Erich von Däniken:
Viaje a Kiribati - extraterrestres
6. El crepúsculo de
los dioses
[6.6. Tical (Guatemala) y
Copán (Honduras): Rueda de los mayas]
Museo de Copán en Honduras, objeto técnico con rueda (p.247)
de: Erich von Däniken: Viaje
a Kiribati: 6. El crepúsculo de los dioses; Ediciones
Martínex Roca, S.A.; Gran Vía, 774, 7º; 08013 Barcelona;
ISBN: 84-270-0684-5
presentado por Michael
Palomino (2011)
[6.6. Tical (Guatemala) y
Copán (Honduras): Rueda de los mayas]
[Tikal (Guatemala): piedra
con caja en forma de una rueda]
Entre las pirámides de Tikal, Guatemala, asoma de la hierba un pedrusco
roído por milenios. Sus formas, antes exactas, han sido
limadas y borradas por la intemperie. Pero, si miramos con
atención, todavía distinguiremos el contorno de una figura,
que también lleva una caja sobre la espalda, o tal vez el
pecho. Distínguese todavía una rueda dentada, de cuyo centro
sale una trompa, digamos, o un tubo que va hacia la cabeza del
torso. ¿No es raro?
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Tikal en Guatemala,
rueda dentada de los mayas en una vieja piedra
(p.243)
Däniken indica:
<En Tikal,
Guatemala, un bloque de piedra escondido entre
pirámides. Pese a la acción de la intemperie, se
distinguen en el centro los contornos de una rueda
dentada, de la que parte una especie de tubería.
La piedra en cuestión pone de manifiesto por sí
misma su gran antigüedad.> (p.242)
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Nos dicen que los maya no conocían la rueda. Esta suposición,
que dista de estar demostrada, proviene de la observación de
que los templos y estelas de los maya no ofrecen ninguna
representación de un carro. Si se generalizase tal criterio a
todas las civilizaciones, resultaría que sólo existió lo
representado. Método condenadamente fácil para interpretar mal
e infravalorar pueblos, culturas y civilizaciones. Contra las
opiniones de los eruditos, me atrevo a sugerir que si no hay
representaciones de coches o carros es porque tales
representaciones eran tabú (p.242).
[Copán (Honduras): ruedas
dentadas perfectas en estatuas de piedra]
Mi incansable amigo el doctor Gene Phillips fotografió en las
ruinas maya de Copán, Honduras, dos ruedas dentadas perfectas
eternizadas en la piedra: del cubo de la rueda a la periferia
salen radios dispuestos a intervalos iguales, y la superficie
exterior muestra, bien visibles, los anchos dientes de un
engranaje.
Como este descubrimiento sensacional jamás podrá pasar por ser
un engranaje, estoy esperando con impaciencia y goce
anticipado la noche en que aparezca por la televisión algún
profesor infinitamente sabio, que después de carraspear
doctoralmente nos diga que se trata de la dentadura del dios
de la lluvia, de los salientes incisivos del santo patrono de
los cultivadores de maíz, o de los cordones de las botas de un
gran sacerdote. "Los límites entre la arrogancia y la
ignorancia son inciertos", como decía Alfred Polgar (p.244).