Texto:
Garuda, el
príncipe de los pájaros - De Bali a Singapur con GARUDA -
Siva, el Salvador y el Destructor - Tántalo y el secreto
traicionado - La lámpara maravillosa de Aladino ilumina los
secretos de las partículas elementales - El rayo de los
dioses, arma secreta - ¿Un mensaje indescifrable? - La
invisibilidad, investigación en curso - Un ejemplo que ojalá
permanezca utópico - Los Robinsones sobrevivientes - Los
pictogramas, inventados hace una eternidad (p.154)
[4.2. India: dios Siva del ser]
¿Quién o qué es Siva?
¿Quién era Siva?
¿Qué es Siva?
Las respuestas a ambas preguntas nos ponen al borde de un
abismo insondable.
Siva era uno de los dioses principales, y se nos describe en
los Vedas hindúes con bastante detalle. Tenía su sede
permanente en el monte Kailasa, del Himalaya. Su nombre
significa en sánscrito "el bondadoso" o "el amable". Sin duda
estas cualidades predominaban, pues además era el dios de la
destrucción, mientras gozaba de buena fama como salvador.
El aspecto de Siva debió ser bastante espantoso. En la mayoría
de sus representaciones aparece desnudo o cubierto de un
velludo pellejo, en figura de asceta cubierto de cenizas
cadavéricas, con el cabello trenzado no demasiado
ordenadamente. Pero, sobre todo, se representa a Siva con
cinco rostros, cuatro brazos y tres ojos.
El tercer ojo
el tercer ojo está en medio de la frente. Y no sólo sirve para
ver, según los Vedas, sino también para destruir: cuando
(p.158)
se fija en un enemigo, ese terrible tercer ojo dispara un rayo
de fuego.
Pero eso no es todo. ¡No vayamos a olvidar su lengua azul y su
paladar azul! Una vez que los dioses serpientes envenenaron el
agua, Siva asistido por su esposa PARVATI filtró todo el
líquido emponzoñado con su boca. Por eso se le quedaron azules
la lengua y el paladar.
Se consideraba a Siva invencible, y sólo se mostraba benigno y
bondadoso mientras se le rindiera pleitesía.
En cierta ocasión, los dioses acaudillados por INDRA fueron
atacados por otra banda de dioses de la India antigua,
llamados los ASURAS. Aunque el divino héroe Indra lanzaba
contra los enemigos su Vachra, una especie de maza muy
peligrosa, pronto se vio en situación apurada y tuvo que
invocar la ayuda de Siva. En vista de que se le suplicaba,
Siva no tuvo inconveniente en prestar su apoyo. Declaróse
dispuesto a contribuir al auxilio de los dioses de Indra con
la mitad de sus inmensas fuerzas. De esta manera, dijo,
podrían aniquilar a los asuras (p.159)
con un solo dardo de fuego. Pero ni Indra ni sus aliados
pudieron soportar, es decir acumular, siquiera la mitad de las
fuerzas de Siva. Al verlo, Siva propuso a los dioses que le
cedieran la mitad de la fuerza de ellos. Así lo hicieron, y
Siva venció en seguida a los asuras. Pero luego no devolvió a
los dioses la fuerza que le habían prestado, sino que se quedó
con ella y así pasó a ser en adelante el más poderoso de los
dioses.
En su arsenal Siva disponía además del PINAKA, un tridente que
según se asegura lanzaba fuego. A ello se añadía una espada,
un arco... y tres serpientes. Estas se enroscaban alrededor de
su cuerpo y protegían los puntos vitales: la cabeza, los
hombros y las caderas. Sobre todo esta última parte,
evidentemente, necesitaba protección, puesto que el símbolo
del dios como creador de nueva vida era el falo, llamado
LINGAM, centro de la fuerza creativa.
Mientras oscilaba entre sus dos misiones, la creadora y la
destructora, Siva gustaba de la danza alegre y triste, la
danza del "movimiento eterno del Universo". Cuando el propio
Siva interpretaba esta danza de la "verdad cósmica", aparecía
rodeado de un halo de santidad, así como de sombras de los
espíritus.
Todo esto era, todo esto y más podía Siva, el "dueño del
Universo". Tomemos nota exacta de todos estos atributos, pero
sepamos también leer un poco entre líneas.
[Siva, un cañón láser]
El Siva de Livermore, San
Francisco
¿Qué es Siva?
¡El cañón láser más poderoso del mundo!
Está en Livermore, un pequeño suburbio de San Francisco. Siva
costó más que su divino predecesor, a saber, treinta millones
de dólares estadounidenses. El Siva de Livermore puede
disparar en una mil millonésima de segundo veinte destellos
láser sobre un blanco del tamaño de un grano de arena. Su
potencia es de 26 millones de megawatios. A título de
comparación, diremos que una central nuclear del tipo
corriente genera unos mil megawatios en régimen de servicio
continuo.
Lo mismo que el Siva mitológico, el Siva moderno puede ser
destructor Y TAMBIÉN salvador. "Nuestro" Siva puede
explosionar bombas de hidrógeno, en caso necesario ANTES de
que hagan daño. "Nuestro" Siva podrá resolver pronto todos
nuestros (p.160)
problemas energéticos, y de la manera más práctica: por fusión
nuclear, convirtiendo el hidrógeno en helio. La meta con que
sueñan todos los especialistas en técnicas energéticas es el
reactor de fusión hidrógeno-helio.
¿Qué pasa en Livermore?
Los rayos láser de Siva se apuntan contra una bolita de
cristal microscópicamente pequeña. En esa bolita se ha
englobado una mezcla gaseiforme de deuterio y tritio, los
isótopos del hidrógeno. Cuando choca con ella la energía
concentrada del rayo láser, se produce un colapso de tan
tremenda intensidad que genera temperaturas de millones de
grados. La "gracia" del experimento es que a esas temperaturas
los átomos del hidrógeno se fusionan para dar lugar al helio.
Lo demás es sencillo, dicen los investigadores: como en los
reactores convencionales, la energía liberada se convierte en
vapor, el cual impulsa las turbinas de los generadores
eléctricos.
Los "creadores" del moderno Siva son los científicos del
Lawrence-Livermore-Laboratory de la universidad de California.
Los investigadores están convencidos de que por este camino se
podrá resolver el problema energético antes de que termine el
siglo ACTUAL. Para explicarlo de una manera muy simplificada,
bastarán entonces algunos litros de agua para suministrar
energía a una gran ciudad. Todo es posible para el
todopoderoso Siva.
La historia se repite.