contra los destructores de la tradición. Así hablé entre ellos, y por eso me llamaron "Masih" (Mesías). Pero ellos no escucharon mi doctrina, sino que rechazaron las tradiciones y fui condenado. Padecí mucho en sus manos.

>Cuando el rey quiso saber más acerca de aquella religión desconocida para él, el hombre de blanco replicó:
>-- El nombre de la religión es amor, verdad y pureza de corazón, y por eso me llaman Masih.>

¡Un texto sensacional, en efecto!

Después de despedirnos frente al hotel, y mientras anochecía, me senté todavía durante una hora en el balcón de mi habitación, a la luz de una lámpara portátil. Veía, como en una impresionante pantalla panorámica, el río Jhelum, que pasa por Srinagar, y en las colinas los templos de la época hindú, los palacios y las mezquitas de los siglos XIV y XV. Después de una jornada de excitación, recobrada la calma, reflexionaba sobre lo escuchado y pasaba una y otra vez la cinta.

De acuerdo con esta tradición sánscrita del año 115 de nuestra era, Jesús-Masih le contestó al rey:

<Soy nacido de una virgen (p.204),

enseñé la verdad y prediqué contra la destrucción de las tradiciones... ellos rechazaron las tradiciones y fui condenado...> (p.205)


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