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Erich von Däniken: Profeta del pasado

Capítulo 4: La historia se repite

[4.9. Técnica: partículas más rápidas que la luz - ir al pasado - filosofía sobre el tiempo]

Alfred Einstein al cartel
Alfred Einstein al cartel [2]

de: Erich von Däniken: Profeta del pasado. ¡Los extraterrestres están en todas partes! Pruebas demoledoras de las más recientes investigaciones; Ediciones Martínez Roca, S.A., Barcelona 1979, ISBN: 84-270-0535-0; In memoriam Rolf R. Bigler, crítico y amistoso compañero de viaje.

presentado por Michael Palomino (2011)
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Garuda, el príncipe de los pájaros - De Bali a Singapur con GARUDA - Siva, el Salvador y el Destructor - Tántalo y el secreto traicionado - La lámpara maravillosa de Aladino ilumina los secretos de las partículas elementales - El rayo de los dioses, arma secreta - ¿Un mensaje indescifrable? - La invisibilidad, investigación en curso - Un ejemplo que ojalá permanezca utópico - Los Robinsones sobrevivientes - Los pictogramas, inventados hace una eternidad (p.154)


[4.9. Técnica: partículas más rápidas que la luz - ir al pasado - filosofía sobre el tiempo]

Sommerfeld contra Einstein



Arnold Sommerfeld,
                        retrato
Arnold Sommerfeld, retrato [1]
Alfred Einstein al
                        cartel
Alfred Einstein al cartel [2]


¿Será desvarío preguntarse cuál fue la chispa inicial que determinó el verdadero comienzo de ese ciclo?

Arnold Sommerfeld (1868-1951) tendría asegurado un puesto de honor en la historia de las ciencias naturales, aunque sólo fuese por el hecho de que tres de sus discípulos merecieron el premio Nobel: Werner Heisenberg (1932), Petrus Debye (1936), Wolfgang Pauli (1945). Otro de los alumnos de Sommerfeld, Hans Albrecht Bethe, es uno de los físicos nucleares más importantes, y dirige el departamento de Física teórica del centro de investigación atómica de Los Álamos.

A este maestro de los famosos quizá podríamos considerarle como uno de los que no fueron profetas en su tierra, si no fuese además porque descubrió la mayor parte de las leyes que rigen el número, longitud de onda e intensidad de las líneas espectrales, lo que hizo de su obra ESTRUCTURA DEL ÁTOMO Y LÍNEAS ESPECTRALES el libro de texto en Física nuclear durante bastantes años.

Sin embargo, Sommerfeld tuvo mala suerte con otro de sus descubrimientos, en primer lugar por adelantarse demasiado a su época y luego por publicarlo poco antes de que Einstein hiciera lo propio con su teoría de la Relatividad, que causó un impacto sensacional en los medios científicos.

Sommerfeld postulaba la existencia de partículas más rápidas que la luz, con la característica además de ir aumentando su velocidad a medida que pierden energía (p.181).

Las audaces ideas de Sommerfeld pasaron inadvertidas en medio del revuelo creado por la teoría de Einstein. Según éste, al llegar la velocidad límite, que es la de la luz, las partículas alcanzan una masa infinitamente grande.


¿Más rápidas que la luz?

Una vez expuesta a la luz una teoría, por especulativa que sea, conserva su atractivo con sólo que tenga un poco de verosimilitud. Desde que, a comienzos de siglo, Sommerfeld publicó sus puntos de vista, generaciones enteras de físicos han "remendado" la teoría de las partículas más rápidas que la luz. Pero le estaba reservado a Gerald Feinberg, profesor de Física teórica de la universidad de Columbia, Nueva York, el poder relanzar la polémica en 1967 con un trabajo sobre las partículas hiperlumínicas (nota 35: Feinberg, Gerald: Possibility of faster-than-Light-Particles; In: Physical Review, 1967). También fue el primero que les dio un nombre concreto. Feinberg las llama TAQUIONES, de la raíz griega TAQUI que significa "rápido". Una vez más hubo runrún entre las filas de los físicos, pues ahora se argumentaba según Einstein, diciendo que no pueden existir partículas más veloces que la luz. Sin embargo, algunos físicos expertos en partículas elementales han sucumbido a la fascinación de la idea y opinan que los taquiones deben existir.

¿Es posible conciliar esta audaz hipótesis con la inconmovible teoría de Einstein?

La teoría einsteiniana de la Relatividad dice que un cuerpo si no alcanza la velocidad de la luz en UN sistema inercial (sistema de referencia en el que no aparecen fuerzas de inercia), tampoco puede tener velocidad superior a la de la luz en OTRO inercial; por consiguiente, si al aproximarse a la velocidad de la luz una partícula su masa se acerca a infinito, nunca podrá alcanzar la "línea tope" de la velocidad lumínica, ni menos superarla.


¡Aceleradas al 99,4% de la velocidad de la luz!

¿Es verdad eso? La luz misma, cuando aparece y desaparece, tiene comportamiento de partícula: sus fotones y neutrinos se mueven a la velocidad de la luz, o mejor dicho, nunca tienen (p.182)

otra velocidad. En un sincrotrón potente, como el del CERN de Ginebra, se aceleran partículas elementales hasta velocidades muy próximas a la lumínica, habiéndose obtenido ya hasta un 99,4% de la misma, sin que la masa tienda a infinito.

¿Cuál es el impulso de los fotones y neutrinos? ¿En qué consiste su "secreto"? Poseen SÓLO energía cinética; cuando se les lleva al estado de reposo, desaparecen sin dejar rastro.

Dietmar Kirch (nota 36: Kirch, Dietmar: Tachyonen - Teilchen schneller als das Licht; En: Umschau; En: Wissenschaft und Technik; Frankfurt 23/1977) establece la siguiente clasificación aproximada de las partículas elementales:

1. Partículas como los nucleones y electrones (que se mueven por debajo de la velocidad de la luz)
2. Partículas como los fotones y neutrinos (que se mueven a la velocidad de la luz).
3. Taquiones (se mueven con velocidad superior a la de la luz).


[Ir al pasado con los taquiones - filosofía sobre el "tiempo"]

Ideas locas, posibilidades reales

En principio, los taquiones existen sólo en un sistema inercial que nos es inaccesible; por consiguiente, no puede haber contradicción con la teoría de Einstein. Así como las partículas del tipo I se mueven siempre por debajo de la velocidad lumínica y no pueden ser aceleradas por encima de la misma mediante ninguna energía finita, análogamente los taquiones, es decir, las partículas de la clase III, se desplazan siempre por encima de la velocidad de la luz y no es posible frenarlas hasta esa velocidad.

Los taquiones existen en otro sistema inercial y se comportan de manera exactamente inversa a la de las partículas elementales del sistema inercial que nosotros conocemos y en el que vivimos.

¡Sobre esta hélice se mueve el carrusel de lo que llamamos pasado y futuro!

[Kirch indica]:

<Cualquier acontecimiento puede determinarse dando el lugar del espacio en donde se ha producido y el instante en que se ha producido. Por tanto, un acontecimiento es una realidad de cuatro dimensiones. El dato del tiempo, que contribuye a definir el acontecimiento, no es independiente de las coordenadas que describen su posición (p.183)

en el espacio. Por cuanto las medidas de espacio y tiempo varían además al cambiar de sistema de referencia, hablamos de un espacio-tiempo tetradimensional. Según el sistema en movimiento que consideremos, los taquiones se moverían hacia atrás.> (nota 36: Kirch, cit)

¡Qué galimatías! Mientras en nuestro sistema todo se mueve desde el pasado y hacia el futuro, los taquiones PUEDEN viajar desde el futuro hacia el pasado.

¿Puede explicarse tal fenómeno de una manera inteligible?

Supongamos un aparato capaz de emitir un destello, y conectado a un receptor capaz de registrar la presencia de un taquión. Digamos que el aparato lanza un destello cada vez que el receptor le envía una señal. E imaginemos que tenemos un satélite que envía un taquión A MEDIANOCHE EN PUNTO.

Todavía no es medianoche, pero el destello sale ANTES de que el satélite haya mandado ningún impulso. ¿Cómo puede ser que el aparato correctamente programado para detectar la llegada del taquión reaccione ANTES de que salga el impulso?


¿Qué es "tiempo"?

El "tiempo" en el sistema inercial de los taquiones no es idéntico al "tiempo" de nuestro sistema. "Vistos" desde nuestra posición, los taquiones se mueven HACIA ATRÁS a velocidad superlumínica. Lo que llamamos en nuestro sistema el principio de causalidad - es decir, que todo efecto se debe a una causa y que ésta es anterior a aquél - deja de aplicarse cuando contemplamos el espacio-tiempo tetradimensional de las partículas más rápidas que la luz.

La aparente contradicción dejaría de existir si pudiéramos trasladarnos al sistema de los taquiones; entonces volverían a cumplirse las leyes físicas. Ahora bien, dentro de nuestro sistema el proceso mental "lógico" es el que nos lleva del pasado al futuro. NOSOTROS no podemos concebir que la causa de un efecto venga después que éste. Si en un mundo de taquiones existen seres inteligentes, ELLOS seguramente no entenderán por qué el futuro ha de seguir siempre al pasado; para ellos lo normal será deducir el pasado a partir del futuro. Mientras nosotros hablamos del "lejano pasado", en el mundo de los taquiones se hablará del "lejano futuro". ¡El tiempo al revés! (p.184)

Pero significando exactamente lo contrario de lo que nos figuramos.


"Tiempo" no es igual a "tiempo"


Tiempo, p.e. un
                          reloj de Swatch SBB-CFF-FFS
Tiempo, p.e. un reloj de Swatch SBB-CFF-FFS. ¿Ese tiempo no es el mismo en el espacio?



Llegados a este punto nos es forzoso preguntarnos: "Qué es tiempo? ¿Qué es el pasado? ¿Qué es el futuro?

En nuestra conciencia, "tiempo" es el paso del presente, que por ello mismo va convirtiéndose en pasado.

Esta definición ingenua ya no nos sirve, puesto que se ha demostrado experimentalmente que cada sistema inercial tiene su propio tiempo inercial. Incluso empleando relojes iguales y completamente exactos, en sistemas diferentes se miran tiempos diferentes. Todos los científicos están de acuerdo en que el "tiempo2 sólo puede definirse en relación con un sistema de referencia. Y dado que "ningún sistema de referencia aparece privilegiado respecto a los demás con arreglo a las leyes naturales, no tiene sentido físico hablar de EL TIEMPO".

Hemos de revisar nuestras nociones. Si un acontecimiento ha podido producirse ANTES de que una causa lo desencadenase, ¿a qué podremos atenernos ya?

El cerebro humano funciona a base de procesos electroquímicos. Sin embargo, desarrolla unos imponderables, no medibles físicamente, llamados "espíritu" y "conciencia". En experimentos telepáticos se ha demostrado sin lugar a dudas que la "conciencia" emite y recibe ondas. La "conciencia" tiene además la propiedad de saber algunas cosas con antelación. Es la facultad llamada "precognición" por los parapsicólogos. Todo sucede como si el "espíritu" y la "conciencia" desconocieran el tiempo, como si se estableciese en el cerebro una forma desconocida de energía y nos sugiriese algo futuro, que en realidad no deberíamos saber. No me refiero aquí a las intuiciones de lo venidero que todos tenemos, combinando lo que nos da miedo o nos preocupa, sino a la verdadera certeza anticipada de un hecho o suceso que nada permitía suponer, tal como se da en la investigación parapsicológica.

En realidad, ¿qué pasa en nuestro cerebro? ¿Cabe concebir alguna partícula subatómica portadora de informaciones de otra dimensión, de otro sistema inercial, capaz de suministrar a nuestra conciencia informaciones acerca de hechos futuros? (p.185)

¿Acaso los acontecimientos de un lejano pasado han ocurrido ya en el futuro? ¿Se plantea la hipótesis de un canal de dos direcciones, por el que confluyen informaciones tanto del pasado como del porvenir? Quizá no es casualidad ni depende de nuestro arbitrio el que hoy demos nombres mitológicos a nuestras más recientes conquistas técnicas.

Si el tiempo llega a ser manipulable. lo mismo en el pasado que en el futuro, ¿dónde quedará la eficacia inmediata del tiempo? Es una suposición grotesca, pero imaginemos una hipotética máquina del tiempo a base de taquiones: con ella podríamos viajar al pasado y una vez allí, ANULAR un acontecimiento realmente ocurrido en el presente. Para poner un ejemplo, si alguien se trasladase con la máquina de taquiones al antiguo imperio romano, ¿podría prevenir a Julio César de la conspiración urdida contra él en el Senado? ¿Asistiría César a la sesión sin hacer caso de nuestras advertencias, para hacerse apuñalar, tal como ocurrió, o se abstendría de ir, dando a la historia una continuación totalmente distinta? ¿Será posible que la historia esté siendo corregida continuamente desde el lejano futuro? Quizá nuestros descendientes del año 10.000 d.C. dominen ya tales "manipulaciones". Desde ese punto de vista utópico, para nosotros la historia sólo sería "ineluctable" en apariencia porque alguien estaría controlándola desde el futuro, de acuerdo con designios impenetrables para nosotros.

Supuesto que dentro de unos cincuenta años la técnica aeroespacial consiga realizar viajes a velocidad aproximadamente lumínica - y lo conseguirá siempre que la mafia negra de los pesimistas no logre destruir nuestro futuro -, ¿será entonces la navegación espacial una PRIMICIA para la humanidad, o no habremos logrado sino repetir lo que ya hicieron nuestros antepasados? ¿No me contradigo a mí mismo cuando sugiero que "nuestros antepasados practicaron la navegación espacial", después de haber sugerido que fueron EXTRATERRESTRES quienes visitaron a la humanidad en sus albores?

Aunque suene a presunción, creo que no me contradigo. Voy a proponer un modelo conjetural para dilucidar la aparente contradicción:

Admitamos que hace cincuenta mil años existía en la Tierra una sociedad industrial de alta tecnología. Sigamos suponiendo que gracias a sus adelantos técnicos, nuestros antepasados enviaron naves ultrarrápidas a otros sistemas solares. Durante estos viajes, los tripulantes quedarían sometidos a las leyes de (p.186)

la relatividad temporal. Como las diferencias cronológicas dependen de la velocidad del móvil, cabe imaginar que mientras transcurrían sobre la Tierra cuarenta mil años, en cambio a bordo de las naves sólo habrían pasado diez años.

Especulemos ahora con que en los cuarenta mil años transcurridos entre el 50.000 y el 10.000 a.d.C. la civilización terrestre fue destruida. Por guerras terribles. Por catástrofes naturales, por un desplazamiento de los polos terrestres con la consiguiente inundación a escala global. Por una invasión cósmica, como podría ser la de unas bacterias procedentes del espacio.

Los sobrevivientes tendrían que volver a empezar desde cero. Generaciones después de la catástrofe, los seres humanos aún vivirían en cavernas. Quizá poseerían la escritura y el fuego, la confección de útiles y un embrión de vida comunitaria... pero sólo las tradiciones de sus abuelos conservarían la memoria del gran pasado de su raza.

En medio de ese nuevo comienzo, hete aquí que regresan las naves enviadas con sus tripulaciones hacia el 50.000 a.d.C. Las tripulaciones habrían envejecido sólo diez años.

¿Qué harían los navegantes del espacio en tal situación? Salvar lo que aún pudiera salvarse. Gracias a la superioridad de sus conocimientos, gobernarían a los sobrevivientes, e introducirían de nuevo en su acervo las antiguas leyes y las normas de la convivencia.

En nuestro supuesto, pues, nuestros antepasados directos habrían sido visitados por sus antepasados procedentes del espacio. También aquí se trata de "dioses" venidos de la inmensidad cósmica, aunque sean todos parientes de LA MISMA familia. La historia se repite.

¿Soy cronista del pasado o del futuro cuando digo que dentro de un plazo no demasiado lejano, ya previsible, en algún lugar del mundo se estará equipando en secreto un vehículo espacial con capacidad suficiente para toda una sociedad mixta de hombres y mujeres? En sus depósitos esterilizados llevará cultivos de diferentes cepas bacterianas, y en sus bodegas recipientes herméticos de plástico llenos de semillas de todas las especies vegetales. En sus tanques oxigenados abundarán los peces. En sus cabinas de trabajo almacenará todo el sabor de nuestra época en enciclopedias y microfichas que compendien los conocimientos tecnológicos y científicos. En sus pañoles guardará herramientas simples - palas, bieldos, picos - así como tiendas de campaña, para que la tripulación disponga de (p.187)

oportunidades de supervivencia incluso en los rincones más apartados del universo.

Llegará el día en que la humanidad dará el último repaso a la lista de las provisiones necesarias... y emprenderá el viaje a las estrellas.

Y como que la historia se repite, no sería extraño que se llamase Noé el comandante de esa nave... (p.188)


Fin del texto.

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Fuentes de fotos

[1] Arnold Sommerfeld, retrato: http://de.wikipedia.org/wiki/Arnold_Sommerfeld
[2] Einstein al cartel: http://www.g26.ch/biographie_einstein.html

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