Texto:
Garuda, el
príncipe de los pájaros - De Bali a Singapur con GARUDA -
Siva, el Salvador y el Destructor - Tántalo y el secreto
traicionado - La lámpara maravillosa de Aladino ilumina los
secretos de las partículas elementales - El rayo de los
dioses, arma secreta - ¿Un mensaje indescifrable? - La
invisibilidad, investigación en curso - Un ejemplo que ojalá
permanezca utópico - Los Robinsones sobrevivientes - Los
pictogramas, inventados hace una eternidad (p.154)
[4.8. Técnica: la hipótesis de una guerra atómica]
Un ejemplo que ojalá
permanezca utópico
Desde hace años me hurga dentro un ejemplo verdaderamente
tremendo. Como he anunciado que voy a exponer ideas audaces,
puedo por fin quitarme ese peso de encima.
Admitamos por un momento la idea terrible, y que más vale no
llegue a realizarse jamás, de que una minoría de locos haya
declarado sobre nuestro planeta una guerra de destrucción
total.
¿Contra qué objetivos se dirigirían las apocalípticas armas?
¿Contra el Sájara deshabitado? Seguro que no.
¿Contra los inaccesibles macizos montañosos del Himalaya?
Apenas lo creo.
¿Contra los desiertos helados de los polos Norte y Sur? ¿Para
qué?
¿Contra las aldeas de los pobres indios andinos de Sudamérica?
Nunca. (p.172)
¿Contra los atolones del Pacífico, habitados sólo por
palmeras? ¿Con qué objeto?
¿Contra las chozas de los negros del África Central, o contra
los negros aún más pobres de la llamada República del Malí? No
tendría sentido.
¿Contra los retiros de los aborígenes australianos? Jamás.
¿Contra los indios norteamericanos de los desiertos de México
y Arizona? Indudablemente, no.
¿Contra los descendientes de los mayas, en las junglas del
Yucatán? No creo.
¿Contra los pacíficos campesinos rusos, en las inmensidades de
la tundra? No hay motivo para ello.
¿Contra las tribus de la Amazonia? ¿A quién han molestado?
Los blancos de ataque de ambos bandos estarán, sin duda, en
los centros de civilización, allí donde viven y trabajan
cientos de miles, o mejor dicho millones de personas Esos son
los territorios que se querrá hacer desaparecer del mapa.
Sin embargo, nadie crea que los golpes y contragolpes atómicos
en masa significarían la contaminación radiactiva de nuestro
planeta por los siglos de los siglos. La vida continuará sobre
todo en aquellos lugares donde no caigan bombas. Por otra
parte, los seres vivos, incluido el hombre, son mucho más
adaptables de lo que uno se figura. A ello se suma el que la
moderna y la futura evolución de las armas tienden a
desarrollar ingenios destructivos de radiación "limpia", esto
es, de efectos mortíferos y destructivos limitados a una zona
bien definida, y de pronta desaparición. Tanto a los atacantes
como a los defensores les interesa contar con esa clase de
armas. ¿De qué serviría una victoria sobre un país que no
pudiera ser habitado nunca más, ni explotado, ni reactivado?
¿De qué serviría una Europa completamente desertizada por la
contaminación radiactiva, inaccesible para el vencedor?
Los robinsones sobrevivientes
Sea como fuere, alguien quedará: grupos humanos del Sájara,
del Tibet, del Circulo Polar y de los Andes, de los mares del
Sur y del interior de Australia, de África y de los desiertos
de México, de la tundra rusa y de las reservas indias del
Yucatán y de Amazonia. Pero también sobrevivirán a la
catástrofe (p.173)
algunos habitantes de las naciones altamente civilizadas,
altamente tecnificadas.
Sean miles o cientos de miles, los que se salven de la
conflagración mundial quedarán dispersos sobre la Tierra. Los
unos desconocerán la existencia de los otros. Todos esperarán
y desearán no haber sido los únicos sobrevivientes, pero no
tendrán modo de recibir noticias ni de establecer contactos.
Todos y cada uno serán como islas.
Los sobrevivientes hablarán diferentes idiomas y dialectos.
¿Cómo conseguirán entenderse, aun en el supuesto de que
consiguieran llegar a comunicarse? La radio, la televisión, el
teletipo, todos esos medios técnicos estarían destruidos. Será
como regresar a la hora cero. Ninguna fábrica funcionará,
ningún supermercado venderá sus artículos. Ningún automóvil
circulará por las calles. Ningún avión surcará los cielos. Los
nuevos robinsones no podrán recurrir sino a sus propias
iniciativas.
Tenemos ahí a ese ingeniero occidental que, seducido por los
carteles de una oficina turística, pasó sus vacaciones en el
Tibet y allí le sorprendió la gran guerra. Como conocedor de
todos los horrores del conflicto nuclear, el hombre sabe que
han dejado de existir los medios de comunicación que podían
devolverle a su país, y que en todo caso no encontraría a
nadie vivo en su casa. ¿Qué haría ese hombre?
[Escenario de
idioma de pictogramas]
Arquímedes redivivo
Como posee una completa formación técnica, tiene una ventaja
TÉCNICA insuperable sobre los tibetanos. Como el antiguo
matemático y mecánico griego Arquímedes (285-212 a.d.C.),
podrá redescubrir todos sus principios, podrá inventar de
nuevo la palanca y enseñar a los aborígenes cómo un cuerpo
sumergido en un líquido experimenta una pérdida de peso igual
al volumen de líquido que desaloja. Podrá, como Arquímedes,
calcular áreas y volúmenes y pedir un punto de apoyo exterior
al mundo. Será admirado por los tibetanos.
Fundándose en su saber, nuestro ingeniero deducirá la
existencia de otros grupos de sobrevivientes al holocausto
nuclear de la Tierra. En todo caso, necesitará tener la
seguridad de lo ocurrido. La curiosidad será su último
móvil... como el de los demás grupos que se hayan salvado y
que cuenten a individuos (p.174)
con formación técnica entre los suyos. Tarde o temprano,
nuestro ingeniero tratará de organizar una expedición.
Lo mismo harán otros grupos, pues todos han de llegar a las
mismas conclusiones y sospechar la existencia de otros
robinsones como ellos.
El "esperanto" de los
sobrevivientes
Antes de la gran migración, será preciso dejar informaciones
para el caso de que arriben otros al lugar que nos disponemos
a abandonar. ¿En qué idioma tendrán que redactarse tales
mensajes? Deben expresar lo siguiente, en los términos más
concisos que sea posible:
-- Estamos vivos, y regresaremos.
-- Hay pozos de agua potable.
-- Atención, peligro: hay parásitos peligrosos.
-- Hemos partido en dirección al norte (al sur, al este, al
oeste).
-- Nuestro guía es un ingeniero (sacerdote, arquitecto,
piloto, etcétera).
-- Atención: tribus aborígenes agresivas cuarenta millas más
al norte.
-- Poseemos todos los conocimientos técnicos de antes de la
catástrofe.
-- en un desfiladero de la montaña Cónica vive un médico.
-- Estas bayas no son comestibles, sino venenosas. ¡Peligro!
-- Hay pesca comestible en todos los lagos de la región.
-- Zonas contaminadas al norte y al oeste.
Cuando uno vive en situación de emergencia, "comparte" todas
las informaciones disponibles con los hermanos de infortunio.
Se trata de impartir consejos lo mismo que de anunciar por qué
nos hemos ido y adónde, y si acompañan a la expedición mujeres
y niños, o individuos inmunes a la radiación (mutantes).
Pero nos queda el problema fundamental: ¿cómo lograr que nos
entiendan unos desconocidos?
Los tibetanos no entienden ni una palabra de inglés, y para
nuestro ingeniero todas las palabras acaban en "off" cuando le
hablan en ruso, mientras el alfabeto cirílico es puro dibujo
surrealista para él. ¿Qué hacer? (p.175)
El turismo ha barajado a millones de personas de todos los
países que uno consigue recordar. Los torneos deportivos
internacionales han servido de vehículo para que trabaran
conocimiento entre sí los hombres de cualquier procedencia.
¿No es lógico suponer que habrá en todas partes individuos
instruidos y dotados de inteligencia?
Los sajarauis no entenderían una palabra de lo que dicen los
naturales de los mares del Sur. ¿Convendrá expresarse en
inglés? ¿En ruso? ¿En chino? ¿En español? ¿O en francés,
idioma de la diplomacia? ¿O en cualquier otro de los tres mil
novecientos idiomas que existen?
Incluso para el hombre moderno, existe un solo lenguaje que
sea verdaderamente universal: ¿la IMAGEN!
La imagen: "esperanto" para
después de la catástrofe
Eso está demostrado y se puede comprobar a diario. El indio
que llega a Francfort consigue orientarse en el barullo del
gran aeropuerto, porque encuentra en todas partes imágenes que
le muestran lo que necesita: por dónde se va la salida, a la
consigna de equipajes, al despacho de Aduanas, al lavabo, a la
cabina telefónica, a la parada de taxis. En los
establecimientos termales de Baden-Baden, un australiano que
no sepa ni una palabra de alemán entenderá a la primera ojeada
dónde están los baños, el teatro, la piscina o el médico de
urgencias, o las curiosidades locales que es imprescindible
haber visto. En las Olimpíadas, esa ocasión mayor de
encuentros entre diferentes pueblos, las imágenes permiten a
todos saber la situación de los vestuarios, o dónde recabar la
ayuda de un intérprete, o el camino por donde se va al
velódromo, o los lugares donde se celebran conciertos y otros
actos culturales.
¡Todo ello sin recurrir a la palabra hablada o escrita!
Gracias a los pictogramas.
Pictogramas del centro termal de Baden-Baden en Alemania
(p.177)
De gran actualidad, pero
inventados hace milenios
Durante los últimos veinte años se han ideado más de
quinientos pictogramas fácilmente comprensibles para todo el
mundo, pues incluso un analfabeto - para expresarnos sin
miramientos - (p.176)
podría viajar tranquilo y disponiendo de todas las
informaciones necesarias. Sólo en el folleto anunciador de sus
baños termales, por ejemplo, el ayuntamiento de Baden-Baden
presenta más de cien pictogramas utilizados en los rótulos
públicos de la ciudad, y que desde hace bastante tiempo han
evidenciado ser los guías turísticos más seguros.
Los pictogramas pueden ser más que simples rótulos
anunciadores; permiten entender frases completas, en el orden
que convenga. Por ejemplo: un racimo de uvas = "vino", un
hombre con un castillo al fondo = "este es el camino del
castillo", y un hombre apuntando con una escopeta = "coto de
caza". La combinación de los tres pictogramas daría una
instrucción evidente para cualquier forastero: "Si quiere
tomar un vaso de vino (o aunque sean más), sírvase tomar el
camino del castillo, donde también podrá cazar (siempre que
tenga licencia)".
Un matemático podría decirnos cuántas posibilidades de
combinación nos dan quinientos pictogramas. Sin duda nos
saldría un número bastante más alto que la probabilidad de
ganar dinero jugando a la lotería.
¡Los pictogramas son el lenguaje internacional de nuestra
época!
Volvamos a nuestros grupos de los que sobrevivieron a la gran
catástrofe. Aunque no hubieran aprendido a entender y trazar
pictogramas en la escuela, sin duda su apurada situación les
conduciría a inventarlos. Toda persona inteligente sabe que es
absurdo servirse del "propio" idioma para dejar un mensaje
así. Lo más intuitivo es idear figuras estilizadas y símbolos,
y esculpirlos, grabarlos o dibujarlos en las paredes de roca.
Símbolos análogos a los que uno mismo entiende o puede
observar.
[Los pictogramas antiguos: los dibujos rupestres]
Pictogramas rocosas rupestres en Columbia Británica y en
California (p.177)
El indio White Bear [oso
blanco] sabe leer pictogramas
Hace doce años que vagabundeo en continuos viajes por todos
los continentes y países. He fotografiado dibujos y relieves
rupestres de los indios hopi norteamericanos, de las
fantasmales Sete Cidades de Brasil, de Cachemira y de Turquía,
de Sudáfrica y del Sájara, de Europa septentrional y del Midi
francés [Francia del sur], de California y del norte de
Italia, de las costas pacíficas y de Filipinas. He conocido a
White Bear, un jefe de los (p.178)
indios hopi,que me condujo a una hondonada oculta de la
reserva, que los indios no franquean fácilmente a la
curiosidad de los forasteros. Las rocas estaban cubiertas de
"pictogramas". Le pregunté a White Bear si entendía aquellos
signos, y él replicó que no todos, pero sí la mayor parte de
ellos.
Quise saber entonces para quién y con qué objeto habían dejado
dichos símbolos sus antepasados.
El anciano indio me explicó que sus antepasados habían
emigrado (p.179)
de Sur a Norte - no como dicen los científicos, de Norte a Sur
después de pasar por el estrecho de Bering -, y durante esta
gran travesía, las tribus se dividieron y reagruparon varias
veces. Entonces los grupos adelantados tenían al corriente a
sus seguidores por medio de los dibujos en las rocas.
Siendo así, pensé con la rapidez del rayo, ¿por qué hay
dibujos de diferentes épocas?
También a esto supo responder White Bear. Varios grupos, lo
mismo que los descendientes de los mismos, regresaban a los
lugares para consignar sobre la piedra nuevos descubrimientos,
así como buenas o malas noticias. Sin duda, para los indios de
esa época los dibujos rupestres tenían el mismo valor que
tienen hoy, para los chinos del continente, los periódicos
murales.
¿Origen único de todas las
culturas?
Oswaldo O. Tobisch ha coleccionado unos seis mil dibujos y
grabados rupestres y los ha comparado entre sí. Mediante
veinte cuadros sinópticos demuestra hasta qué punto son
estrechas las vinculaciones entre los grupos de símbolos de
Europa, Asia y América. En su estudio, Tobish llega a la
conclusión de que NECESARIAMENTE todas
las culturas se han influido entre sí, más aún, de que debe
postularse EL MISMO ORIGEN para todos los grafismos rupestres
(note 34: Tobisch, Oswald O.: Kult Symbol Schrift; Baden-Baden
1963).
Los indios trazan pictogramas todavía hoy: en las obras de su
arte folclórico nunca han dejado de utilizar temas estilizados
tradicionales, que son precisamente los mismos de los
pictogramas. Los motivos de los dibujos que trazan sobre la
arena los indios hopi son "jeroglíficos" de esa especie, e
incluso se ven pictogramas en las tapicerías de los indios
andinos.
El fenómeno de los millones de dibujos rupestres que hay en
todo el mundo, ¿puede explicarse por una catástrofe de
dimensiones globales?
¿Se repetiría la historia en la época actual, después de una
catástrofe de dimensiones semejantes?
¿Serían los pictogramas trazados sobre la roca el medio
elegido por los sobrevivientes de hoy o de mañana, para buscar
otra vez el camino del futuro, el contacto con otros
robinsones?
¿Acaso viene a nuestro encuentro el pasado, o se nos adelanta?
(p.180)
¿Busca la historia presente el "beso mortal" de la historia
pasada?
Cuando los sistemas de armamento más modernos son bautizados
con nombres mitológicos, cuando redescubrimos una escritura
simbólica que sea universalmente comprensible, cuando se
advierte con tanta claridad el vértigo que nos atrae hacia el
hondo y negro pozo del arcano pretérito, ¿dónde hemos de
buscar la CAUSA de todo ello? ¿En la Antigüedad, en la
Prehistoria? ¿O en nosotros mismos?
¿Es que nuestra conciencia es un PERPETUUM MOBILE, un ciclo
eterno, cuyos caminos llevan del pasado al futuro y del futuro
al pasado? ¿Dónde está el origen, dónde la causa, dónde el
impulso primario?